Translate

martes, 4 de noviembre de 2025

Fresedo y la ronda nueva (X)

 Segunda etapa en Columbia “De academia”

El 12 de enero de 1959 el maestro Fresedo volvió a grabar en el sello Columbia, y encabezó la nómica con los tangos “Lejos de Buenos Aires”, de Pansera y Cárpena y “Después de carnaval”, un antiguo éxito de su repertorio, que volvió a poner en boga el juvenil cantor Hugo Marcel, con su caudalosa voz.

Poco más tarde hace su aparición en el ámbito de la canción ciudadana una excelente voz femenina, de tonalidad grave, de sugestivos y profundos matices y de una gran sobriedad interpretativa: Blanca Mooney, en cuyo acento recobran lozanía “Julián” y “Arrabalero”.

Además de estos vocalistas, colaboraron con Fresedo en este tramo de su trayectoria, los cantores Carlos Barrios –en fugaz retorno en 1961- registrando “Tango mío”, “Naipe marcado” y “Perro ‘e sulky”; Ricardo Ruíz, otro brevísimo reencuentro con “Rosarina linda” en 1961; Oscar Luna, Roberto Bayot, nuevamente Carlos Barrios en 1963 cuando grabó “Migaja” y en 1966 la intervención del cantor melódico Roberto Yanés, grabando “Tengo”, “Barrio pobre” y “Bandoneón amigo” (de Fresedo y Manzi).

En cuanto a ideas musicales puede decirse que no se producen mayores innovaciones, sino más bien reafirmamientos de todo lo hecho anteriormente, dentro de lo correcto, siempre con el señorío y la musicalidad que definió su orientación estilística.
 
  
                            Osvaldo Fresedo Y Su Orquesta Típica, Primary, 1 of 6                                 

Durante este lapso la integración de la orquesta ya no fue tan estable: En bandoneones estuvieron Roberto Pérez Préchi, José Appendino, Pedro Viduarre, quien al dejar el bandoneón por el cello en 1960 en que ingresó a la orquesta de Pugliese, fue suplantado sucesivamente por Armando Brunini, Fernando Tell y Armando Rodríguez.
Violines: “Manolo” Baya, primer violín, Elvino Vardaro, Juan Scaffino, José Niesow, Enrique Mario Francini (estos dos últimos se agregaban en las grabaciones para reforzar la cuerda), Pedro Lopérfido.
Piano: José Márquez y a partir de 1960 alternó con Roberto Cícare.
Violoncello: Enrique Bourguet.
Contrabajo: Domingo Donnaruma.
Batería y percusión: José Pugliano.
En 1960 hizo los carnavales en el Luna Park y Racing Club.


En el mes de junio de 1961 viajó con su orquesta y los cantores Roberto Ray, Carlos Barrios y Hugo Marcel, rumbo al Uruguay, para presentarse en diversos escenarios de la ciudad de Montevideo, bailes en el Banco República, Club Holanda del Cerro, Bohemios y Palacio Peñarol, audiciones radiales por Radio Carve y Canal “Saeta” de televisión.

Los músicos que viajaron fueron: Roberto Pérez Préchi, Appendino y Pedro Viduarre (band.), Manuel Baya, Pedro Lopérfido, Carlos Catoia, Jorge Eduardo González (violín), Victor Casagrande (viola), Julio Fuster (cello), Roberto Cícare (Piano), Raúl Muñoz (contrabajo), ampliándose el elenco a 18 integrantes, con músicos locales. En 1962 compuso el que a su juicio fue su más lindo tango: “Viajando”.

En nuestro medio retornó a los clubes a partir del cierre de Rendez Vous: Clubes: Vélez Sársfield, San Lorenzo, Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, River Plate, Circulo Militar, Circulo Aeronáutico, Plaza Hotel.
Su orquesta fue la última que actuó en “Les Ambassadeurs” –antiguo Armenonville de Figueroa Alcorta 3428-, poco antes de su definitivo cierre.
En 1966 ingresó como cantor Osvaldo Arana, debutando en el Club Sportivo Sarmiento de Sarandí, alternando con Carlos Barrios y Roberto Bayot.
Posteriormente volvieron a presentarse en el Círculo Militar, Colegio Militar de El Palomar, Club Americano de Buenos Aires de Viamonte 1133, Plaza Hotel y Club Náutico San Fernando.
Los bailes de carnaval de ese año los realizaron en el Club San Lorenzo de Almagro y en el Club Harrod’s Gath & Chaves.
En el año 1968 Arana registró en Columbia sobre playback de la orquesta “Viejo Buenos Aires”, “Tengo”, “Amar hasta morir” y “Sobre el pucho”, editados por Show Récord.
La serial Columbia fue cerrada por la orquesta de Fresedo con dos temas instrumentales: “El flete”, tango de Vicente Greco y “La sanata”, una milonga de Roberto Nievas Blanco con fecha de registro 24 de octubre de 1966.
En 1968 también colaboró en la parte musical con Roberto Pansera, en una serie de diez obras reunidas bajo el título “Los diez mandamientos”, versificadas por Roberto Lambertucci, cuya interpretación vocal le fue confiada al cantante melódico Daniel Riolobos, con una introducción recitada por Jorge Raunova, trabajo discográfico editado por el sello “Arte”.
El álbum reúne los siguientes títulos: La creación, Frente a Dios, Juro por Dios, Fiesta Santa, Amo a mis padres, No mataré, Huyendo del pecado, No robarás, Odio a la mentira, Es amor prohibido, No codicio lo ajeno, Una canción de fe.

Sus últimos trabajos

En febrero del año 68 que nos ocupa, Fresedo presentó su orquesta en la “IV Fiesta Nacional del Tango” en La Falda, provincia de Córdoba, que tuvo como escenario el Auditorio Municipal. Una crónica de la época se refería a su actuación en estos términos:

“El creador de “Vida mía” y su melodioso conjunto orquestal, recibió en esa –se alude al debut- y también en su segunda presentación, la ovación más espectacular de la noche, que llegó a su grado máximo cuando Fresedo abandonó la batuta y tomando el bandoneón ejecutó con sus dirigidos varias páginas de la guardia vieja” (“La Razón” 11/02/1968).

Siempre en 1968, se presentó ante las cámaras de Canal 13 de televisión en programas conducidos por Nicolás Mancera. Este medio ya le era familiar, pues a comienzos de los ’60 había actuado con sus cantores Hugo Marcel y Carlos Barrios en los estudios del viejo Canal 7, donde animó el programa “Noches porteñas” y “Aquí Armenonville”, y en 1967 por el mismo canal el ciclo “Vivamos contentos”.

Durante 1969 actuó en los carnavales del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, Club Harrod’s Gath & Chaves, intervino además en las fiestas del centenario de la ciudad de Dolores, provincia de Buenos Aires y en los bailes del Club Americano.

En diciembre de 1969 tuvo lugar el último baile y la última actuación de Osvaldo Fresedo con su orquesta, en la Sociedad Rural Argentina, poco después de haberlo hecho en el Circulo Militar de Olivos y el último tango ejecutado y cantado por el mismo Arana, fue “Barrio pobre”.

Integraban la orquesta en este momento:

Dirección: Osvaldo Fresedo
Piano: Roberto Cícare.
Violines: Manuel Baya, Pedro Lopérfido, Bautista Huerta, José Niesow.
Viola: Jorge E. González.
Cello: Enrique Bourguet.
Batería y percusión: Juan Carlos Moyano
Bandoneones: Roberto Pérez Préchi, Pedro Viduarre, José Appendino –en ocasiones Roberto Pansera-.
Contrabajo: Raúl Muñoz.
Cantor: Osvaldo Arana.

Osvaldo Arana
                              

En el año 1970 el maestro Fresedo debió someterse a una intervención quirúrgica y a partir de allí, decidió abandonar la actividad y no hubo más presentaciones públicas, ni trabajos discográficos durante casi 10 años, exceptuando cuatro temas realizados para Columbia en 1975.

La insistencia de gente ligada al tango, para que ése su estilo tan particular quedara registrado con la mayor fidelidad que el avance tecnológico de la última década permitía, quebró finalmente el silencio que se había impuesto y aceptó grabar un larga duración, verdadera antología de los temas instrumentales más representativos de la escuela estilística que lo tuvo como artífice.

El larga duración fue titulado “Fresedo 1980” y editado por Columbia CBS 20041, reunió estos temas: (grabados entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre de 1979).

Lado 1 – “La cumparsita”, de Matos Rodríguez, “¿Por qué?” de Osvaldo Fresedo, “Ojos negros” de Vicente Greco, “Mi refugio” de Juan Carlos Cobián y “El once” del maestro director.

Lado 2 – “El pibe de la paternal” –un tango nuevo de Roberto Pansera, homenajeando al ilustre músico-, “El entrerriano” de Rosendo Mendizábal, “La viruta” de Vicente Greco, “El espiante” obra clásica de Osvaldo Fresedo y “La cachila” de Eduardo Arolas.

El disco fue presentado en el programa radial “Tango a tango”, que se emitía por LR3 Radio Belgrano, el día lunes 5 de mayo de 1980, ocasión del cumpleaños Nº 83 del maestro Fresedo, quien actuó dirigiendo su orquesta como antaño, “en vivo”, a partir de las 22:30 hs.
El plantel de músicos que intervino en la realización de este larga duración y consiguiente audición homenaje, reunió alrededor de 27 profesores de primer nivel que señalaremos:
 
En bandoneón: Roberto Pérez Préchi –por expreso pedido del maestro Fresedo- Marcos Madrigal, Ernesto Baffa y Osvaldo Montes.
Violines: Antonio Agri, Hugo Baralis, Aquiles Aguilar, Manuel Baya Gómez, Mauricio Marcelli, Juan Scaffino, Emilio González, Pedro Lopérfido, Simón Broitman, José Votti, Carlos Arnaíz.
Violas: Henry Ballestro, Rodolfo Fernández.
Cellos: Alfredo López Echeverría, Daniel Pucci.
Contrabajo: Raúl Muñoz
Bajo eléctrico: Carlos Nicolini
Vibrafón: Mateo Juan Giarruzzo.
Percusión: Roberto Corriale
Piano: Roberto Cícare.
Arreglos. Roberto Pansera.

Fresedo sin Fresedo
 
El maestro Pérez Préchi nos señalaba lo importante de la presencia de Fresedo para alcanzar ese particular “clima” en la sonoridad de la orquesta

-“Usted sabe que se notaba enseguida, cuando faltaba la mano de Fresedo en la dirección, no se podían lograr los matices tan característicos de su orquesta, él, la “llevaba”.

Con posterioridad, su agrupación ahora dirigida por Roberto Pansera, a causa del gradual deterioro de la salud del maestro, llegó a grabar otra placa de larga duración en el sello Columbia, con la que cerró definitivamente su discografía.

En esta nueva entrega de su orquesta, un álbum Columbia CBS 20189, se incluyeron algunas páginas instrumentales, entre ellas una versión de “Flores negras”, la bellísima obra de Francisco De Caro donde se aprecia un especial y desacostumbrado destaque de los bandoneones, dos clásicos de Arolas: “Maipo” y “El Marne”, otra interpretación del tango “Mi viejo reloj”; en los temas cantados hay dos intervenciones de Argentino Ledesma, el celebrado “A media luz” y una composición del maestro Fresedo, con letra de su sobrino Oscar, titulado “Yo soy” y la participación del cantor Hugo García, diciendo los versos de “Mimí Pinsón” de José Rótulo y el violinista Aquiles Roggero.
 
 Aquellos fueyes

-Nos gustaría, maestro Fresedo, que nos contara cuáles fueron los bandoneonistas que a su juicio más se destacaron en la época de su iniciación como músico.
-“Mire, yo me iba a escucharlos a todos.
A Domingo Santa Cruz lo fui a escuchar al Royal Pigall; de los primitivos era muy bueno. En este tiempo las orquestas eran de los bandoneonistas, pero había una excepción: la orquesta de Roberto Firpo, que estaba tocando en la Boca, en frente a donde tocaba Arolas.
Arolas me entusiasmaba; usted oía a Arolas y ese bandoneón “lo llenaba”.
Tenía una gran personalidad, todo lo hacía armoniosamente, adornaba muy bien.
En fin, tocaba muy bien y era el más solicitado.
Yo era un gran admirador de Arolas; después tuve la suerte con el tiempo de hacernos amigos, pero no amigos de salir juntos porque él andaba en otra “onda”.
Pero solíamos encontrarnos en el restaurante Fopiano, frente a la plaza Lavalle a las 2 o 4 de la mañana.
Yo estaba con Tito (Roccatagliata) y Cobián y él llegaba más tarde con… otra persona…
Era un muchacho muy simpático, muy lindo muchacho, lo que se dice hoy un “churro”.
Ahora, a mi me gustaba mucho también “Pacho”.

Era muy sencillo, pero lo que hacía lo hacía muy bien; lo que pasó fue que mientras los demás iban progresando, él se iba quedando, iban saliendo muchos nuevos, que armonizaban mejor, Augusto Berto era bueno en su tiempo, en una época en que no había gente que se dedicara mucho, no alcanzaban a darle a sus interpretaciones ese sabor a tango, que tenía por ejemplo Arolas o “Pacho”.

“El alemán” Arturo Bernstein tenía una técnica superior, pero era un hombre frío –para mí al menos-, porque no me gusta criticar a nadie. Él había estudiado mucho, en cambio por lo general en aquel tiempo, todos los que tocaban el bandoneón, empezaron tocando un tango, como empecé yo.

Loduca?, bueno, no tocaba muy bien.

Había una orquesta de aquella época que tenía un bandoneón muy bueno y que se lo ha olvidado: Graciano De Leone, que tocaba en el café Domínguez antes del veinte, con el pianista Nicolás Vaccaro. Este conjunto gustó mucho. El “Tano” Genaro tocaba bien, pero era un poco brusco; “Pacho” era más armonioso. Genaro utilizaba más la mano izquierda porque era zurdo.El bandoneón, le repito, no se estudiaba a fondo y es un instrumento muy difícil.

Usted va a buscar un arpegio y parece que se le enredan los dedos; el mismo arpegio en Do abriendo, uno tiene que andar salando.El bandoneón es un instrumento que se toca con mucha imaginación del dibujo que van formando las escalas. No es como en el piano que todas las escalas son iguales.Esto no; aquí es un loquero, todo de memoria… es muy difícil. Posiblemente, el más difícil de todos los instrumentos.”

-Usted empieza una escala y resulta que no tiene la nota para terminarla. 
-“Es muy bravo, muy bravo y se ha hecho tan popular”.
 
Oscar Zucchi.
(Continuará)


 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario