A todos los amigos y seguidores de esta páginas van mis mejores deseos para que pasen una Feliz Navidad y tengas un magnífico Año Nuevo!
De cuore:
Joé María Otero
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De cuore:
Joé María Otero
De las duras entrañas de la tierra fueron emergiendo los mineros. El paisaje frío y nevado contrastaba con sus rostros ennegrecidos, aunque alegres por las sidrinas empinadas en la cueva como preámbulo de la Nochebuena en la aldea asturiana.
El cielo encapotado presagiaba agua. Subiendo hacia el pueblo, Pepe y Saturnino El Palurdo detuvieron su marcha ante un hermoso muñeco de nieve levantado en una hondonada, junto al hórreo de Secundino Somonte.
-¿Cómo estás guaje…? -le preguntó Saturnino acariciándole.
Y para sorpresa de ambos, la figura de nieve respondió sonriente:
-Bien.
Pepe, extasiado ante el rostro infantil y casi humano del muñeco, permaneció contemplándolo y pensando en su primer hijo que estaba por llegar al mundo. El inanimado personaje blanco desgranó entonces palabras ininteligibles para sus contertulios:
-Ergo sum refaim. Gratis pro Deo. Némine discrepanti. Nunc dimittis servum tuu Domine…
Terminaba de decir esas palabras cuando la lluvia intempestiva diluyó rápidamente las formas del muñeco. Sólo pareció permanecer su extraña sonrisa.
-Corramos a ver a Don Crescenciano -intimó Pepe- ...y no olvides todo lo que dijo el muñeco...
Curiosamente, El Palurdo era analfabeto, pero tenía la extraña virtud de retener todo en su memoria.
Detrás de la iglesia, el párroco atendía a sus gallinas.
-Don Crescenciano -apuntó Pepe, quitándose la gorra mojada-, tenemos una historia fantástica.
Acto seguido, Saturnino hilaba la monserga latina del muñeco, que el párroco, meditabundo, iba traduciendo para sí en voz baja.
-Yo soy Refaim (repitió este vocablo dudando) … Gracias por Dios, o sea que se ha hecho algo por amor a Dios… Decisión adoptada por unanimidad, sin discrepancias… satisfacción de morir con los anhelos cumplidos…
Cogió el bastón, la boina y el echarpe, y seguido por sus dos feligreses, fue recordando su discusión de hacía 33 años con Isaac, el zizéteta, que vivía como un ermitaño en la cima del monte con sus animales. Isaac le había amenazado entonces:
-Tendrás que venir cuando llegue el momento.
Don Crescenciano iba explicándoles que les llamaban zizétetas a los judíos que se dedicaban al estudio de profecías, cuyo sentido buscaban descubrir. Golpearon a la puerta, jadeantes por el esfuerzo, y una voz cansada, invitó:
-¡Adelante…!
El hombre estaba acostado, con sus barbas ralas apuntándoles. Después de disculparse por los 33 años de separación, el párroco susurró al oído del hebreo la historia del muñeco de nieve, recalcando lo de refaim.
-Antiguos aborígenes que habitaban la Palestina- respondió quedamente el viejo Isaac, para agregar tajante: ¡-Llegó el momento…!- Y se durmió.
Una luna brillante como nunca iluminó el camino descendente. Y hasta cantaban los mirlos. A las doce de la noche, el campanario redoblaba por la Nochebuena y Pepe sentado en la mesa familiar, no podía creer lo que anunciaban por la radio:
-Las potencias del mundo han firmado la paz definitiva y harán desaparecer todas las armas nucleares del planeta.
En ese mismo instante, el hijo de Pepe rasgaba las carnes de su madre y hacía su entrada en este mundo. No lo hizo berreando como todos los bebés, sino con una sonrisa dibujada en el rostro. Era idéntica a la del muñecón de nieve.
Y la cigüeña que se había quedado demorada desde el verano en el ático de la iglesia por tener un ala quebrada, cobró fuerza ante los campanazos de Don Crescenciano y las sirenas de las radios, resolviendo reanudar su camino. Bajó hasta la hondonada donde había estado el muñeco, en cuyo lugar lucía ahora un pequeño lago con peces de colores; tomó agua, apuntó hacia el horizonte iluminado por la luna y desapareció.
(Nácaru: Niño, muñeco – bable-asturiano-)
José María Otero
¡A bailar!.. ¡A bailar que la orquesta se va! Sobre el fino garabato de un tango nervioso y lerdo se irá borrando el recuerdo... ¡A bailar, a bailar que la orquesta se va!
El último tango perfuma la noche,
un tango dulce que dice adiós.
La frase callada se asoma a los labios
¡y canta el tango la despedida!
¡Vamos! ¡A bailar! ¡Tal vez no vuelvas a verla nunca, y el último tango perfuma la noche... y este es el tango que dice adiós! Homero Expósito
Soñaban con seguir la cabalgatadescolgando a los argentos del panellos muchachos de esa escuadra croataque pensaban merendárselo a Lionel.No sabían que nadie lo maniataaunque vengan a atraparlo en tropel,porque nudos, con gambeta él desata,y los siembra, tiraos en carrusel.Por algo es el más groso de los diecisy firma sus golazos con posdatapara que quede sentada catequesisen la lunga futbolera cabalgata,donde acaba las hipótesis en tesisla zurda albiceleste de Leo Messi.JMO
Durante una de las tantas audiciones radiofónicas que realizó con Ismael Aguilar, a cuyo cargo estaban las glosas o la evocación emocionada de recuerdos, Nicolás Vaccaro tocó en el piano un viejo y casi desconocido tango: "Ofelia", de Marcos Torres. Algunos minutos después de la transmisión, Vaccaro atendió por el teléfono el llamado de un voz femenina que, con tono estremecido y entrecortado por las lágrimas, le comunicaba su profunda gratitud.
Ella era Ofelia, ahora una octogenaria, novia, en su juventud lejana, del compositor, de manera que Vaccaro infirió que la pieza debió ser escrita a principios de siglo, cuando él acababa de nacer.
Nicolás Vaccaro |
Con las peripecias que caracterizan la vida de Vaccaro, podría ensayarse un extenso e ilustrativo capítulo de la historia del tango (que es, precisamente, lo que se propuso al confiar últimamente sus memorias a un copista).
Apenas vistió los pantalones largos, integró un cuarteto con "El Ruso Antonio" -un bandoneonista que afirmaba ignorar su apellido-, el violinista Rafael Tuegols y el flautista Raúl Aulichini, que actuaba en el café "Don Francisco", situado en San Juan entre Boedo y Maza. Pasaron luego al "Benigno" de Caseros y Rioja, y más tarde al "Don Pepe" de Independencia y Pasco".
Hasta que llegó la ansiada etapa del centro, con sus luces y su resonancia: el bar Domínguez, ubicado frente al teatro Nuevo, en suyo solar se levanta hoy el General San Martín. En ese café se inició su actividad en el asfalto, como se decía entonces, y se codeó con el aplauso ruidoso y aprobatorio.
Allí estuvo con breves intervalos -en uno de los cuales fue a parar al Armenonville en reemplazo de Roberto Firpo cuando éste se estableció un tiempo en Montevideo, y en otro más fugaz, al cabaret Montmartre, con Eduardo Arolas-, al lado de "El Ruso Antonio" y Graciano De Leone. Por esos días, cantaba también allí Pepita Avellaneda, ya perteneciente a la mitología de Buenos Aires. Trató de cerca, pues, a esa suerte de leyenda real, de carne y hueso que, sin embargo, parece a mucha gente el producto de la fantasía.
Cuando concluyó el servicio militar, se fue al Perú con la Orquesta Royal, que integraban, entre otros: Juan Carlos Bazán, Juan Bautista D'Ambroggio (Bachicha) y Emilio De Caro. En Lima, con motivo de inaugurarse el monumento a San Martín, se habían preparado grandes fiestas y al tango, por una deferencia especial, se le reservó un lugar adecuado. De ahí la presencia en la ciudad de los virreyes, de un conjunto típico.
Al cabo de dos años de permanencia en el Perú, se trasladó a Ecuador y luego a Venezuela, para dirigirse posteriormente a México, donde lo sorprendió la revolución de Pancho Villa. No sin pasar dramáticas vicisitudes, pudo retornar al perú y tras una breve escala en la tierra que le fue tan pródiga, regresó a Buenos aires, ya dueño de una experiencia de hombre maduro en la música y en las cosas de la vida.
Las circunstancias lo llevaron a Córdoba, donde trabó amistad con Ciriaco Ortiz. Volvió y trajo recuerdos perdurables de la ciudad serrana y al reintegrarse a la metrópoli, se incorporó a las huestes de Juan D'Arienzo. Vino después la gran aventura: el viaje a Europa como pianista de Osvaldo Fresedo. En París y en Bélgica hicieron triunfar plenamente al tango.
Terminado el ciclo, Vaccaro pensó que ya era hora de formar su propia orquesta y así lo resolvió al encontrarse otra vez en sus lares nativos. Con la intervención de Astor Piazzolla, Julio Ahumada, Eduardo Del Piano, Tití Rossi y Antonio Ríos constituyó una de las grandes alienaciones que respondieron a su batuta y de la que puede decirse que no desentonaría hoy ni por su ritmo ni por el juego instrumental, ordenados de acuerdo con el sentido moderno que fue en su momento una verdadera avanzada.
La orquesta de Fresedo en Les Ambassadeurs - París - Año 1929 |
No es posible poner punto final a esa semblanza de Vaccaro sin añadir que es autor de numerosos tangos, milongas y valses. En la vía, Barajando, ambos con letra de Eduardo Escaris Méndez; Funyi claro, Vida rea, Cuatro Ladrillos y La compadrita han de conceptuarse las más difundidas de las piezas surgidas de la inspiración de este veterano del teclado y uno de los fundadores de SADAIC, tanto que su credencial es la decimotercera.
José Barcia (Tangos, tangueros y tangocosas -1976)
Se celebra el 11 de diciembre en homenaje a Gardel y De Caro, dos iconos de una de las mayores expresiones de la cultura argentina
Una noche de 1965, el compositor y productor artístico Ben Molar (cuyo nombre real era Moisés Smolarchik Brenner) estaba en camino a la casa del director de orquesta y compositor de tango Julio De Caro, para festejar su cumpleaños, cuando se le ocurrió una idea. Se dio cuenta de que el 11 de diciembre coincidían los cumpleaños de De Caro y de Gardel, los mayores exponentes de dos vertientes del tango, símbolo de la cultura nacional.
Julio De Caro era la música. Gardel, la voz. Así es que tomó la iniciativa: ese mismo año, Molar presentó a la Secretaria de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires la propuesta de declarar el 11 de diciembre Día Nacional del Tango en homenaje a ellos.
Pero aunque contó con el apoyo de varios organismos –la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), la Sociedad General de Autores de la Argentina (Argentores), la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), la Casa del Teatro, el Sindicato Argentino de Músicos (Sadem), la Unión Argentina de Artistas de Variedades (Uadav ), la Academia Porteña del Lunfardo, Radio Rivadavia, la Fundación Banco Mercantil, La Gardeliana, la Asociación Argentina de Actores y la Asociación Amigos de la Calle Corrientes–, tuvieron que pasar doce años para que aprobaran la celebración mediante Decreto Municipal, el 29 de noviembre de 1977, y Nacional el 19 de diciembre de ese mismo año.
Desde entonces, todos los 11 de diciembre se celebra el Día Nacional del Tango.
Ante la expansión universal del Tango en los años noventa y que sigue creciendo al día de hoy, ha pasado a ser el DÍA INTERNACIONAL DEL TANGO.
(Al troesma Miguel Ángel Zotto)
Argentina 2- México 0
¡Por fin puede gritar un triunfo en el Mundial aunque en algunos momentos Montiel en cólera por cómo lo Molina a palos a nuestra gran figura y el penal no pitado. Y no me digás que Macallister la boca porque allá entre los Palacios y lujos de Qatar, veo estas cosas y es pa’cabrearse. Si te digo que mi hija se arrancaba los Rulli de bronca, no me lo vas a creer. Incluso hasta los gritos Di María, mi sobrina que estaba hinchando con nosotros.
Pero esta vez vimos un equipo bien Armani, con la Correa del diego siempre bien puesta y por eso esta matina cuando despuntó el Álvarez, me levanté y me bajé unos buenos mates con chispas de Romero, recordando algunas jugadas en que los muchachos la hicieron de Gómez a la redonda. Me gusta cuando juegan así, Lisandro, talope al piso, Dibu jando con la talope..
Afortunadamente no apareció en pantalla el mufa máximo, vos ya sabés a quien me refiero y gracias a eso subimos un Scaloni hacia arriba. Lo del partido con Arabia Saudita ya Foith… Hay que Aimar al equipo, que en la próxima contra los polkas, Acuña otra vez la buena y pasamos a segunda ronda. Te juro que si no se da me interno en el sanatorio Otamendi.
Estaría varios Messi sin ver fútbol si no sale todo redondo como esperamos. Que sigan haciendo esas Paredes entre los de arriba, navegando como un Pez zella. Y los volantes Fernández todas las jugadas de los contrarios antes que lleguen a nuestra área. Sí, cortar balones sin parar. Un tano de mi barrio en verano iba a la higuera a Taglia fico, como decía él a eso de cortar higos. Y así me los imagino a los nuestros cortando talopes sin parar, como si fueran higos.
Recuerdo una frase De Paul Auster, ese famoso escritor norteamericano, que dijo: “El fútbol es un milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse.” Y no Dybala cuando afirma esto, sino que acierta plenamente.
Ya sabés que yo también soy tanguero, y ya me veo a la vuelta, allá en el trocén, batiéndole a los muchachos de la albiceleste. “Te espero en Rodríguez Peña…”… pa’ pegarles un abrazote!
jm
Para dar comienzo a esta nota, me remito a las versiones documentales publicadas por Tomás Eloy Martínez en el semanario "El periodista", y que titulara: "La novela de Perón", entre los años 1984 y 1985. Ahí pudimos leer su versión personal del que fuera Presidente de Argentina en tres añadas de 1946 a 1955 y de 1973 a 1974, en que falleciera.
Lo documentó en varios capítulos semanales y ahí pudimos descubrir numerosos elementos biográficos de Juan Domingo Perón, con testimonios recogidos directa y minuciosamente por Martínez, con muchas horas de grabación, en entrevistas con diferentes personalidades que mantuvieron relación directa con el ex presidente.
Perón está con Libertad Lamarque, José Gobello y un guitarrista |
Como en este caso se trata del tema que tratamos en este espacio, reproduzco la parte en que Perón habla del tango y desarrolla esta conversación:
-Hasta Carlos Gardel, que fue un gran hombre, sufrió la confusión de aquellos años. Se hizo amigo de un tal Ruggiero, guardaespaldas de Barceló, y los domingos por la tarde, a la salida del hipódromo, aceptaba cantar en las milongas de Avellaneda. Tanta era la intimidad, que Don Alberto le consiguió a Gardel un pasaporte falso que usó toda la vida. Por gratitud, al retirarse de las veladas, Gardel se despedía con el vals favorito de Barceló: : "¡Ay Aurora! me has echado al abandono / yo que tanto y tanto te quería...!
-A esas milongas solían caer oficiales de alta jerarquía, y si a uno lo invitaban, no había excusa posible. Yo debí acudir unas cuantas veces y hasta tuve ocasión de hablar con Gardel. Era un hombre muy simple, buenazo, con más sensibilidad que inteligencia. Un día quiso saber cuál era mi pieza favorita para incluirla en su repertorio. Se lo dije: "Dónde hay un mango, viejo Gómez / los han limpiao con piedra pómez..."
-Esos versos lo alarmaron. Gardel, como todo artista, era un animal de cautela. Temeroso de que alguien hubiera oído, me llevó a un rincón, vichando para todos lados. "Dése cuenta, capitán -me dijo . Yo era mayor entonces- Aquí no puedo cantar semejante cosa... sería faltar a la hospitalidad..."..
La censura siempre estuvo persiguiendo al tango, durante muchos años.Incluso Vicente Crisera, que había sido un mediocre cantor de tango y que incluso grabó con la Típica Victor el tango "La victrolera", también se convirtió en censor durante uno de los gobiernos militares. Incluso lo hizo Gustavo Martínez Zuviría un escritor ultracatólico que firmaba como Hugo Wast.
Fue durante la dictadura de Pedro Pablo Ramírez, junto con Monseñor Franceschi quienes también persiguieron con mano de hierro a los versos del tango que no tuvieran las palabras en correcto castellano. Perón, que fue Ministro de Trabajo y Previsión, durante ese gobierno militar de Edelmiro Farrel, sucesor de Ramírez., mantuvo una reunión con directivos de SADAIC, con algunos de los cuales mantenía amistad, que le pidieron una entrevista por medio de Blas Lomuto, para tratar el tema de la censura.
Discépolo, Avilés, Lomuto, Filiberto,Manzi, Canaro, Razzano y otros con Perón.
Siendo Presidente de la Nación el 25 de marzo de 1949, Perón volvió a recibir a la gente de SADAIC y firmó el decreto devolviéndole al Lunfardo su carácter propular. En la imagen se ve a Filiberto, Canaro, José María Contursi, Manzi, Lomuto, Avilés, Mario Benard y otros personajes del tango, con el presidente argentino. En la reunión los recibió saludando a Alberto Vaccareza: "¡Hola Don Alberto, me enteré que el otro día lo afanaron en el bondi...". Y junto a las carcajadas , los representantes de SADAIC entendieron que ya estaba cerrado el acuerdo...
Edmundo Rivero recordaba: "Ya en mis tiempos con Troilo, Perón había empezado a dar via libre al lunfardo., no podía dejar de percibir el ridículo de llamar La mala al tango La maleva. Las anécdotas de aquel tiempo eran incontables: Se había llegado a proponer para El ciruja algo así como El hurgador de basurales.
Claro que después la métrica no daba. Por algo la gente se había tomado en farra la cosa y bromeaba con que a la calle Guardia Vieja se la debía rebautizar "Cuidado mamá". Perón además. era bastante ducho en lunfardo. Su tango preferido, el que siempre pedía cuando yo cantaba, no era al fin de cuentas muy académico. Lo emocionaba casi hasta las lágrimas (y alguna vez fue sin casi) Cuando me entrés a fallar, esa historia del jovato y de la piba.
n 1943, Martínez Zuviría, siendo ministro de Educación de Ramón Castillo, creó una comisión presidida por monseñor Franceschi, encargada de salvaguardar la pureza del idioma. Esta comisión arremetió contra los tangos prohibiendo el voceo, el uso de términos lunfardos, y cualquier referencia al alcohol y a las drogas.
Una etapa inolvidable en la trayectoria es la que cumplieron Ángel Cárdenas y Roberto Goyeneche, como cantores de la orquesta de Troilo. Sus éxitos -registrados en EMI-Odeón- enriquecen esa selección de "Los clásicos Argentinos".
Ángel Cárdenas, convertido hoy como solista en un embajador itinerante del tango que da conciertos en teatros y universidades de los Estados Unidos, Europa y Oriente, guarda un recuerdo inolvidable de aquellos años cincuenta.
Aquiles Giacometti fue un eslabón imprescindible en la difusión del tango. Siendo director artístico de la RCA Víctor tuvo gran olfato para fichar a lo más granado del género allá por la década del sesenta, pero su vínculo con los artistas no era solamente empresarial: el tipo estaba en el estudio en cada grabación porque entre otras cosas era un amante de la buena música.
Ello explica el catálogo de la Víctor en aquellos años, no sólo en tango, sino por ejemplo en folklore y luego en rock puesto que fue él quien le abrió las puertas a Litto Nebbia, el flaco Spinetta, Alma y Vida y toda la monada que venía surgiendo.
En una entrevista que le hicimos con el colega Matías Longoni para un especial del Polaco Goyeneche que organizó la entrañable FM Latinoamericana, a mediados de los noventa, Aquiles nos contó con lujo de detalles cómo fue la grabación de “El gordo triste”: resulta que estaban preparando el LP “Percal”, que se editó en 1977, ese gran disco que trae, además del tema que le da el título, una versión estupenda de “Después”, “Malevaje” y nada menos que “El gordo triste”. Como se hacía en aquellos años, la pista de sonido ya había sido grabada por Raúl Garello con su orquesta y el Polaco iba después a poner la voz.
El 31 de mayo fue y grabó “Después”. Luego venía “El gordo triste”. Mandaron la pista, el Polaco hizo la primera toma y cuando terminó pusieron a rebobinar la cinta para escuchar cómo había quedado pero cuando lo llamaron ya no estaba, se las había tomado. Giacometti salió a buscarlo y Goyeneche con un paso apurado, como huyendo, ya casi iba llegando a Avenida de Tejar (la RCA tenía los estudios donde hoy está Cablevisión, en Paroissien y Naón, Saavedra), lo alcanzó y el Polaco le dijo:
--Eso no lo puedo cantar nunca más. Si quedó bien ponelo, si no borralo, pero no lo puedo volver a cantar.
Por supuesto que la toma fue perfecta (como siempre: todo lo clavaba en la primera) con el único detalle del final, donde luego de decir “Amado por nosotros” se le escapa una especie de llanto contenido que incluso le da más dramatismo a la interpretación. Y así quedó nomás esta versión estupenda e insuperable, porque después la grabó con Piazzolla, pero no logró la intensidad de esta primera versión.
Es que el arreglo y la orquestación de Garello es insuperable desde todo punto de vista, empezando por la profundidad estremecedora del contrabajo ejecutado con arco del comienzo, por esa presencia en primer plano durante toda la obra de tamaño instrumento y esa flauta traversa que intenta vanamente aplacar el dolor expresado en ese contrabajo en primer plano (Garello se formó con el Gordo y lo considera su maestro y referente indiscutido).
El tema había sido compuesto algunos años antes, con Pichuco en vida, por Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. Luego de la muerte del maestro en 1975, llegaría el momento para Garello y Goyeneche de afrontar la grabación.
No podrían haber logrado transmitir tanta emoción en 3 minutos y medio…
Gerardo Fernández
-Después de esta nota detallada y muy emotiva de Gerardo Fernández, podemos escuchar la versión del Polaco Goyeneche con Piazzolla. Grabado el 30 de mayo de 1982.
Esta es una de las facetas fundamentales, muy importantes, que deben ser respetadas de manera muy especial por los bailarines de tango. Una circulación errática por parte de dos o tres parejas puede provocar muchos disturbios en en funcionamiento general dentro de la pista. De la misma manera que aquellos automovilistas que no respetan las leyes que rigen en el tráfico de vehículos, introducen el caos en la circulación rodada.
Hay bailarines poco respetuosos del entorno y el ecosistema tangero, que realizan una tertulia permanente en el movimiento y que debieran ser erradicados de las pistas por las molestias que ocasionan con su cháchara irrespetuosa. Ello denota una mala educación milonguera junto a sus nulas dotes para bailar tango. Porque, si va hablando, gesticulando, riéndose, no se concentra en la música, la postura, la conducción, ¿cómo puede pensar que está bailando tango? Lo que está haciendo es verbalizar su insensibilidad milonguera.
En la exogamia del circuito sobran las palabras, las sombras reptantes de viajeros puntuales que alientan y alimentan las noches de las ciudades, como habitantes leales de milongas dispersas que van sembrando muestras de una antigua hidalguía milonguera. Los pies despiden lenguas de fuego, entremezclados orígenes y perfumes, en la ecuación redonda del tango.
Acrece lo sonoro sobre el paisaje oscuro y recatado, en la vital rutina nocturnera y los imprevistos dibujos fertilizan los umbríos rincones del tinglado. Los pasos rotos, milagrosamente se rehacen y desbordan mágicos en la muchedumbre como si se tratase de un huracán de gelatina que nos envuelve a todos los integrantes de la fiesta.
Por lo general reina un ambiente cordial en la milonga y los concurrentes intentan disimular los inconvenientes y roces, aunque no le guste a nadie encontrarse con los que dificultan la circulación e impiden bailar correctamente disfrutando de esa cosa íntima y revitalizante que es el baile del tango, cuando se dan las circunstancias para ello.
En este rubro se apuntan aquellos que sólo saben hacer figuras y abusan de ganchos y boleos ampulosos, que consiguen ensilvecer el campo común, exigiendo espacios que en una pista superpoblada es imposible encontrar. El urbanismo milonguero contempla esas irreverencias como una falta de respeto hacia el resto y un pecado de grueso calibre en el altar del parqué.
El baqueano, con su savoir faire artesano, va a colocarse siempre a rebufo de un buen bailarín con su pareja, porque sabe que éste procurará siempre circular en el sentido correcto y le irá facilitando espacios para moverse. Los buenos bailartines de ayer y de hoy, asemejan un gran angular, veían y ven el espacio con teleobjetivo para no perderse en el agujero negro de la colisión.
Todos somos fugaces inquilinos de la pista y debemos respetarnos como en cualquier comunidad de vecinos, o en aquellos conventillos porteños donde convivían personas y familias de tantas nacionalidades. Entre todos contribuían a la armonía colectiva aunque a veces no se entendieran en sus distintas lenguas.
No debemos invadir el sitio de otras parejas. Lo normal es fluir con la corriente, naturalmente, en ese espacio ritual que es la pista de baile.
(Extracto de una página de mi libro La llamada del tango - Una danza mágica.)
Instrumento de cuatro cuerdas - también denominado violín- a frotación de arco. Es el de mayor tamaño y más grave sonoridad en la familia de su género. De limitadas posibilidades solistas, es la base incuestionable de toda formación instrumental de cuerdas y de orquestas de todas las estructuras tímbricas y numéricas.
Su aparición en el tango no fue inicial; sobrevino en las orquestas típicas cuando la incorporación del piano y de las dos voces de violines y de bandoneones pidieron un apoyo rítmico, que en principio - transitoriamente- aportó la batería pero que en definitiva fue confiado a su grave cordal por una mayor adaptabilidad al temperamento musical del tango.
Kicho Díaz en el quinteto Nuevo Tango de Piazzolla - Año 1962 |
Roberto Firpo y Francisco Canaro sistematizaron su utilización en los conjuntos; y fue Ruperto Leopoldo Thompson el primer contrabajista del tango. Varios guitarristas -Luis Bernstein, Rafael Canaro, Rodolfo Duclós y el anteriormente nombrado- adoptaron el contrabajo, difundéndose su utilización también con el aporte de ejecutantes de orquestas sinfónicas como Olindo Sinibaldi, Carmelo Mutarelli, Enrique y Adolfo Krauss, Humberto Constanzo, Manfredo Liberatore, Hugo Baralis, Juan Puglisi, Francisco Vitali y Ausonio Pisani.
Su mayor ejecutante en la perfecta concurrencia del dominio técnico, de la calidad de interpretación y de la gran fuerza de expresión, ha sido Kicho Díaz cuya labor con las orquestas de Aníbal Troilo y de Astor Piazzolla pueden tomarse como modelo en su género. Otras figuras descollantes en ése o en otros estilos y en diversas épocas son Aniceto Rossi, Hamlet Greco, José Díaz, Vicente Sciarreta, Alcides Rossi, Néstor Casco, Rafael Del Bagno, Omar Murtagh y Héctor Console.
Aniceto Rossi, izquierda., en la orquesta de OsvaldoPugliese |
Al margen de su tratamiento instrumental ortodoxo, de fuente técnica europea, ha sido empleado en el tango como instrumento de percusión mediante el golpeado de su caja armónica con la palma de la mano o de las cuatro cuerdas con el arco ("tocar con leño") particularmente en los pasajes canyengues. Se le ha servido con una escritura cuya evolución se debe al talento de los arregladores y de algunos directores.
Ha tomado papel de solista en ciertas ocasiones como en Tierra querida (en pizzicati, conforme a la versión de Osvaldo Pugliese, disco Odeón), en Contrabajeando (en pizzicati y con arco en pasajes cantables, con arreglo a las versiones de Troilo, disco T.K., Piazzolla, disco Victor y Sexteto Mayor, disco Odeón)
Horacio Ferrer
Y aprovechando esta perfecta definición del contrabajo y su influencia musical dentro del tango realizada por Horacio Ferrer, es algo fundamental adentrarnos en la historia de este iniciático contrabajista del género, que fue Ruperto Leopoldo Thompson, nacido en 1890 y que fallecería el 21 de agosto de 1925, muy joven aun y en plena ebullición.
Como guitarrista militaría en el conjunto de Eduardo Arolas que actuaba en el Café La Buseca, del barrio de Barracas y en La Turca, de la Boca. También integró el cuarteto criollo La armonía, junto a Manuel Firpo (bandoneón), José Bonano (violín), Carlos Macchi (flauta). Con este conjunto llegarían al disco.
El Negro Thompson |
Con su contrabajo a cuestas milita en la orquesta de Roberto Firpo, en la de Francisco Canaro que lo recibe con enorme satisfacción. También demuestra su excelente manejo e instrumento junto a tres próceres del tango: Eduardo Arolas, Julio De Caro y Juan Carlos Cobián. en un "Cuarteto de Maestros" Para los carnavales de 1917, en Rosario, se unieron las orquestas de Firpo y Canaro, con Thompson como contrabajista. En 1919 está otra vez junto a Arolas y su Sexteto.
Pasa por varios conjuntos entre los años 1920 y 1924, cuando comienza a tener problemas de salud. Estará en un cuarteto con Eduardo Bianco, Casiano López y Mario Brugni con los que actúa en Córdoba. En 1922, lo convoca Osvaldo Fresedo para su sexteto. Al año siguiente forma en el de Juan Carlos Cobián y en 1924, se alista en en el Sexteto de Julio De Caro.
Precisamente De Caro en una larga entrevista que le hice en mi programa radial me decía sobre Thompson: "Era rápido como el rayo. Un aluvión que metía saltellatos en el arco, pizzicattos, glizzatos, candombes y demás fiorituras, ya fuese, pasar su mano por la tapa trasera del contrabajo, de arriba abajo o viceversa, en efectos muy especiales, metamorfoseando el instrumento tal cual un tamboril, al golpearlo, emitiendo éste diversas tonalidades opacas".
La orquesta de Francisco Canaro en 1916. Pirincho está junto a Thompson |
Sufrió un serio problema hepático, estuvo internado y los médicos no pudieron salvarle la vida. falleció con apenas 36 años, en plena juventud y recordándonos el calibre de su sentido rítmico. Creó efectos especiales que entrarían a formar parte de los recursos de sus sucesores. Y no solo los golpes en las cuerdas sino incluso en la caja.
Por todo ello, el Negro Thompson, como le llamaban en el ambiente, dado su origen, dejó un recuerdo especial y una escuela importante para sus sucesores en el manejo del contrabajo. Por ello es importante recordarlo, por todo lo que aportó y lo que significó en el tango. Compuso algunos temas como Tren de farra, Pierna'e palo, El consultorio, Buen viaje y otros.
"Chau, Di Sarli..."
Este músico no había intentado congraciarse con ningún gusto nuevo ni entrar en ninguna de esas corrientes que dicta la hora. Tocaba, al frente de los suyos, en aquel primer tiempo que no le fue propicio, la melodía popular ciudadana que él sentía, que había arraigado en su alma desde su época de pianista en la orquesta de Osvaldo Fresedo y que aún podemos apreciar trasuntada al pentagrama en una antigua página suya que se titula Fresedo, precisamente, y que el letrista subtituló Milonguero viejo.
Cadencia envolvente de los bandoneones, cuerdas armonizantes, vibrante piano conductor... No era distinta, pues, la orquesta de Di Sarli de una década antes, que animó bailarines en los salones. No había sido distinta la de un lustro antes, que de pronto perdió sus posiciones ganadas en el disco. "¿De pronto?... ¡No, en seguida...!" Reproduzco palabras de un joven y entusiasta funcionario porteño de la empresa grabadora:
-Yo era hincha de aquel Di Sarli del 30. No paré hasta que contrataron su orquesta. Y resultó que los discos no se vendían... ¡Las que pasé! Los dirigentes yanquis clamaban al cielo para que se le venciera el contrato y aquel pianista de los "dark-glasses" bajara definitivamente la empinada escalera de la calle Suipacha que llevaba al estudio de grabación. Y cuando la bajó, el Mandamás de la compañía dio un suspiro de satisfacción que me golpeó en la cara como una cachetada. Yo solo atiné a decir: "Chau Di Sarli..."
El piano "antipianístico"
En mitad de los años treinta el tango sufre una tremenda crisis. Los bailarines jóvenes se alejan de su compás, atraídos por otros. Di Sarli, resignado, sigue "galgueando" desde su taburete de pianista, apoyando ritmo de tango auténtico... "aunque vengan degollando"...
Lo inesperado. Una orquesta típica hace una experiencia fausta y comienza su andar resonante. Su pianista explota efectos "antipianísticos", que reconquistan para el tango los pies juveniles. Un peregrino tango sincopado propicia el pase desde el desahucio de la soledad a la cita con las muchedumbres. Al pianista del conjunto sensacional le dan apodo concluyente: "Manos brujas"
Di Sarli no piensa imitarlo en el teclado. Tampoco lo critica. A él le basta con que se hable del tango. Que haya otra vez ansia de tango. Que al girar el dial de la radio aparezca el tango en todas las marcas de la onda. Es justamente la radiofonía la que le ofrece a él y a su estilo la nueva oportunidad. No la desaprovecha. comprueba que que le quedaban hinchas. "¡Siempre tocó lindo!". "¡Qué bien suena!".
La muchachada baila a su compás lánguido, sereno, sin brincos sincopados. El tango es otra vez una declaración de amor. Una música que se oye, y se bebe, y se aspira. Di Sarli vuelve con su tango a la fonografía por una puerta grande de la calle Bartolomé Mitre, muy distinta a la de la escalera empinada de la calle Suipacha... Sus veinte años triunfales -de 1938 al 58- no son "ecos de ayer". están vivientes, con voz actual, en las reediciones de sus discos.
Tanguero y clásico
En su madurez victoriosa, Di Sarli miró hacia el pasado lejano y compuso su tango Bahía Blanca. Es como un alto en el camino, con el pensamiento puesto en la ciudad natal. Allí vio la luz el 7 de enero de 1903, en el seno de un hogar donde lucían las características generosas de la sociedad humana de la joven América:
Sus padres, italianos; de sus hermanos, cuatro también italianos y tres uruguayos. El cura bahiense que lo cristianó, cumpliendo los deseos de Don Miguel Di Sarli y Doña Serafina Russomanno, le impone al nuevo vástago de éstos, el nombre de Cayetano. (Pero ya hombrecito, el nombre no le gustará nada al interesado y se lo cambiará en el registro civil de la Capital Federal por el de Carlos...).
De su hermano Domingo recibió las primeras lecciones de música; las más adelantadas, del profesor Enrique Guzmán, que quería sacar de él un pianista clásico. (Y lo sacó, profesor. Lo sabemos quienes pasamos amables ratos confidenciales con Di Sarli, junto al piano, escuchando cómo alternaba algunas de sus inspiradas creaciones tangueras con el digitar conmovido de trozos de Chopin y Beethoven).
Su tango Bahía Blanca, nació así, en la hora de su plena consagración, sentado al pìano y recordando sus tiempos de adolescente en la ciudad atlántica, cuando ya reunía hinchas de su teclado, y estaba en vísperas de su primera escapada de ejecutante a una confitería o biógrafo de La Pampa, alimentando sueños con las luces de Buenos Aires.
Di Sarli y su gran descubrimeinto: el pibe Roberto Rufino |
La música sedante
Conoció las luces... y las sombras. Saboreó en Buenos Aires las llevadas y traídas "mieles del triunfo". ¡Pero a través de cuántos acíbares!... Y en su bella casa de Olivos, junto a los suyos, también supo lo que es es irse y no irse del todo, en esa larga y consciente agonía del mal implacable, hasta el día en que el desenlace es la liberación. Ese día fue el 12 de enero de 1960.
La vida está llena de anacronismos. Di Sarli peleó francamente por sus favores, y cuando los obtuvo se encontró con que tenía pendiente otra pelea con la gente que es mala y echa encima el sambenito del "malocchio" y la "scomúnica"... Di Sarli siempre estuvo en lucha. Tuvo triste y cruel muerte. Sin embargo, escuchamos en los discos su orquesta... ¡y qué lejos están el rigor, la lucha, la mala suerte, el desconsuelo!
Su música - que de tan pareja en la buena armonía, podrán reprochar de monocorde- es un sedante para los nervios.
Francisco García Jiménez
Y escuchamos esa obra maestra, nostálgica, que le salió del cuore... Grabado el 21 de noviembre de 1957.