sábado, 30 de octubre de 2021

El corazón al sur

   Los temas de Eladia Blázquez siempre nos llegan hondamente, precisamente por su profundidad, su sentimiento, la manera de expresarlo, porque es la revelación de su alma poética y musical. Hay cosas que se pegan caprichosamente en nuestras vidas y no nos abandonan. Cuando el espíritu está lleno de profundas emociones y la persona sabe transmitirlas, porque deambulan por su yo íntimo, el tango se nutre de temas que nunca nos abandonarán.

   Todos aquellos que hemos dejado nuestro suelo patrio y  nos aposentamos en lugares muy lejanos, llevamos en nuestra valija de recuerdos las cosas de la infancia, adolescencia y juventud que nos fueron formando, como si se tratase de una caricia reflexiva y nostálgica, aunque el cambio haya sido para bien. La impecune juventud, cuando no se tienen bienes pero sí ganas de comernos el mundo, enamorarnos y disfrutar a tope, forman un gran torbellino ordenado, con gran valor seminal.

                               


   Eladia Blázquez nació y se crió en Gerli, en una zona media campestre, de casitas bajas, pobretonas,   entre sombras nocturnas, familia de bajos recursos, pero siempre supo valorar lo que significó todo ello en su  formación, valorando lo que le aportaron sus padres españoles, y la lucha por la superación. Cuando ya estaba instalada económicamente en Buenos Aires, en una zona de clase media alta -Barrio Norte,- echa la vista atrás y recuerda aquella casa familiar, donde vivía con sus padres y su hermano, con una mirada nostálgica y agradecida. El título del tango lo dice todo.

Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr,
por eso tengo el corazón, mirando al sur.

   Así era aquel paisaje en la pantalla mural del horizonte. El mapa de asombros que va descubriendo en su camino artístico, la densa ciudad que la recibe una y otra vez, los destellos de la fiesta diaria que van completando la búsqueda curiosa e inocente. Entonces conseguida la posición imaginada, en su marcha atrás sentimental logra atrapar las minúsculas y sutiles transformaciones de las cosas. El lenguaje de la piel. La singularidad expresiva del ser humano. Y le sale del alma el ritornello a aquella infancia pobre, lejana, pero de un profundo reconocimiento cariñoso.
  

Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!
 
La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui,
la esquina, el almacén, el piberío
los reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real,
y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz
teniendo siempre el corazón, mirando al sur.

   Eladia lo grabó en 1975, acompañada por la orquesta dirigida por Raúl Garello. También lo hizo con José Carli.  Rubén Juárez y Mercedes Sosa lo llevaron al disco. Podemos escuchar a Rubén Juárez interpretándolo en vivo, emocionado y emocionando, en el Teatro Argentino de La Plata.      

                      


martes, 26 de octubre de 2021

Bien Milonga


                     Quiero música, maestro, se lo pido por favor,                       
                   Que esta noche estoy de tangos...                   
Voy a hacerle un expediente al corazón,
Que tenga compás y canto...
Puede tanto la rutina de una vida siempre igual,
La costumbre puede tanto,
Que esta noche, liberado del perfume de oficinas,
¡Quiero música, maestro, hasta morir!
   

    Sí esta noche estamos de tangos... Y de milongas y valsecitos. Como tiene que ser en la noche de los Martes. Porque BIEN MILONGA está todos los martes del año en la pista convocante de la madrileña Casa de ARAGÖN (Pza, República Argentina nº6). Desde las 21 a las 0 horas.

      
   Como de costumbre, para ir templando la solercia milonguera nos damos una vueltecita por variadas pistas del ancho mundo y vemos como se mueven las distintas parejas bailando esta danza que está de súper moda en tantas partes lontanas.

   Arrancamos por el Club Fulgor, de Villa Crespo, donde Bárbara Ferreya y Agustín Agnez bailan el tango Si Sos brujo, por la orquesta de Alfredo Gobbi.

                                           
   Un viajecito hasta Karslruhe - Alemania- para ver a Noelia Hurtado y Carlitos Espinosa que se lanzan al ruedo para bailar el valsecito Cuatro palabras, por la orquesta de Juan D'Arienzo, con la voz de Héctor Mauré.
                                           

     Y cerramos el periplo viajero en Moscú. Con la orquesta rusa Solo tango, interpretando la Milonga de Buenos Aires. La bailan Javier Rodríguez y Fátima Vitale.

                                         
   Así vamos calentando la pava para esta noche Bien Milonga...                             

domingo, 24 de octubre de 2021

Historia del Tango - Diplomatura

         

          


                           

viernes, 22 de octubre de 2021

El espejo de tus ojos

    Es sabido que el vals, como expresión musical, nació en los salones de Viena, la capital austríaca, allá por el año 1770, según reza la historia. Supo clavar su estaca triunfal entre otras danzas y muchos lo señalaron como la victoria de la burguesía sobre la aristocracia, aunque en principio se la tildara de indecente por el el abrazo abierto de las parejas y sus constantes giros.

   Fue adquiriendo popularidad y trasladándose a otros países donde  adoptaría otras formas y distintas denominaciones, según los lugares y también las formas locales. Y fueron naciendo el vals Boston, el vals canción, el vals ruso, el vals peruano, el vals criollo, el vals ranchero mexicano, el vals cordobés y otras distinciones, dentro del género popular.

                                  


   Entre los años 1914 y 1915 aparecieron en el pentagrama tanguero, valses como Lágrimas y sonrisas, de Pascual de Gullo, que lo definió como vals sentimental. Pabellón de las rosas, de José Felipetti, presentado en la partitura como Valse para piano. Y El aeroplano, de Pedro Datta, definido por éste como Vals de moda. Instalado definitivamente en las orquestas de tango, fueron alcanzando otras definiciones como Vals porteño. Incluso Gerardo Metallo definió a su página Tus ojos me embelesan como Vals Boston.

   Ángel D'Agostino con su cantor Ángel Vargas, llevaron al disco éste que aparece en el título. Y que resulta una recopilación de motivos populares que siempre subyacieron en los estratos del tango, dando lugar a posteriores reencarnaciones, con diferentes motivos. El propio Vargas junto al violinista y arreglador Mario Perini, que integraba la orquesta de D'Agostino, fueron los que lo resucitaron.

   Y digo esta palabra porque ellos mismos reconocieron esos orígenes difusos de este valsecito, introduciéndole sus propios arreglos y agregándole los versos que cantaría Ángel Vargas. Al respecto, siempre recuerdo la Marcha del club Atlético Independiente que ponían antes de los partidos y que era muy similar a este valsecito, incluso en el ritmo valseado de la misma. Arrancaba con esta estrofa: "Somos lo de Independiente / de pierna fuerte y templada / guapos para una jornada / dignos de un team muy valiente...".

                                  


  En el ritmo y la efusión sentimental que nos aporta siempre el valsecito, sumado a esa voz barrial, cercana y templada de Angelito Vargas, surge la sentimentalidad del tango, el estado de ensoñación de la pareja y con elaborada sencillez el personaje realiza un contrato con el romanticismo buscando dispersar las telarañas de la vida cotidiana, recurriendo a su amorosa invitación.

Ven, reclina tu cabeza, sobre este pecho que es tuyo
quiero dormirte al arrullo, de mi amoroso latir,
Ven, que yo quiero mostrarte, lo que te quiero, bien mío
Deja ese ceño sombrío que tanto me hace sufrir.
 
Deja las luchas del mundo, ven, reconcentra tu vida
Por una senda florida, debemos andar los dos,
Si cansada de sufrir, busca tu pecho hidalguía
Yo te ofrezco el alma mía, donde tan sólo está Dios.

    Los versos que acompañan a la invitante música no destacan por su construcción literaria  ni por el embrujo poético. Pero hay una conexión especial que nos llega , entre el alma, el corazón y la voz. Son notas y palabras que siguen emergiendo en la noche milonguera y nos dejan un poso especial al escucharlas y bailarlas. Orquesta y cantor saben crear la música y la atmósfera con esa aparente sencillez, y bailamos el valsecito adentrándonos en sus entrañas.

Ven, no importa que se mofe, este mundo indiferente
El sarcasmo ruin, hiriente, que brinda la sociedad,
Yo te amo, yo te idolatro, como un lucero divino
Que alumbrará el cruel camino, de mi oscura adversidad.
 
Yo quiero ser todo tuyo, ocupar toda tu vida
Ser la prenda más querida que tengas en tu existir,
Quiero sonreír si sonríes, quiero llorar si lloraras
Implorar si tú imploraras, si tú murieras... ¡Morir!

   Lo grabaron el 9 de marzo de 1944. Y la interpretación de orquesta y cantor sigue surfeando en las olas de la milonga.

                         


        

martes, 19 de octubre de 2021

Bien Milonga

  Buena como nadie, linda como el sol   
  reinaba por su pinta en el salón,
  bailando un tango nació nuestro romance
  mientras la orquesta tocaba estos compases
 
  Cuatro compases que alegraron
  mi triste corazón
  con un divino amor.
  Tango milongón, 
  suave y compadrón
  que puso el encanto entre mis brazos.

                   Oscar Rubens
                                                

                          
   La milonga es un volcán de emociones y en esta noche de martes, como sucede durante todo el año, BIEN MILONGA lo revive una vez más, desde las 21 a las 0 horas en la convocante pista  de la madrileña CASA de ARAGÓN (Pza. República Argentina nº 6).



   
   Y para ir templando gaitas con vista a la velada nocturna nuestra, nos damos la vueltita de rigor por otras pistas del ancho mundo donde reina el tango bailado.

   Arrancamos por el porteño Salón Cánning de la Avenida Raúl Scalabrini Ortiz donde anclamos tantas veces. En este caso para ver a Facundo Piñero y Vanesa Villalba bailando el tango Cuatro vidas, interpretado por la orquesta de Carlos Di Sarli, cantando Oscar Serpa.

                              
   Pegamos un salto hasta Quito, la capital de Ecuador, donde se luce una pareja de colombianos. Concretamente, de Medellín. Son Ana Zoraida Gómez y Jorge Andrés Padilla los que saltan al ruedo para bailar la milonga-candombe Tango negro, por el autor: Juan Carlos Cáceres, y su conjunto. 

                                           

   Cerramos el tour de los martes, en Breganzona (Lugano-Suiza). Y acá son Ricardo Calvo y Sandra Messina, los que muestran su solercia milonguera, con el valsecito La tapera, en la versión de  Edgardo Donato, su orquesta y el cantor Félix Gutiérrez.

                                         
 
   Como aperitivo para esta noche milonguera no está nada mal, ¿no?


                                           

lunes, 18 de octubre de 2021

Tango Félix

 El Musicalizador Picherna

   

  El compartir la pasión por el tango reunió a los autores de este libro, precisamente en el ámbito donde Félix Picherna es una leyenda indiscutible: la milonga. Aquí, entre un baile y una charla, nació su idea de crear una publicación, uniendo sus habilidades y esfuerzos. 

   Félix Rubén Picherna se ha ganado un lugar en el Parnaso del Tango, reuniendo en sus cincuenta años de carrera la estima y el cariño de todos los entusiastas del tango que lo han reconocido como el paradigma del musicalizador de tango. 

   Este libro nos lo da a conocer en una especie de intimidad frágil, siguiendo su espíritu desde un doble ángulo. Por un lado, un icono evocador pero igualmente esquivo y secreto, a través de la aguda observación humana y psicológica que transpira en todos las tonalidades del blanco y negro fotográfico de Dino Vittimberga, donde la fuerza de los planos radica en la plasticidad de los sujetos. 

                             



   Por otro lado, como un hombre delicado que, durante las conversaciones de las que se inspiraron los textos de Franco Finocchiaro, tuvo el coraje de convertirse en cómplice del proyecto, renunciando a su cortina defensiva y acabando apareciendo así otro de lo que pueden sus admiradores. imagina. 

   Desde estas perspectivas, las fotografías y los textos se han dado continuas referencias mutuas, reflexiones y reverberaciones, como fragmentos de un único organismo creativo capaz de conservar en sí mismo y evocar el resto del conjunto.

    Dino Vittimberga, ya autor de una aclamada exposición titulada Gente de Tango que fue recogida en una publicación junto con los textos de Roberto Piumini, se encargó de las fotografías. Entre el bodegón, el reportaje, la gente, los servicios de adversidad con los que articula su profesión, Vittimberga ha recogido una vasta iconografía sobre Picherna y su mundo, definiéndolo en ese blanco y negro que siempre ha sido su pasión. 

Dos colegas: Mario Orlando y Félix Picherna

   

    Por su parte, Franco Finocchiaro se ocupó de la letra en un estilo que remite a su profesión de músico en cuanto a colores y musicalidad. En esta capacidad, en el tango, ha gozado de éxito internacional en teatros de todos los continentes desde la creación de Tangoseis, pasando por la colaboración de más de diez años con Milva, con Miguel Angel Zotto, hasta la actualidad con la Orquesta Minimal. Flores del Alma de la que es director y arreglista. 

   Su compromiso cultural con el tango, que va más allá de la música y también se ocupa de críticas, ensayos, obras de teatro, le ha valido el prestigioso nombramiento como miembro de la Academia Nacional del Tango de Buenos Aires.

(Los discjockeys de tango no tienen la fama ni ganan el dinero que los que se dedican a otros géneros musicales y pinchan en discotecas de  gran calado. Por eso vale la pena comprobar como estos dos artistas italianos, el escritor y el fotógrafo, se reunieron para homenajearlo y recordarlo en un libro, editado en 2012, a  Félix Picherna . Un musicalizador amigo, con quien compartí lindos momentos en la resurrección del tango bailable en la Buenos Aires de los noventa, con él de pincha discos. Y nos reencontramos en Italia donde sembró sus conocimientos y los transmitió a los nuevos pinchadiscos de tango y a los milongueros.)


martes, 12 de octubre de 2021

Bien milonga


                                                     Cuando vibra su compás
                                                     tan marcado y tan vivaz,
                                                     no hay quien pueda resistir
                                                     los deseos de bailar.
                                                     Es su ritmo tan sensual
                                                     que entre cortes y quebradas,
                                                     toda pena es olvidada
                                                     porque su compás, es emoción.

   Es lo que tienen los Martes de BIEN MILONGA. La emoción de bailar con los grandes regalos discográficos que nos dejaron las orquestas típicas maravillosas que fondearon en el tango. Y volver a regodearnos con el abrazo distintivo y la magia de llevar el compás emparejados.

   Por eso, esta noche, estamos como de costumbre en la convidante pista de la madrileña CASA de ARAGÓN, desde las 21 a las 0 horas para darle gusto al cuerpo y al cuore.

                                    
   Como es costumbre en este día milonguero, recorremos algunas pistas que albergan al tango, con exhibiciones que entonan el ánimo y nos predisponen para nuestra salida a plaza.

   Nuestra primera parada es en el Festival de Elba (Italia) donde Aoniken Quiroga y Alejandra Mantiñán bailan el tango Mi dolor, ejecutado por la orquesta de Juan D'Arienzo, cantando Osvaldo Ramos.

                                   
   Acto seguido, estamos en el Club Majestic Dance (Salon Baires), de Nápoles (Italia), para ver en acción a Milena Plebs y Sergio Cortazzo al compás de la Milonga brava, por Francisco Canaro y su cantor Roberto Maida.
                                          

   Un saltito a Rumania porque allí en el Tango Cazino Festival del  Cluj-Napoca, están Noelia Hurtado y Carlitos Espinoza luciéndose con este Valsecito criollo que nos dejara Juan D'Arienzo con su orquesta.
                                            

    Y ya arrancó el Martes con BIEN MILONGA en la recámara.                                         

domingo, 10 de octubre de 2021

La música milonguera

    Desde que volvió el auge del tango, en los años noventa, se ha ido extendiendo como un reguero de pólvora por todo el planeta. Cada vez son más los bailarines en los distintos países, los profesores, las parejas de exhibición, los disc jockeys, los Festivales de Tango, los Libros referidos al género o a personajes relevantes del mismo.

   Como he vivido toda esta resurrección, la he sentido hondamente y la sigo viviendo como organizador de milongas, como bailarín, conferencista, pinchadiscos en España, Argentina, Italia, Francia y otros sitios, creo que sería interesante merodear un poco en los variados aspectos que podemos recrear sobre lo que sucede en la pista. Y, sobre todo, en esa música que nos incita, nos predispone, nos llega hondamente para que podamos interpretarla en pareja con nuestros cuerpos.

   Alguna vez he comentado que arranqué bailando tango en los años cincuenta cuando todavía estaba en su apogeo. Hacerlo con aquellas orquestas en vivo: Di Sarli, Troilo, D'Arienzo, Pugliese, Gobbi, como lo disfrutamos con la barra de amigos, es algo inolvidable. Como todo esto lo revisitado en relatos anteriores, igual que mis andanzas milongueras por la enorme cantidad de clubes de barrio que había en la capital porteña, hoy prefiero poner la lente en la música.

                                    

Picherna pinchando música

   Creo que es el punto vital, fundamental, lo que nos hace pasar una buena velada o, por el contrario,  sentir que la música no nos ha impulsado debido a la errada elección de temas, por parte del musicalizador. Afortunadamente, en los noventa, en Buenos Aires, todavía estaban algunos pinchas de la belle epôque que supieron transmitir su experiencia. 

   Incluso, alguno como Félix Picherna, estaba presente y no sólo transmitió su sabiduría en ese aspecto a los que le siguieron, sino que fue contratado por organizadores de Italia que lo llevaron para allí y también dejó un gran reguero de enseñanzas en dicho país, donde me lo encontré en una milonga de Roma muy concurrida, y nos pegamos un fuerte abrazote.

   Lo curioso es que en aquella época de oro que estoy señalando, jamás supimos quienes eran los pinchas de las milongas más concurridas. En la hermosa Sede social del Club Atlético Huracán, donde solíamos ser fieles concurrentes los domingos con grabaciones, nunca vimos al que seleccionaba la música con muy buen criterio. Estaba como encerrado en una salita y desde  allí nos mandaba el  emotivo mensaje musical.

   Y así sucedía en el Sp. Buenos Aires, en el Premier, Unidos de Pompeya, Sin Rumbo, Villa Malcom, Social Rivadavia, Estrella de Oriente, Isondu, Palacio Rivadavia, Villa Sahores y tantísimas pistas repletas de milongueros de ambos sexos ávidos de regodearse y desarrollar su pasión. Podemos dar fe de que siempre nos sentíamos interpretados por el seleccionador de la música. Esa que escuchábamos todos los días en la radio y los tocadiscos de casas y departamentos.

    Debo confesar que ha costado mucho volver a sentirnos identificados, en la nueva era, con algunos aprendices recién llegados al tango y que han desempeñado esa tarea tan fundamental del pincha. Me refiero a la enorme cantidad de milongas que fueron floreciendo a lo largo de  todos estos años por diferentes ciudades de Europa. He visto de todo. Incluso a seleccionadores de música que eligieron el llamado "Tango nuevo",  para así demostrar su impericia. Y no se puede embarrar la cancha.

   

   Para un milonguero de postín es muy sencillo seleccionar las tandas. El Troilo de Goñi. El Di Sarli rítmico o el melódico, según el momento. D'Arienzo para levantar el ánimo bailarí., Pugliese instrumental. D'Agostino- Vargas. Tanturi-Castillo o con Campos según el momento y también algunos de sus escasos instrumentales. Caló-Berón-Podestá-Iriarte. Laurenz. Donato. Algún Canaro. Y ya tenés la base. Que suma agregados para rellenar los otros momentos, claro.

   Pero sobre todo: No inventen. No "descubran". Está todo descubierto en la materia desde hace más de ochenta años. No se imaginan lo que puede sufrir un/a milonguero/a durante esos 10/14 minutos del in-bailable "descubrimiento" por parte del musicalizador. No jodan con eso. Todos tenemos gustos particulares, pero lo que importa es la gente que viene a bailar y ha pagado entrada para disfrutar y no para sufrir. Lo digo por las experiencias que he ido atravesando durante años. 

   Y si  bien es cierto que hay gente con problemas económicos y el tango puede ayudarlos a sobrevivir, pasando música,  pueden acudir a expertos en el tema para que los asesoren y así no perjudiquen a los bailarines. El tango es cosa seria y por algo está de moda en todo el mundo,  con música grabada en los años cuarenta y cincuenta. La que debemos respetar y escuchar una y otra vez para formarnos una idea clara de lo que es bailable y lo que es para escuchar o para... descartar.

    

jueves, 7 de octubre de 2021

Vamos, todavía

    Juanca Tavera nos dejó unas cuantas páginas que tienen ese sabor de la melancolía, de lo porteño, de lo vivido y del alma tanguera que llevamos encima. La metafísica en la que estamos envueltos con el paso de los años. El asombro, la ternura, el futuro incierto, los declives del amor y la distopía imaginaria sobre lo que vendrá, flotan en los versos de este porteño  de Béccar, que se mandó temas de gran calado, en un momento en que el tango estaba de capa caída.

   Ya le he dedicado unas páginas en este espacio y considero que vale la pena fondear en algunos de sus versos para merodear los albures de la existencia y recordarlo así. Decía que "Generalmente escribo de noche porque los duendes son distintos. Pero cuando leo lo escrito a la luz del día, es otra cosa y comienzo con los retoques".

                                          


   Curiosamente comenzó en el folklore escribiendo chacareras y zambas para los Huanca Huá en el 72. Temas exitosos, por cierto. Pero luego aclararía que tenía vena tanguera desde pibe y que un compañero suyo del colegio le recordaría que en los recreos se la pasaba cantando tangos. Y no dudaba en recordar que era admirador de Aníbal Troilo, Carlos Di Sarli, Alfredo Gobbi y Horacio Salgán, en ese orden.

   Fue Néstor Fabián, que estaba atravesando un momento artístico importante, quien le grabó uno de sus primeros temas: Dos ilusos, con la orquesta de Osvaldo Tarantino. Y enseguida repetiría con el tema que hoy me ocupa y que lleva música de ese pianista excelente que fue Tarantino. Acá la pluma de Tavera está marcando tiempos y en ese año 1977, el género necesitaba una urgente renovación por la paulatina desaparición de grandes figuras.

   En esos crepúsculos en que la llama del amor se apaga, el alma solitaria busca aliento para superar el instante irreversible. Como el boxeador lastimado por los golpes del rival y que se la juega, peleando, para no terminar nocaut, trata de darse manija ante esos días comunes en que el recuerdo de ella lo persigue. La agonía del amor se convierte en una sombra y repercuten otros pasos en falso que derivan en una trama perturbadora, obra de la desdicha. 

Vamos, corazón, no te me quedes.
Si las piñas de la vida
te abollaron las paredes,
estás gastando tu turno de latir
empecinado en sufrir.
Deja de vagar viejas veredas
al encuentro de las horas
del amor... febril,
No ves que tengo los ojos tranquilos,
la tarde cansada
y el sol sin salir.

Por vos se me olvidó
la forma de querer,
las ganas de reír,
el tiempo de crecer; 
por vos no abrí la puerta de olvidar
ni chance que me das de andar mirando atrás.
Tal vez hay tiempo si vos lo querés,
tal vez hay un mañana y un porqué.
El vale que nos queda de ilusión
jugalo... corazón
salí de perdedor.

    En la reflexión consigo mismo, va marcando la topografía de su existencia y calibrando los lindes de la misma. La vigilia lo encuentra comprobando los años que se han ido, los deseos marchitos, los errores, las quejumbres  y esos vaivenes que lo encuentran perdido en la batalla, lejos del paraíso soñado. Y comprende que debe luchar contra todo ello. Así reflexiona en la manera de hacerlo.

Vamos, corazón, hacé la cuenta
uno a uno los eneros
van pisando los cuarenta,
y estás marcando mi tiempo de vivir
sin voluntad por seguir.
Dale con tu cuenta regresiva
hasta que uno de estos días
me dejés... tirao.
Qué par de giles, perder la alegría
del cacho de vida
que Dios nos ha dao.
 

Vamos, todavía, que en la vida
quiero un poco de alegría
para ser feliz...

   Este tango que estrenó y grabó Néstor Fabián con la orquesta de Tarantino, también lo llevaron al disco Roberto Mancini con guitarras, Guillermo Galvé, Rubén Juárez con la orquesta de Raúl Garello y otros. Hoy recuerdo la versión de Rubén Juárez. Grabado en 1979.

                      

                         

martes, 5 de octubre de 2021

Bien Milonga


                                                        Adornando los acordes                                 
                                                        de esta milonga canyengue,
                                                        va la luz de tus ojos 
                                                        que te han visto suspirar. 
                                                        Pa' que sepas mi morocha
                                                        que hay un mozo siempre alegre,
                                                        con todo tu cariño, robador
                                                        que nunca olvidará mi amor.    

   Esta noche de Martes 5 de Octubre, BIEN MILONGA festeja su octavo cumpleaños, en la coqueta pista de la madrileña Casa de Aragón. Lo haremos con todos los amigos y amigas milongueros/as que nos han acompañado durante todo este tiempo y le daremos gusto al cuerpo y al cuore una vez más.

                                     

   Como de costumbre nos damos la consabida vuelta por esas milongas mundanas para ir calentando los remos y las ganas de milonguear. 

   Arranco por el porteño salón Canning, donde Noelia Hurtado y Facundo de la Cruz bailan el tango El motivo, por la orquesta de Aníbal Troilo, cantando Roberto Goyeneche. 

      

   Me encanta la demostración que viene a continuación porque representa muchas cosas y me recuerda al barrio, a aquellas fiestas de casamiento y a esas damas mayores que llevan el baile en el alma y en sus movimientos, pese al paso de los años. Son María y Alon bailando el valsecito Corazón de oro, por el Quinteto Pirincho.

                                           


   Cierro el periplo de hoy en Varsovia, la capital polaca, para ver en acción a esta excelente dupla: Facundo Piñero y Vanesa Villalba que se mandan con La milonga de Buenos Aires, por la orquesta de Francisco Canaro, cantando Ernesto Famá.  

                                            

   Y esta noche a festeja el octavo cumpleaños de BIEN MILONGA a toda pastilla.

                                                                                                                                           


viernes, 1 de octubre de 2021

La violeta

    Un tango entrañable, sentido, descriptivo, lleno de sentimiento.  Era la época de la gran inmigración que llegaba en barcos atiborrados de italianos, españoles y otras nacionalidades que arribaban con sus escasas pertenencias al puerto porteño. La nostalgia, la morriña, las lejanías familiares, los amigos, todo ello provocaba sensaciones pesarosas en los habitantes de la nueva tierra donde echarían semillas y se radicarían para siempre.

   Nicolás Olivari, autor de los versos, fue periodista, escritor, poeta, guionista teatral, y también tanguero. Estuvo enrolado en los dos grupos literarios que se alinearon en aquella Buenos Aires de 1920 al 40: El de Boedo y el de Florida (Martín Fierro). Fue profesor de literatura y de castellano. Con su libro "La Musa de la mala pata" abrió un canal nuevo, revolucionario, por su concepción poética. Fue editado en 1926 y provocó todo tipo de comentarios.

                                      

Nicolás Olivari en su época joven y ya era periodista de fuste

   En la Dedicatoria del mismo dice: "Dedico este libro, grotesco, rabioso e inútil, a todos los empleados de Comercio de mi ciudad. Pobres seres canijos y dispépticos que nunca conocieron el amor y dividieron la vaguedad sentimental de sus vidas entre el cinematógrafo de barrio y la magnesia calcinada de Carlos Erba. Pobres seres que huelen los versos y mastican la 5ª edición de «Crítica» mientras limpian sus lapiceras en el lamentable relieve de sus traseros afilados por la inminencia de la patada patronal".

   Fue uno de los escritores que fundaron la Academia Porteña del Lunfardo. Otros libros suyos de poesía y cuento fueron, por ejemplo: Carne al sol, El gato escaldado, Los poemas rezagados, ,  Diez poemas sin poesía, La amada infiel, La mosca verde,  Pas de quatre, El hombre de la baraja y la puñalada, El almacén, La mala vida, La noche es nuestra, Los días tienen frío,  Un negro y un fósforo, Novela parroquial de Buenos Aires y su último trabajo, en el que saca a relucir su amor, el sentimiento por la ciudad en la que vivió sus 66 años: Mi Buenos aires querido. 

                                             


   Hoy me toca referirme a su nostálgico tango del título. Escribió los versos de La violeta en 1929, y en comunión con Cátulo Castillo -autor de la música- lo sacaron a la palestra rápidamente estrenándolo el cantor Roberto Maida por Radio Nacional (la que luego sería radio Belgrano), acompañado por sus guitarristas. Gardel lo grabaría un año más tarde. Luego entraría en el repertorio de orquestas y cantores.

   El propio Olivari (Firmaba a veces como Diego Arzeno) recordaba cómo se produjo la idea de este tango: 

-A pesar de mi intensa vida de periodista, nunca tuve la suerte de conocer personalmente a Carlos Gardel. La letra de "La Violeta" la escribí en un mesón antiguo de este Buenos Aires, comiendo con Cátulo Castillo, por una apuesta. Y nació al hilo, entre los spaghettis y el vino. Primeramente lo grabó Maida y luego Gardel; para mí es un motivo de orgullo personal esta distinción sin igual. Fue Cátulo quien se encargó de hacerlo grabar. 

                                   



   En la partitura original de este tango, Cátulo y Olivari dejan esta dedicatoria que cita precisamente al lugar donde se desarrolla el aguafuerte que pinta el drama del inmigrante: 

   -Al marqués Enrique González Tuñón, en agradecimiento a las tantas y tan sabrosas cazuelas de pescado con que nos habéis invitado a aquella cantina italiana de la Chacarita, musa macabra de este tango, os lo dedicamos. Conserva aún reminiscencias de pizza y queso provolone. Cantadlo, tocadlo, silbadlo; tuyo es. Los autores.

Con el codo en la mesa mugrienta
y la vista clavada en un sueño, 
piensa el tano Domingo Polenta
en el drama de su inmigración.
Y en la sucia cantina que canta
la nostalgia del viejo paese
desafina su ronca garganta
ya curtida de vino carlón.

Ë...! La Violeta, la va, la va, la va, la va...
La va sul campo che lei si sognaba
ch'era su gigin, que guardandola staba.
Él también busca su soñado bien
desde aquel día, tan lejano ya,
que con su carga de ilusión saliera
como La Violeta que la va... la va...

Canzoneta de pago lejano
que idealiza la sucia taberna
y que brilla en los ojos del tano
con la perla de algún lagrimón...
Lo aprendió cuando vino con otros
encerrado en la panza de un buque,
y es con ella, metiendo batuque,
que consuela su desilusión.

(Gigin: término genovés equivalente al italiano "gingilino": galanteador)


   Aníbal Troilo lo grabó en 1951, cantando Jorge Casal y veinte años más tarde acompañaría con su orquesta a Roberto Goyeneche grabando varios temas. entre ellos La violeta (24 de junio de 1971).Lo escuchamos.