lunes, 18 de octubre de 2021

Tango Félix

 El Musicalizador Picherna

   

  El compartir la pasión por el tango reunió a los autores de este libro, precisamente en el ámbito donde Félix Picherna es una leyenda indiscutible: la milonga. Aquí, entre un baile y una charla, nació su idea de crear una publicación, uniendo sus habilidades y esfuerzos. 

   Félix Rubén Picherna se ha ganado un lugar en el Parnaso del Tango, reuniendo en sus cincuenta años de carrera la estima y el cariño de todos los entusiastas del tango que lo han reconocido como el paradigma del musicalizador de tango. 

   Este libro nos lo da a conocer en una especie de intimidad frágil, siguiendo su espíritu desde un doble ángulo. Por un lado, un icono evocador pero igualmente esquivo y secreto, a través de la aguda observación humana y psicológica que transpira en todos las tonalidades del blanco y negro fotográfico de Dino Vittimberga, donde la fuerza de los planos radica en la plasticidad de los sujetos. 

                             



   Por otro lado, como un hombre delicado que, durante las conversaciones de las que se inspiraron los textos de Franco Finocchiaro, tuvo el coraje de convertirse en cómplice del proyecto, renunciando a su cortina defensiva y acabando apareciendo así otro de lo que pueden sus admiradores. imagina. 

   Desde estas perspectivas, las fotografías y los textos se han dado continuas referencias mutuas, reflexiones y reverberaciones, como fragmentos de un único organismo creativo capaz de conservar en sí mismo y evocar el resto del conjunto.

    Dino Vittimberga, ya autor de una aclamada exposición titulada Gente de Tango que fue recogida en una publicación junto con los textos de Roberto Piumini, se encargó de las fotografías. Entre el bodegón, el reportaje, la gente, los servicios de adversidad con los que articula su profesión, Vittimberga ha recogido una vasta iconografía sobre Picherna y su mundo, definiéndolo en ese blanco y negro que siempre ha sido su pasión. 

Dos colegas: Mario Orlando y Félix Picherna

   

    Por su parte, Franco Finocchiaro se ocupó de la letra en un estilo que remite a su profesión de músico en cuanto a colores y musicalidad. En esta capacidad, en el tango, ha gozado de éxito internacional en teatros de todos los continentes desde la creación de Tangoseis, pasando por la colaboración de más de diez años con Milva, con Miguel Angel Zotto, hasta la actualidad con la Orquesta Minimal. Flores del Alma de la que es director y arreglista. 

   Su compromiso cultural con el tango, que va más allá de la música y también se ocupa de críticas, ensayos, obras de teatro, le ha valido el prestigioso nombramiento como miembro de la Academia Nacional del Tango de Buenos Aires.

(Los discjockeys de tango no tienen la fama ni ganan el dinero que los que se dedican a otros géneros musicales y pinchan en discotecas de  gran calado. Por eso vale la pena comprobar como estos dos artistas italianos, el escritor y el fotógrafo, se reunieron para homenajearlo y recordarlo en un libro, editado en 2012, a  Félix Picherna . Un musicalizador amigo, con quien compartí lindos momentos en la resurrección del tango bailable en la Buenos Aires de los noventa, con él de pincha discos. Y nos reencontramos en Italia donde sembró sus conocimientos y los transmitió a los nuevos pinchadiscos de tango y a los milongueros.)


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