domingo, 10 de octubre de 2021

La música milonguera

    Desde que volvió el auge del tango, en los años noventa, se ha ido extendiendo como un reguero de pólvora por todo el planeta. Cada vez son más los bailarines en los distintos países, los profesores, las parejas de exhibición, los disc jockeys, los Festivales de Tango, los Libros referidos al género o a personajes relevantes del mismo.

   Como he vivido toda esta resurrección, la he sentido hondamente y la sigo viviendo como organizador de milongas, como bailarín, conferencista, pinchadiscos en España, Argentina, Italia, Francia y otros sitios, creo que sería interesante merodear un poco en los variados aspectos que podemos recrear sobre lo que sucede en la pista. Y, sobre todo, en esa música que nos incita, nos predispone, nos llega hondamente para que podamos interpretarla en pareja con nuestros cuerpos.

   Alguna vez he comentado que arranqué bailando tango en los años cincuenta cuando todavía estaba en su apogeo. Hacerlo con aquellas orquestas en vivo: Di Sarli, Troilo, D'Arienzo, Pugliese, Gobbi, como lo disfrutamos con la barra de amigos, es algo inolvidable. Como todo esto lo revisitado en relatos anteriores, igual que mis andanzas milongueras por la enorme cantidad de clubes de barrio que había en la capital porteña, hoy prefiero poner la lente en la música.

                                    

Picherna pinchando música

   Creo que es el punto vital, fundamental, lo que nos hace pasar una buena velada o, por el contrario,  sentir que la música no nos ha impulsado debido a la errada elección de temas, por parte del musicalizador. Afortunadamente, en los noventa, en Buenos Aires, todavía estaban algunos pinchas de la belle epôque que supieron transmitir su experiencia. 

   Incluso, alguno como Félix Picherna, estaba presente y no sólo transmitió su sabiduría en ese aspecto a los que le siguieron, sino que fue contratado por organizadores de Italia que lo llevaron para allí y también dejó un gran reguero de enseñanzas en dicho país, donde me lo encontré en una milonga de Roma muy concurrida, y nos pegamos un fuerte abrazote.

   Lo curioso es que en aquella época de oro que estoy señalando, jamás supimos quienes eran los pinchas de las milongas más concurridas. En la hermosa Sede social del Club Atlético Huracán, donde solíamos ser fieles concurrentes los domingos con grabaciones, nunca vimos al que seleccionaba la música con muy buen criterio. Estaba como encerrado en una salita y desde  allí nos mandaba el  emotivo mensaje musical.

   Y así sucedía en el Sp. Buenos Aires, en el Premier, Unidos de Pompeya, Sin Rumbo, Villa Malcom, Social Rivadavia, Estrella de Oriente, Isondu, Palacio Rivadavia, Villa Sahores y tantísimas pistas repletas de milongueros de ambos sexos ávidos de regodearse y desarrollar su pasión. Podemos dar fe de que siempre nos sentíamos interpretados por el seleccionador de la música. Esa que escuchábamos todos los días en la radio y los tocadiscos de casas y departamentos.

    Debo confesar que ha costado mucho volver a sentirnos identificados, en la nueva era, con algunos aprendices recién llegados al tango y que han desempeñado esa tarea tan fundamental del pincha. Me refiero a la enorme cantidad de milongas que fueron floreciendo a lo largo de  todos estos años por diferentes ciudades de Europa. He visto de todo. Incluso a seleccionadores de música que eligieron el llamado "Tango nuevo",  para así demostrar su impericia. Y no se puede embarrar la cancha.

   

   Para un milonguero de postín es muy sencillo seleccionar las tandas. El Troilo de Goñi. El Di Sarli rítmico o el melódico, según el momento. D'Arienzo para levantar el ánimo bailarí., Pugliese instrumental. D'Agostino- Vargas. Tanturi-Castillo o con Campos según el momento y también algunos de sus escasos instrumentales. Caló-Berón-Podestá-Iriarte. Laurenz. Donato. Algún Canaro. Y ya tenés la base. Que suma agregados para rellenar los otros momentos, claro.

   Pero sobre todo: No inventen. No "descubran". Está todo descubierto en la materia desde hace más de ochenta años. No se imaginan lo que puede sufrir un/a milonguero/a durante esos 10/14 minutos del in-bailable "descubrimiento" por parte del musicalizador. No jodan con eso. Todos tenemos gustos particulares, pero lo que importa es la gente que viene a bailar y ha pagado entrada para disfrutar y no para sufrir. Lo digo por las experiencias que he ido atravesando durante años. 

   Y si  bien es cierto que hay gente con problemas económicos y el tango puede ayudarlos a sobrevivir, pasando música,  pueden acudir a expertos en el tema para que los asesoren y así no perjudiquen a los bailarines. El tango es cosa seria y por algo está de moda en todo el mundo,  con música grabada en los años cuarenta y cincuenta. La que debemos respetar y escuchar una y otra vez para formarnos una idea clara de lo que es bailable y lo que es para escuchar o para... descartar.

    

2 comentarios:

  1. Estimado JM, obviamente hay gustos para todo (y algunos que merecen palos). Pero sinceramente creo que si hay un DJ de tango digno de admirar es Damián Boggio con sus vinilos y todo su inestimable material en YouTube: www.youtube.com/user/argentinatangodj/videos
    Cordial saludo,
    José

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    1. Es muy cierto lo que decís. No quiero nombrar a ninguno para no molestar. Pero también hay otros que hacen muy bien su trabajo.

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