Así recordaba Enrique Cadícamo, en la voz de Julián Centeya a Graciano de Leone. Era el prólogo al tango Café Domínguez, que grabara Ángel D'Agostino con su orquesta. Y tiene mucho mérito ello, por tratarse de un bandoneonista que dejó su marca en la historia del tango. No sólo a través de los conjuntos que integró, de los grandes con los cuales tocó, de los que dirigió, sino también con algunos de los temas que compuso, mostrando capacidad, inventiva y talento de creador. Pese a lo cual no ha adquirido la merecida relevancia entre los aficionados al género..
Bastaría que mencionásemos a Tierra negra, un tango que resistió a tantos cambios y que compusiera, junto con Juan Francisco Noli en 1912. Lo grabaron infinidad de orquestas, algunas con ese pregón inicial: "Resaca y tierra negra para planta, Patrona, ¿quiere comprar?, de Bastardi, quien le pondría unos versos que prácticamente no trascendieron, porque se priorizó la música.
Graciano De Leone |
Bastaría que mencionásemos a Tierra negra, un tango que resistió a tantos cambios y que compusiera, junto con Juan Francisco Noli en 1912. Lo grabaron infinidad de orquestas, algunas con ese pregón inicial: "Resaca y tierra negra para planta, Patrona, ¿quiere comprar?, de Bastardi, quien le pondría unos versos que prácticamente no trascendieron, porque se priorizó la música.
Pronto mostró sus dotes para aprender música y gracias a la maestría de su hermano que le enseñó a manejar la guitarra, fue entrando en el ambiente y se enrolaría con el bandoneonista Antonio Cacace, en un trío que dirigía éste en un Café. Allí comenzaría a deslumbrarse con el bandoneón y le pidió a éste si le podía dar unas clases. No sólo le sirvieron de mucho, sino que fueron el acicate para acabar su formación con Eduardo Arolas, y ya lanzado en la aventura tocaría con él en La Buseca de Avellaneda.
El tango iniciaba había iniciado su asedio y crecía en los bailes y en los estrados. En el Barrio de la Boca, los cafés le abrieron las puertas de par en par con gran éxito, a local lleno. Graciano De Leone debuta con un trío en el café Royal junto a Eduardo Monelos, violinista y Ángel Pastore, pianista. Graciano de Leone y su hermano Pascual se alinearon también en un trío con Agustín Bardi, que se sentaba al piano. De ahí pasarían al T.V.O., un café de la calle Montes de Oca, con Ponzio reemplazando a Pascual De Leone. El Café continuaba siendo el gran escenario del tango y entre las muchas andanzas y noches interminables comenzaría la recordada permanencia de 5 años en el Café Domínguez, de la Corrientes angosta, dirigiendo su propio cuarteto desde el fueye, con Nicolás Vaccaro al piano, José Valotta y Pedro Festa en violines. Estos tres instrumentos terminarían siendo los fundamentales del tango.
Ya con su prestigio merecidamente ganado, Graciano de Leone seguía componiendo temas que cautivarían en el periplo nocturno de una época llena de historias para el futuro que se preveía, en aquellas noches tumultuosas. Un lamento y El Pillete serían el complemento a Tierra Negra. El trío de tangos que le dieron merecido prestigio y que le sobrevendrían a su desaparición. Un lamento lleva letra de Pedro Numa Córdoba y así lo grabaron Agustín Magaldi y Corsini con guitarras y también D'Agostino-Vargas y Osvaldo Pugliese con su orquesta, cantando Jorge Maciel. D'Arienzo y Di Sarli, entre otros, lo llevaron al disco en forma instrumental. Éste último lo registró dos veces y lo seguimos bailando y escuchando con muchas ganas, porque además viene ataviado de recuerdos.
Su producción fue bastante extensa. Así canto yo, que lleva letra de Escaris Méndez, lo grabó Gardel con sus guitarristas Ricardo y Barbieri en Barcelona, en 1927. También lo llevaron al disco Canaro con Famá. Precisamente Francisco Canaro que grabó varios tangos de De Leone como Cinta azul, con Charlo, Tierra negra con Alberto Arenas, La dama negra, La tristona, no dudó en afirmar que era un gran creador y un bandoneonista de fuste. Firpo grabaría temas suyos como El rey de la serpentina, Tierra negra, Un lamento, Repeluz, De mal agüero (Dedicado a Bardi), El Pillete, Bar Central. Osvaldo Fresedo lo hizo con La cornetita, D'Arienzo con Lamas: Viejo tintero y varios más.
Y podría seguir, pero considero suficiente para mostrar los méritos de compositor que mostró este bandoneonista que supo formar en conjuntos con gente de la talla de Francisco De Caro, Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Alfredo De Angelis, Francisco Pracánico, Tito Roccatagliatta, Eduardo Arolas, Juan Pedro Castillo, Agustín Bardi y otras figuras del tango. En una entrevista que tuve con Julio De Caro en mi programa "Dialogando con swing", que iba por radio Argentina los domingos a la mañana, se quedó mucho tiempo con nosotros y conversamos largamente. En un momento dado se me dio por extraer nombres de la guardia vieja y como De Leone no tenía entonces mayores comentarios, le pregunté por él. Y el maestro De Caro me dijo:
- Un bandoneonista de mucha garra, lo tuve conmigo en una orquesta gigante, Fue un excelente compositor y apasionado del bandoneón. Me gustó esa forma que tenía de manejarlo y de expresarse con el instrumento. Además, era una persona sumamente agradable y humilde. Compuso algunos tangos que grabé con mi orquesta: El pillete, De mal agüero, Tierra negra,Un lamento, Repeluz. En ellos mostró su gran cualidad de compositor. Muy valiosos temas que nos dejó.
Como broche podemos escuchar Un lamento, por Carlos Di Sarli, grabado el 8 de noviembre de 1944.