miércoles, 23 de octubre de 2024

 Vale la pena escuchar a Ignacio Varsavsky explicándonos todos estos detalles sobre "Los estilos fundamentales del Tango". En este caso se trata de Juan D'Arienzo. A parar la oreja...

                

Pan comido

    Este tango de Enrique Dizeo y el cantor-guitarrista Ismael Florentino Gómez, fue compuesto en 1927 y Carlos Gardel lo grabó con sus guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri en febrero de dicho año, con gran suceso. Pero debieron pasar diecinueve años para que Juan D'Arienzo con la voz de Alberto Echagüe lo llevara de nuevo al disco y a la popularidad, grabándolo en mayo de 1946

   Siempre me gustó este tema por las expresiones que utiliza Dizeo, un poeta especializado en la sensibilidad literaria que utilizaba su cofrade Celedonio Flores. Incluso como bardo supo describir la cofradía del barrio, el lenguaje, las peculiaridades y el trazado de ambientes. Ya he realizado su biografía y hablado de su extensa y consagrada obra tanguera, en estas páginas.

                                             


   Y hoy precisamente escuchando "Pan comido", podemos encontrar como puede habitar poéticamente su propia vida. Porque para escribir estos versos, tiene que haber sido burrero, o sea, aficionado a las carreras de caballos en el hipódromo de Palermo, como su gran amigo Gardel, jugándose el dinero a las patas de algún pingo, en ese recinto. 

   Los que hemos visitado muchas veces tanto el hipódromo de Palermo como los de San Isidro o La Plata (podría seguir nombrando los de Lima, San pablo, Rio de Janeiro, Colombia, Maroñas...), entendemos perfectamente su lenguaje popular en este tango imperdible por cómo va definiendo a un jugador de poca monta que va perdiendo su dinero y sin embargo la juega de ganador.

Sos un caído de la cuna, un pobre gato, un maleta
En los handicaps corridos siempre quedaste para'o
Te has perdido el vento al póquer porque no tenés carpeta
Y, sin embargo, en la vida nunca falta un güey corneta
Que haga correr la bolilla que sos un tigre menta'o

El hombre en pista liviana
En barrosa y en pesada
Si tiene sangre en las venas
Jamás se debe achicar
Y a vos te han visto hacer buches
Amainando en la parada
Tendrás muy buenos aprontes
Sos de mucha atropellada
Pero en finales reñidos
Sos mandria, sabés temblar
   


     Los versos constan de cinco partes aunque la tercera, la cantaron Gardel o Jorge Vidal, pero en la versión de D'Arienzo fue eliminada, seguramente por su extensión. Y sigue dándole leña al inexperto que la va de piola, lanzándole frases bien burreras como puede verse en la letra. Lo trata de "botija", que significa "niño". Una fija viene a ser un dato de ganador seguro. Potrillo representa al novato. Roncador es el caballo que se ahoga con el viento de frente. La corrida es el ensayo previo del animal.

Si no hay clase, ¿por qué causa la vivís dándote dique?
Al fin y al cabo, ¿qué hazaña en tu cartilla cayó?
Seguí nomás bellaqueando, creyéndote un buen dorique
Que, si me apurás un poco, vas a quedar en el pique
Pa' que chillen los muchachos que en todo primero yo

Lo que uno sabe de viejo
A vos te falta, botija
Sos potrillo de dos años
Recién darás mucho sport
Cuando andes como yo anduve
Como bola sin manija
Tenés que nacer de nuevo
Para correrte una fija
Aunque te jugués el resto
No llegás al marcador

No servís pa' acompañarme ni siquiera en la partida
No tenés chance ninguna, pa' mí que sos roncador
Nunca marcaste buen tiempo, es muy pobre tu corrida
Si no te abrís en el codo, te mancás en la tendida
Te falta más performance pa' salir de perdedor.

  Vale la pena escuchar otra vez la versión de Juan D'Arienzo con su cantor Alberto Echagüe. Lo grabaron el 3 de mayo de 1946.

                               


                      

miércoles, 16 de octubre de 2024

Los 14 con el Tango

   Este luchador infatigable de la música popular, nacido en 1915, vive en Montevideo y Corrientes, una zona hasta hace no tanto tiempo de cafés y encuentros tangueros. Fue el creador del 'Día Nacional del Tango'. 

   Su interés y pasión por este género lo llevaron a convertirse en Académico de la Academia Nacional del Tango, Académico de la Academia Porteña del Lunfardo, Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, Miembro de la Comisión Directiva de las Escuelas Tecnológicas ORT, Miembro de la Comisión Directiva del Instituto Cultural Argentino-Israelita, Presidente Honorario de la Asociación Gardeliana Argentina y Miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Amigos de la Calle Corrientes.

                                    

Ben Molar. 


   Por su iniciativa, se colocaron en 40 esquinas de la calle Corrientes placas de bronce con el nombre de reconocidas figuras del tango, como Libertad Lamarque, Mariano Mores, Enrique Cadícamo, Horacio Salgán, Tania, Tita Merello y Raúl Lavié.

   Una de sus obras más importantes fue la muestra y el disco que creó y produjo: el histórico "14 con el Tango". Allí incluyó a 42 personajes del más alto nivel de la literatura, de la música y de la pintura, entre ellos: Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Florencio Escardó, Aníbal Troilo, Juan D'Arienzo, Astor Piazzolla, Raúl Soldi, Raquel Forner y Carlos Cañás.

   Es además autor de canciones populares, como "FINAL", grabada por famosos cantantes; de canciones de comedias musicales, como "PAREN EL MUNDO... QUIERO BAJAR", "MAME", "DOS VIRGINIAS PARA UN PABLO" y "TE CASARÁS GASPAR"; de versiones en español de canciones de Los Beatles, Paul Anka, Elvis Presley, Bill Halley, Chubby Cheker; de "Noche de paz, noche de amor" y "Replican las campanas" y, también, autor de canciones incluidas en películas.

                                           

Sábato, Troilo, Demare, Mujica Láinez y Ben Molar

   "Ben Molar es un personaje casi mitológico del Buenos Aires porteño. Si bien fue famoso desde joven por la repercusión de sus boleros, fue el tango la herramienta que le permitió ser uno de los animadores más activos de la historia del mundo de la música ciudadana. Cultor por sobre todo de las grandes conversaciones y de las amistades que cultivó con nombres de resonancia como Julio De Caro, Aníbal Troilo, Enrique Cadícamo, Tita Merello y otros. 

   Creador de la muestra '14 con el tango' que fue la primera expresión interdisciplinaria que congregó a escritores de la talla de Jorge Luis Borges, músicos como Pichuco y pintores de la altura de Raúl Soldi." 

                                        



   Los temas que integraron esta muestra fueron:

Alejandra, de Ernesto Sábato y Aníbal Troilo
Bailate un tango, de Ulises Petit de Murat y Juan D'Arienzo.
Como nadie, de Manuel Mujica Láinez y Lucio Demare.
Elegía, de Alberto Girri y Osvaldo Manzi.
En qué esquina te encuentro Buenos Aires, de Florencio Escardó y Héctor Stamponi.
La mariposa y la muerte, de Leopoldo Marechal y Armando Pontier.
Marisol. de Córdoba Iturburu y Sebastián Piana.
Milonga de Albornoz, de Jorge Luis Borges y José Basso.
Nadie puede, de César Tiempo y enrique Delfino.
Oro y gris, de León Benarós y Mariano Mores.
Sabor de Buenos Aires, de Carlos Mastronardi y Miguel Caló.
Setenta balcones y ninguna flor, de Baldomero Fernández Moreno y Astor Piazolla.
Tango para Juan Soldado, de Conrado Nalé Roxlo y Alfredo De Angelis.
Un silbido en el bolsillo, de Nicolás Cócaro y Julio De Caro.

   

   (Podemos escuchar la versión grabada de juan D'Arienzo, de su tango con Ulises Petit de Murat: "Bailate un tango Ricardo". Lo canta Osvaldo Ramos. Grabado el 10 de noviembre de 1966)

                              


                            

miércoles, 9 de octubre de 2024

Cuando tallan los recuerdos

 

    Llueve llueve en el suburbio... en el centro y en las afueras de Madrid. Una lluvia que no parará durante horas. Y me llega desde el recuerdo este tango de Enrique Cadícamo  y el fueye mercedino Rafael Rossi, que refleja perfectamente esos días grises que muerden el alma. Sobre todo en el caso del prolífico poeta, que está sólo en su apartamento y el frío del ambiente le penetra hondamente.

                               

   Cadícamo se pone en el lugar de un imaginario bandoneonista veterano, que mira a su trajinado fueye y le descarga toda la melancolía poética con una temperatura crecientemente emotiva. En esos versos de profundidad, con la sensibilidad perceptiva del que se siente baqueteado por la vida, va reflejando  su peculiar dandismo nostálgico que delimita un espacio y un tiempo. Y retornan las antiguas emociones ya difuminadas.

Llueve, llueve en el suburbio
Y aquí solo en esta pieza
Se me sube a la cabeza
Una extraña evocación,
Es la pena de estar solo
Es la tarde cruel y fría,
Que a mi gris melancolía
La trabaja de emoción

   Y el fueye es lo que queda de aquel pasado luminoso. Cuando la mitad de su tiempo y espacio se convierte en premoniciones, con las enérgicas manos que sacuden el instrumento en variaciones frenéticas. Se siente prisionero del presente y atrapado en su amor por el bandoneón del que brotaban  una melopea de sonoridades inesperadas. Pero la distopía lo ha llevado a presentir el nihilismo final.

Aquí está mi orgullo de antes
Bandoneón de mi pasado
Viejo fuelle que he dejado
Para siempre en un rincón.
En la tarde evocadora
Tu teclado amarillento
Está mudo y ya no siento
Tu lenguaje rezongón.
 
Mi viejo fuelle querido
Yo voy corriendo tu suerte
Las horas que hemos vivido
Hoy las cubre el olvido
Y las ronda la muerte.
Mi viejo fuelle malevo
Hoy como vos estoy listo
Porque pa' siempre dejé en tu registro
Enterrao mi corazón.

  Hay muy buenas versiones de este tango. Las de Caló-Iriarte, Troilo-Marino, Goyeneche acompañado por la orquesta de Raúl Garello e incluso la instrumental de Osvaldo Pugliese. Los invito a escuchar la de Troilo con Alberto Marino, grabada el 27 de abril d e 1943                                                                                                                           

                   

                                                                                                            

                                           

martes, 8 de octubre de 2024

“En la orquesta respirábamos todos juntos”....

 ...recuerda José Votti, violinista de la orquesta de Aníbal Troilo, que desgrana, en esta nota, otros recuerdos sobre el Gordo Troilo en acción.

    

Toquemos piano porque están hablando muy fuerte" –nos decía en el cabaret Marabú–. Al hacerlo, la charla general comenzaba a aplacarse, hasta que ya nadie hablaba. Recién entonces empezábamos a tocar a pleno”, recuerda José Votti, violinista que se incorporó a la orquesta de Aníbal Troilo en 1955, para permanecer en ella hasta fines de los ’60. “Yo tocaba de pie, pegado a su mano derecha. Nunca le escuché fallar una nota. Tenía un touche de gran artista. Llegaba increíblemente a los ligados y a los pianísimos”, añade con emocionada devoción. “Pichuco era muy buena persona, muy fino, exquisito. Un señor. 

   Él sabía que era grande, pero lo manejaba muy discretamente –asegura Votti–. Eso se veía especialmente en las giras, durante las cuales teníamos que compartir hotelitos de muy poca categoría. En una ocasión estábamos ofuscados porque no llegaba la plata y un compañero se refirió a Troilo con un grueso insulto. Al instante, Pichuco se asomó por la ventana y preguntó: ¿Me llamaban? En los viajes siempre había ocasión para un picado. El jugaba muy bien al fútbol. Al español Juan Alzina lo incorporó en 1943 porque era muy hábil con la pelota, y tal vez sólo en segundo lugar porque era un excelente violinista.”

                                       

                                     

                                                           José Votti

 

   En su época de esplendor –todos los ’40 y buena parte de los ’50–, la orquesta tenía cubiertos sus compromisos de actuación por tres años o más, entre radio, bailes en clubes sábados y domingos, giras de verano, viajes al exterior, los carnavales, cuatro meses de cabaret Marabú (el resto del año tocaban allí Carlos Di Sarli y Juan D’Arienzo) y las grabaciones. Sin embargo, avanzados los ’60, cuando ya era sensible la declinación del afecto del público argentino por el tango, y también el declive personal de Troilo, su orquesta se resignaba a tocar en un lugar como el salón La Argentina, un sitio al que antes no hubieran aceptado ir.

   “En el cabaret tocábamos exactamente igual como se grababa, y a veces aún mejor –rememora Votti–. Y eso era así todas las noches, siempre lo mismo. Ninguno de los músicos podíamos apartarnos de lo establecido. La creatividad, la impronta de cada uno quedaba limitada a ciertas sutilezas, y sobre todo a la etapa en que se daba forma a la orquestación.” Troilo sólo tocaba en Radio El Mundo, que era la emisora más importante y de mayor prestigio. Esporádicamente se presentó en Belgrano, pero a Splendid, la otra de las tres grandes cadenas nacionales, jamás iba: no les perdonaba haberlo rechazado en 1937, cuando intentó que lo contrataran con su flamante agrupación.

   “El único arreglador que tuvo el privilegio de que Troilo no le haya alterado una sola nota fue Emilio Balcarce. Ocurrió cuando le llevó La bordona –repasa Votti–. Era 1958. Balcarce (quien hoy conduce la Orquesta Escuela municipal) vino al cabaret, a las dos de la tarde, hora del ensayo. Pusimos el arreglo en el atril y Pichuco no le modificó nada. Emilio estaba emocionado, porque la goma de borrar de Troilo era implacable con todos. Incluso con Astor Piazzolla y con Argentino Galván.” Para demostrarlo, otro recuerdo.

   “Una vez, a las once de la noche, nos encontramos en la sala B de El Mundo para ensayar. El horario no nos importaba, porque vivíamos para la orquesta. Estábamos en 1956. Galván llegó y le entregó a Pichuco el arreglo de Viejo baldío, el tango de Roberto Grela y Víctor Lamanna. Era precioso. Pero a los ocho compases Troilo nos detuvo. Galván, de pie junto a la puerta, sonreía y nos miraba. Y Troilo: ‘Perdón, Argentino, acá vamos a hacer esto’, e improvisó unas frases fenomenales en el bandoneón, que de inmediato anotamos con lápiz. Poco más adelante se repitió la escena. Pero a la tercera vez que el Gordo le pidió perdón a Galván por introducir otra modificación, éste le dijo: ‘Pichuco, usted el arreglo ya me lo pagó. Haga con él lo que quiera’. Cuando terminamos aquel ensayo, algunos de los muchachos y Argentino nos cruzamos a tomar el cafecito de rigor, y entonces Galván nos confesó: ‘El Gordo me robó el alma, porque yo hubiese querido escribir lo que él puso’.”

  " Una vez que se llegaba a la versión final del tango, se lo baqueteaba un buen tiempo en el cabaret, y recién después se lo estrenaba en radio. El repertorio superaba los 80 tangos, que tocaban de memoria. Troilo amaba la perfección, y es esto lo que traslucen sus grabaciones. La suya logró ser la principal orquesta, aunque pueda discutirse si fue realmente la mejor. En todo caso, representó el equilibrio. Su estilo era sobrio, profundo, desprovisto de excesos. Su sonido era de una calidad única, entre otras razones porque contaba con muy buenos ejecutantes. Troilo tenía una personalidad muy acentuada. Ni siquiera Astor Piazzolla, que estuvo años con él, pudo cambiarlo.

Alberto Marino – La enciclopedia del TANGO
Pichuco y Alberto Marino
  

 “Cuando Pichuco comenzaba un solo, un fraseo, los demás casi dejábamos de tocar –evoca Votti–. En la orquesta todos respirábamos al mismo tiempo, y hasta sentíamos que el público respiraba con nosotros. Son los momentos en que uno siente que tiene a toda la gente en la punta del arco. Ahí entra la magia. Con Pichuco pasaba eso.” Una gran virtud del conjunto fueron sus excelentes cantores: Fiorentino, Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Jorge Casal, Raúl Berón, Pablo Lozano, Roberto Goyeneche, para sólo nombrar los supremos. Pero no era sólo que Troilo fuese muy cuidadoso al elegir un vocalista: también se ocupaba de enseñarles.

   “Recuerdo una tarde, a eso de las dos. Yo esperaba la hora en que debía tocar con una orquestita de cambio en el Tango Bar –cuenta Votti–, y en eso vi que llegaban los muchachos de Troilo al Tibidabo, enfrente, para ensayar. Me colé lleno de ansiedad cuando estaban preparando Farolito de papel, con Alberto Marino (otoño de 1943). Cuando Marino empezó a entonar el estribillo, Pichuco lo interrumpió para explicarle cómo debía hacerlo: "Usted tiene que cantar lo suficientemente piano como para que llegue a la última fila, y luego levantar hasta el forte, pero sin aturdir a los de la primera fila". Indicaba los menores detalles, los matices. Insistía en la dicción: debía entenderse cada palabra.

                                  

   Entre el público, ser troileano tenía mucho prestigio. Equivalía a saber elegir lo mejor. Ligado personalmente a excepcionales letristas como Homero Manzi, Cátulo Castillo, José María Contursi o Enrique Cadícamo, con quienes compartió grandes creaciones, Troilo fue un compositor descollante. Escribió piezas como Sur, Garúa, María, Che bandoneón, La última curda. Pero también obras soberbias como Mi tango triste, Toda mi vida, Romance de barrio, Barrio de tango, Discepolín, Una canción, La cantina, Desencuentro, Patio mío y varias otras, entre ellas Pa’ que bailen los muchachos, y un instrumental como Responso, antológico, compuesto en homenaje a Manzi. Es uno de los grandes momentos del género, por profundidad e inspiración.

   Nacido en 1914, la gloria de Troilo comenzó a principios de los ’30, cuando tocó con Julio De Caro y, particularmente, al formar parte del legendario Sexteto Vardaro como primer bandoneón. En esos años su estilo de bandoneonista fue influido por el expresivo Ciriaco Ortiz, hasta que, con solo 22 años de edad, fundó su propia orquesta, la que años después, cada vez más rica en ideas musicales, con más hondura y temperamento, acompañando la notable evolución del tango, se erigió en el paradigma del género, aunque sea legítimo discutir si, por momentos, otras orquestas no la superaron, por difícil que parezca.

                                MILONGA DEL MAYORAL - TROILO BERON CASAL - YouTube

   Hacia 1957 empezó la decadencia gradual de Troilo: la obesidad, las complicaciones de su salud, la primera internación... “Luego se recompuso, pero se le comenzó a notar cierto cansancio –admite Votti–. Eso se contagió paulatinamente a la orquesta.” Y un episodio sugerente: “Una vez volvíamos de tocar en La Plata, y al cruzar el Riachuelo uno de los muchachos abrió la ventanilla del ómnibus y nos propuso por qué no tirábamos todo el repertorio al agua para así tener que empezar otra vez de cero.” La fatiga se iba apoderando de ese maravilloso conjunto, con el que por entonces cantaban Goyeneche y Angel Cárdenas, y que todavía, pese a todo, daría excelentes frutos, como los renovadores tangos de Julián Plaza o ciertas antológicas versiones de Nelly Vázquez y Tito Reyes.

La Suite troileana, que Piazzolla escribió en 1975, cuenta, mejor que cualquier nota, quién fue el Gordo

 Julio Nudler 

Nota: En marzo de 2008 le fue otorgado a José Votti el Premio Gardel por su invalorable aporte a la música argentina.


 


lunes, 7 de octubre de 2024

Aquellas milongas...

    

   En los años noventa, la revista "La Maga" que dirigía mi amigo y compañero Carlos Ares, y en la cual yo también escribí muchas notas, publicó una lista de lugares no turísticos donde se podía ir a bailar Tango en Buenos Aires y era ésta:

-Círculo Social Bailable. Un lugar muy lindo, con excelente sonido, Imprescindibles saco y corbata para el ingreso. Se puede cenar, todo en un ambiente cordial y "finoli". José María Moreno 351. Viernes, sábado y domingos de 22 a 4 horas.

-Galería del Tango (Salón Chiqué): una buena propuesta si quiere escuchar tango en vivo. Solícitamente atendido por un equipo gastronómico, podrá cenar y, al finalizar el show, se puede bailar. Boedo 722. Elegante sport. Organiza Eduardo (Gloria y Eduardo). Viernes, sábados y domingos, a partir de las 23 hs.

                       

Club Glorias Argentinas

-Galería del Tango (Salón Boedo). El salón es lindo -no muy grande-, va el "chetaje" del tango, alegres y prolijamente vestidos. Mitad tango, mitad jazz, tropi y carnaval carioca. Solos/as y parejas. Boedo 722 Elegante sport. Organiza Eduardo. Viernes, sábados y domingos a partir de las 23 hs.

-Volver: un lugar de siempre, con gente grande, casi un ghetto. Los sábados, como en una ceremonia secreta, se reúnen desde hace mucho tiempo casi los mismos, a bailar tango de salón. Corrientes 845. Sábados de 23 a 4.30 hs.. Organiza Eduardo.

-Club Latino: Muy nuevo. Va todo tipo de gente, desde alumnos de talleres de danza hasta milongueros viejos. Corrientes 846. Lunes de 19 a 24hs, Organiza: Mingo.

-Almagro: Un salón en una casa antigua, grande y lindo para bailar. Poca gente. Medrano 1000. Sábados de 23 a 4.30 hs. Organiza Andrés.

                                     


   -El Gallito: Un lugar lindo para bailar, céntrico, con gente grande que sabe disfrutar del tango, Moreno y Entre Ríos. Martes y jueves de 21 a 2 HS. Organizan Ricardo y Marta.

-Asturiano: Reúne a habitués -buenos bailarines- con elegante vestuario. Buenos tangos y algo e música tropical y jazz, para matizar. Belgrano y Quintino Bocayuva. Viernes y sábado de 23 a 3 hs. Organiza Norberto.

-Helénico. En la jerga llamado "Canning". Un lugar donde van "todos" y donde los que van "saben" bailar. R.S. Ortiz 1300 (ex Canning). Jueves de 23 a 4.30 hs. Organiza Pupi.

-Unidad Básica: Aquí no hay política a pesar de su decoraxión. Un sitio de barrio para bailar y practicar con buena onda. La Rioja y san Juan. Viernes de 22 a 2 hs, Entrada gratuita. Organiza: Ángel.

-Sin Rumbo: Tipo club familiar, lejano en el tiempo, legendario y seductor. Hay que ir. Tamborini y Constituyentes. Sábados de 23 a 4.30 hs. Organiza: Portales.

-Sociedad de Fomento: Le dicen "Las tierrita". Un sitio de tangueros, reunión, baile, cena, recuerdos. "todos los chiches". Mariano acosta 1544. Sábados de 23 a 4.30 hs. Con cena. Organiza comisión directiva de la Sociedad de Fomento.

-Cuartito azul: Media luz, buen piso, poca gente sola, ideal para parejas. San Juan 2950. Viernes. sábados y domingos de 22 a 4.30 hs.

-Glorias Argentinas: Salón sencillo con gente grande, matrimonios que se llevan la vianda y se divierten a ritmo del dos por cuatro. Bragado 6300. Sábados de 21 a 4.30 hs.

-Social Rivadavia: En el '60 era "Wimbledon" (saco y camisa blanca). Hoy no tan estricto con tandas de 4 tangos, 4 de jazz y 4 de cumbias. Rivadavia 6400. Viernes, sábados y domingos de 23 a 5 hs. Organiza: Alberto.

-Bamboche: Muy concurrido con polimúsica: tango, milonga, tropical, jazz. No muy tanguero. Rivadavia 7350. De 23 a 4.30 hs.

-Mariano Acosta: como la mayoría de las milongas, van solos y solas. En un ambiente de "gente conocidas" se baila a media luz y se disfruta un muy buen salón. El repertorio se reparte 4 por 4 entre tango y tropical/jazz. Mariano acosta es. Rivadavia. Viernes de 23 a 4 hs. Organiza: Héctor.

Boedo y San Juan: Un salón de película, buen sonido y linda selección de grabaciones. Si puede vaya, le va a gustar. Ex Cine Nilo. sábados y domingos de 21 a 3 hs.

(Y yo me recorrí muchos de estos recintos milongueros antes de estas fechas y en los retornos de visita a mi Buenos Aires querido.)



viernes, 4 de octubre de 2024

Íntimas

    Aquellos años en que había varias audiciones radiales en las que recordaban a Carlos Gardel y reproducían sus registros discográficos, me dejaron muchas huellas en mis recuerdos. Mi hermano solía escuchar esos programas y si ya no teníamos deberes del Colegio que realizar, mi padre nos dejaba emocionarnos con aquella voz y semejantes interpretaciones.

   Y muchas añadas más tarde, escuchando este tango de Ricardo Luis Brignolo y Alfonso Lacueva,  me retornan aquellas sensaciones. Gardel lo grabó con sus guitarras en 1926 y en 1930, lo que indica claramente cómo le llegaba el tema. Y aunque, quizás, no sea un tango muy popular, también fue llevado al disco por las orquestas de Canaro, Lomuto, Sassone, Fresedo y diversos vocalistas. 

                                   

   Lo curioso, quizás, del tema, es que los versos fueron escritos por el bandoneonista Ricardo Luis Brignolo, que también se la rebuscaba con la pluma poética. Y lo mismo podía lucirse con su gran tango instrumental: Chiqué, que con estos versos que traigo hoy a la palestra. Brignolo y Lacueva compartían espacio en la orquesta de Francisco Lomuto. Una noche Brignolo le pasó el papel con los versos de "Íntimas", a Lacueva -que era el pianista de la orquesta-, a éste le gustaron y les puso música.

                                                          


       El poema de Brignolo relata las reflexiones del novio enamorado que nota el enfriamiento de la relación por parte de la mujer. Y va detallando en el desarrollo de su intento de diálogo y reencuentro imposible, todo lo florido de la relación, el cambio de la postura de ella, la coquetería desaparecida  y las preguntas sin respuesta:

Hace tiempo que te noto que estás triste
mujercita juguetona, pizpireta
has cambiado, ya no eres tan coqueta
cual las flores primorosas de un altar...
¿Qué te pasa.? ¿Desengaños que has sufrido?
¿Las espinas de una rosa te han herido?
¿O el amor de un ingrato que ha fingido?
¿O un vacío imposible de llenar?

   Y a continuación pasa a detallar los sufrimientos personales debido al final del romance que parecía infinito y que por distintos motivos de repente sufre un corte repentino que lo deja inmerso en la tristeza. Evoca todo lo vivido, el amor que ambos se profesaban  y las fuerzas del destino que les dejaron a los dos un gran vacío y un dolor interminable.

Yo también vivo triste desde un día
en que cosas de la vida me pasaron
y un surco de recuerdos me dejaron
y un dolor imposible de ocultar...
Yo te amaba y me amabas tiernamente
más las fuerzas del destino se opusieron
y desde entonces nuestras almas tuvieron
un vacío imposible de llenar.

¡Tus encantos, tus sonrisas tan amables!
¡El perfume que exhalaban tus violetas!
¡Y tus bucles y tus ojos, que princesas
anhelantes te quisieran imitar!
Más la vida tiene abismos insondables...
Hay caminos del destino intransitables...
Hay recuerdos de amor inolvidables...
¡Y hay vacíos imposibles de llenar!


Roberto Goyeneche lo grabó acompañado por la orquesta de Atilio Stampone el 7 de noviembre de 1973 y acá lo escuchamos.