viernes, 4 de octubre de 2024

Íntimas

    Aquellos años en que había varias audiciones radiales en las que recordaban a Carlos Gardel y reproducían sus registros discográficos, me dejaron muchas huellas en mis recuerdos. Mi hermano solía escuchar esos programas y si ya no teníamos deberes del Colegio que realizar, mi padre nos dejaba emocionarnos con aquella voz y semejantes interpretaciones.

   Y muchas añadas más tarde, escuchando este tango de Ricardo Luis Brignolo y Alfonso Lacueva,  me retornan aquellas sensaciones. Gardel lo grabó con sus guitarras en 1926 y en 1930, lo que indica claramente cómo le llegaba el tema. Y aunque, quizás, no sea un tango muy popular, también fue llevado al disco por las orquestas de Canaro, Lomuto, Sassone, Fresedo y diversos vocalistas. 

                                   

   Lo curioso, quizás, del tema, es que los versos fueron escritos por el bandoneonista Ricardo Luis Brignolo, que también se la rebuscaba con la pluma poética. Y lo mismo podía lucirse con su gran tango instrumental: Chiqué, que con estos versos que traigo hoy a la palestra. Brignolo y Lacueva compartían espacio en la orquesta de Francisco Lomuto. Una noche Brignolo le pasó el papel con los versos de "Íntimas", a Lacueva -que era el pianista de la orquesta-, a éste le gustaron y les puso música.

                                                          


       El poema de Brignolo relata las reflexiones del novio enamorado que nota el enfriamiento de la relación por parte de la mujer. Y va detallando en el desarrollo de su intento de diálogo y reencuentro imposible, todo lo florido de la relación, el cambio de la postura de ella, la coquetería desaparecida  y las preguntas sin respuesta:

Hace tiempo que te noto que estás triste
mujercita juguetona, pizpireta
has cambiado, ya no eres tan coqueta
cual las flores primorosas de un altar...
¿Qué te pasa.? ¿Desengaños que has sufrido?
¿Las espinas de una rosa te han herido?
¿O el amor de un ingrato que ha fingido?
¿O un vacío imposible de llenar?

   Y a continuación pasa a detallar los sufrimientos personales debido al final del romance que parecía infinito y que por distintos motivos de repente sufre un corte repentino que lo deja inmerso en la tristeza. Evoca todo lo vivido, el amor que ambos se profesaban  y las fuerzas del destino que les dejaron a los dos un gran vacío y un dolor interminable.

Yo también vivo triste desde un día
en que cosas de la vida me pasaron
y un surco de recuerdos me dejaron
y un dolor imposible de ocultar...
Yo te amaba y me amabas tiernamente
más las fuerzas del destino se opusieron
y desde entonces nuestras almas tuvieron
un vacío imposible de llenar.

¡Tus encantos, tus sonrisas tan amables!
¡El perfume que exhalaban tus violetas!
¡Y tus bucles y tus ojos, que princesas
anhelantes te quisieran imitar!
Más la vida tiene abismos insondables...
Hay caminos del destino intransitables...
Hay recuerdos de amor inolvidables...
¡Y hay vacíos imposibles de llenar!


Roberto Goyeneche lo grabó acompañado por la orquesta de Atilio Stampone el 7 de noviembre de 1973 y acá lo escuchamos.

                               


     


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