jueves, 19 de septiembre de 2013

El toque de Gobbi

Reconocido por todos sus colegas, aunque no brille en el tope de ventas ni en la memoria colectiva, Alfredo Gobbi fue un tanguero de ley, un músico de alto nivel que mantuvo en alto las banderas de este género junto a los Pugliese, Troilo, Vardaro, Goñi, y sobre todo respetando a muerte el efecto De Caro , que impulsó a los más jóvenes de entonces.

Como ahijado de Ángel Villoldo que asistió a su nacimiento en París, donde actuaban "Los Gobbi", o sea los padres, junto al autor de El Choclo, el recién llegado haría honor a esos allegados. Porque Alfredito fue un porteño hecho y derecho que atendía un puesto de diarios y revistas en su barrio de Villa Ortúzar, a la vez que estudiaba violín, en una Escuela de música, enviado por su padre que le veía jugar con soltura en el armonio familiar.

                                                   

El instrumento se lo regaló su famoso padre y se le metió en el alma. A los 13 años ya tocaba en formativos con un bandoneonista y un guitarrero, animando la noche a puro tango. De paso comenzaba su afición a la vida bohemia que sería una de sus señas de identidad y que, a la larga, le costaría tan caro, igual que a su gran amigo del alma y compañero de aventuras nocturnas, Orlando Goñi.

En las peripecias de este duo genial están signadas varias de las características de aquel tango que congregaba multitudes: modernidad, inventiva, respeto a los cánones y el touch distinto , de uno y otro, que los encumbraron y los definieron.

Alfredo pasó por varias orquestas antes de encontrar su sitio definitivo en el mundo orquestal. Estuvo con Pacho, Con Firpo, Carlos Tirigall, Manuel Buzón, Aieta, Mario Pardo, Adolfo Avilés y Antonio Rodio, con Pintín Castellanos en Montevideo y con Pedro Laurenz. Pero será en 1930, en el famoso Sexteto de Elvino Vardaro donde se encontrará con otros dos amigos fieles con quien compartió lugar en el palco posteriormente en varias ocasiones: Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese. Ese Sexteto no dejó grabaciones pero sí una huella en el camino. También actuaría en público Alfredo, tocando el piano.

Gobbi me recordó en más de una ocasión que con Pichuco y Pugliese mantuvieron una gran relación, actuando juntos en numerosas ocasiones y el nombre del Director era el de que conseguía el lugar de actuación. Pero se entendían además como grandes amigos y músicos. Incluso formó un Sexteto con Osvaldo Pugliese y realizaron una gira galgueando por provincias, pero al regreso se disolvió por falta de trabajo. Troilo también me lo recordó en una mesa en Mar del Plata y en un reportaje radial y le tenía un enorme cariño y respeto.
                                        
Alfredo Gobbi y sus cantores: Alfredo del Río y Tito Landó
Yo lo conocí cuando vino a cenar con nosotros en un fondín de Parque Patricios y se juntó toda la barra para estar con él en esas comilonas a la que acudían otros tangueros como Rodolfo Lesica, Julio Camilloni, Julián Centeya, José Berón, Héctor Coral y otra gente del ambiente. A partir de allí lo esperaba a la salida de la radio y me llevaba con él a distintos lugares donde era muy querido. No hablaba demasiado, pero tenía mucha gracia, era sumamente afectuoso y respetuoso y me daba consejos porque yo era jovencito, explicándome lo malo de los excesos nocheros que le afectaron como a Troilo y Goñi.

Gobbi con nosotros en el café. Soy el primero sentado a la derecha. Algunos parroquianos se arrimaron

Tardó en tener su propia orquesta e imponer su enorme calidad musical. Toda su producción discográfica se encierra en la década comprendida entre 1947/1957. Una ristra de joyitas donde está el gran músico romántico que bebiera en las fuentes de Julio De Caro y Pedro Laurenz y que para los entendidos, muestran a un músico cabal, de raza, con rasgos propios.

                                             

Fue además el orquestador de su conjunto. A diferencia de Troilo que le encargaba este trabajo a especialistas, él lo hacía en el piano -donde también componía-, y luego le transmitía las ideas a Ismael Spitalnik para que colocara las voces. Decía éste que nunca trabajó más seguro que, por ejemplo, en los tangos El andariego y Camandulaje, las dos hermosas obras de Gobbi. El primero, dedicado a su padre y el segundo a sus experiencias profesionales. Osvaldo Tarantino, un pianista de sólida formación académica, que actuó en la orquesta de Gobbi, contaba que "un rato antes de actuar en la radio, Alfredo hacía algunos apuntes breves en los papeles y era increíble cómo sonaban, lo bien puestos que estaban. Una maravilla". Y otro musicazo como Eduardo Rovira, que le dedicó su tango El engobbiao, decía que su actuación en la orquesta de Gobbi "fue una experiencia hermosa por todo lo que viví a su lado musical y humanamente".

Escuchamos dos versiones de Alfredo Gobbi y su conjunto. Primero Camandulaje, tango de su autoría que registró el 13 de junio de 1955. Y a continuación, el tema de Rovira citado: El engobbiado, del 18 de junio de 1957.

Camandulaje - Alfredo Gobbi

El engobbiado - Alfredo Gobbi




2 comentarios:

  1. Hola, muy interesante. quién escribió el artículo?
    Muchas gracias por difundir estas cosas.

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    1. Pues, he sido yo, el autor del blog. Para eso estamos. Un abrazo.
      jmo

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