domingo, 12 de mayo de 2024

Roberto Rufino

    

   -Troilo vivía a dos cuadras de mi casa, en Soler entre Gallo y Agüero. Un día me mandó a llamar y me encontré con varios de sus músicos. . Doña Felisa, la mamá del Gordo, estaba cebando mate. Nos saludamos y me arrimaron media docena de temas. ¡Era una prueba!. Recuerdo que arranqué con "Farolito de papel". Yo dejé el alma en el estribillo.... "Solo quedé... yo no tenía más que a vos...".

   Y volví a causarle buena impresión.  Pero sobre todo a la mamá, que cambió varias miradas con él, aprobando con la cabeza. 

   Cuando me uní a Pichuco ya estaba formado y además los dos nos conocíamos bien, tanto en lo personal como musicalmente. Algo emocionante...

                               


   Después que Troilo-Grela tocaron en Río Cuarto, a principios de la temporada 1963, me sumé a su orquesta, donde nos entendíamos a las mil maravillas con Baffa, Mattio, Garello... ¡Pichuco!... A veces los músicos me esperaban y otras lo hacía yo. siempre con gran ajuste y un diálogo constante que la gente llegó a  captar y disfrutar.  

   Con él aprendí los silencios musicales, algo muy difícil. Troilo sabía mucho de canto y él mismo se acompañaba tarareando bajito, cuando no estaba en otro mundo, volando con sus duendes. 

   Los dos nos parecíamos en muchas cosas: no cuidábamos la guita para nada y desparramamos varias fortunas; a los dos nos salvaron nuestras esposas, Perla y Zita, que amarrocaban en las buenas, para que viéramos algún mango cuando había que apechugarla.  Aunque debemos aclarar que jamás nos faltó el laburo. 

   Los dos cinchábamos juntos por River Plate y por "Pichuco"... pero ese otro "Pichuco" que fue un burro parejito: ¡Nunca cruzó el disco con el jockey metiendo la fusta bajo el brazo!

   ¡Qué querés que te diga!... Los "chuchos", la misma camiseta, y por sobre todo, la bohemia de Buenos Aires, nos mantuvieron unidos. De tango está todo dicho: El "Gordo" es el tango, así como para mí, el tango es mi vida. Los dos somos tipos muy sensibles. Más que el aplauso necesitábamos sentir el contacto de la gente. La sensibilidad es algo que uno no busca, viene del vientre de la madre. 

   Por eso los dos sentimos el tango de una misma manera; por eso quiero al Gordo y a Di Sarli, tanto como a mis viejos.

(Del libro "Roberto Rufino - su vida y su obra" -Perla Lorenzo d e Rufino-Pedro Alberto Colombo.)

   Y escuchamos una de las grabaciones que realizó Rufino con la orquesta de Troilo. En este caso se trata del tango de Discépolo y Cátulo Castillo: Mensaje. Lo grabaron el 4 de enero de 1965.)



                                         

 

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