miércoles, 9 de agosto de 2023

Seguí mi consejo

                             

                       

                        Si vas a los bailes, parate en la puerta,

                        campaneá las minas que sepan bailar

                       no saqués paquete que dan pisotones…

                      ¡Que sufran y aprendan a fuerza’e planchar!


   Planchar, es la maldición de las milongas. Es como sentarse a la mesa en un 

gran banquete para gourmets y que no te dejen comer. O ir ver una bella película y te tapen 

los ojos. O estar enferma, en cama mientras el mundo ríe y se divierte.

   


   Muero por bailar con éste que va delante mío, luciéndose, haciendo feliz a su compañera 

de turno. Parece que te hace el amor cuando baila y te enamorás de él.

   

¿Por qué será que bailan algunas que lo hacen peor que yo y se varean con los mejores? 

¿Será que son más jóvenes y más lindas?

   

¿Por qué no me mirará, mi amor imposible?

   

¿Por qué no me invita a bailar?

   

   Fijate en ella, cómo lo abraza, como lo toca, lo acaricia, parece que está entrando en 

trance.

   

   Él sabe cómo hacerlas lucir y que parezcan más lindas, más seductoras, mejores 

bailarinas, en la vital rutina nocturnera.

   

 Y ese rumor de violines enamorados cuando enciende la noche sus fulguraciones…

   

   Yo quiero ser una milonguera de rompe y raja. Que ellos se desvivan y se vuelvan locos por 

bailar conmigo.

                       

                        Mama, Yo quiero un novio

                       que sea milonguero, guapo y compadrón.

   

   Planchar es la maldición milonguera. Y además te ven todos y todas. Notan que 

planchás y te hacen a un lado. Pero yo no bajaré los brazos. Practicaré, mejoraré, 

me pondré la mejor ropa, los tacos más altos, seré una diosa y todos estos se van 

a pelear por invitarme a bailar.

   

   Al fin de cuentas aquello que nos produce placer y seguridad, no es el estigma de lo 

diferente, sino la marca que nos hace idénticos.

   

   Vendrán mis noches desmesuradas, mis figuras mercuriales, los pasos 

envidiados.

   

   Recordaré la frase de Isadora Duncan: “Vos ya fuiste usada, no permitas ser 

dominada”.

   

   Será mi revancha. Y serán otras y otros los que planchen.

  

   ¡Tomá!

                                                                   

    (De mi libro ArTango, con pinturas de Isabel Carafi)

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