miércoles, 4 de enero de 2023

Gloria

    Ya he hablado del Armando Juan Tagini en estas páginas, destacando su gran cualidad poética  en la escritura de tangos que tuvieron mucha trascendencia en el eco popular y en la interpretación de orquestas y cantores, desde que Carlos Gardel le grabara sus temas: Gloria y La gayola, el 20 de agosto de 1927. Con estos dos sucesos se fue truncando su carrera de cantor, y pasó a ser autor de numerosos tangos junto a diversos compositores. La mayoría de esos temas rubricaron el éxito inicial de sus pinturas tangueras.

                                        


   Y si hoy me concentro en el que compuso con Humberto Canaro, es porque difícilmente pueda encontrarse otro letrista tanguero que con apenas 21 años de edad lograse dos sucesos tan fuertes como los que le llevara al disco Gardel. Y que fueron el inicio de una pluma que seguirá describiendo historias que cobrarán forma en la sociedad y se instalarán en atriles tangueros.

   Gloria es una especie de revancha femenina, aunque esté escrita por un varón. Hay infinidad de tangos que hablan de la traición de la mujer y que se han popularizado. Parece que fuera algo muy común si nos atenemos a tantas páginas que tuvieron y tienen repercusión popular a través de orquestas y cantores que popularizaron el tema de la hembra que engaña al varón y lo hunde en la tristeza y desesperación.

  Las pasiones son casi todas vicariasy están perfectamente organizadas como espectáculo. En el halo fantasmal y perenne de la vida hay muchos/as que huyen del agotamiento del amor físico y de permanecer marcotizados en una paisaje mental. Al final, todas las cosas encuentran su propia forma, incluso las sublevaciones. Todo acaba cayendo en los tópicos de la vida. 

                                     


   En el caso de este tango se trata del "Señor" de muy buena situación económica, que intenta seducir a la humilde muchacha proponiéndole un mundo lleno de cosas de valor. O sea: quiere "comprarla" con dinero. Y en su respuesta, ella muestra su capacidad para valorar el amor que siente por el joven que es su novio y rechaza todas las ofertas lujosas del comprador de amores fáciles. 

Tenés vento, sos un gran señor,
pero a mí no me vas a engrupir
con tus frases de mentido amor...
Perdés tiempo... Ya podés seguir...
Desde el pique, viejo, te juné
la intención de quererme comprar,
pero soy de buen pedigrée:
a otra puerta andá a golpear.

   La chatarrería sentimental no tiene cabida en el corazón de la joven ni el terremoto espiritual que le acarrearía la venta de su cuerpo. En esa turbulenta imaaginería homoerótica se esconden las oscuridades de nuestra naturaleza... Pero ella contesta con el idioma de la sensatez, con lápidas sentenciosas y en la respuesta demuestra su desafeeción a la colonialidad del poder.

Viejito, salú, 
podés espiantar
que mi juventud 
no es flor pa'tu ojal.
La gloria que vos
a mí me ofrecés,
guardala mejor
para otra mujer...
Mi pibe no es
bacán de bastón, 
pero -has de saber---
tiene corazón, 
y soy para él,
pues bien yo lo sé:
¡no hay gloria mayor
que la del amor!

Yo no quiero farras ni champán
ni vivir en un petit-hotel 
y a la voituré que vos me das
yo prefiero un coche de alquiler...
Y un consejo sano te daré
pa'ponerle al dialoguito fin:
que comprés un peine y te saqués
del altillo el berretín.

   Podemos escuchar la versión de la orquesta de Miguel Caló, cantando Chola Luna. Fue grabado el 23 de julio de 1956.
                              

       Y la grabación de Alfredo De Angelis con su cantor Carlos Dante. Lo llevaron al disco el 28 de marzo de 1950.   
                                         
             

  

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