domingo, 9 de enero de 2022

Motivo de vals

  Sin duda alguna, Carlos Bahr fue una figura destacada entre los poetas del tango. Su extensa obra logró gran significación en los atriles de numerosas orquestas y cantantes, y muchos de sus temas alcanzaron y siguen teniendo, gran repercusión, por su nivel musical y poético. Los concretó con compositores como Roberto Garza, Manolo Sucher, Enrique Francini, Piazzolla, Argentino Galván, Guichandut, Artola, José Basso, Biagi, Laurenz, Hugo Gutiérrez, Elías Randall, Féliz Lipesker, Eladio Blanco, Horacio Salgán, y tantos otros. 

   Es cierto que dentro del tango hubo plumas de gran fuste, que trabajaron para que el género alcanzara una gran difusión y se mantuviera ajeno a los vaivenes del tiempo. Incluso conservando lozanas sus páginas frente al añejamiento y paulatina desdibujación de tantos ritmos musicales que nacieron, crecieron y se diluyeron. El tango, en cambio, si bien tuvo vaivenes y bajones, siempre reflotó gracias a tantas creaciones que sobreviven a las mareas y a las bajantes, igual que sus músicos y voces de gran calado, que dejaron el testimonio en tantísimas grabaciones.

                                

Carlos Bahr

    De Bahr nombraría al voleo algunos temas suyos como Tango y copas, Soledad la de Barracas, Corazón no le hagas caso, Equipaje, Prohibido, Muriéndome de amor, Humillación, Gracias, Sencillo y compadre, Mañana iré temprano, Nada más que un corazón, Me están sobrando las penas, Tomá estas monedas, Milonga compadre, Sosiego en la noche, Precio, Una y mil noches, Motivo sentimental, Cada día te extraño más, No te apures Carablanca, Y suma y sigue, Amor y vals, El mismo dolor,  Donde estás, Noche de locura...

  Bastaría con estos títulos para definir su traza poética en ese hervidero de historias. Un gusto artesanal por el detalle en una estela de palabras que lleva la marca en el orillo. A veces se trata  un mosaico de perfiles humanos, en otro subyacen reverberaciones melancólicas. Pero el espesor de su poesía se nutre de porteñidad con pinturas argumentales cercanas que tienen generosa acogida de público.

                                         



    Hoy lo traigo a la página con este valsecito suyo, que lleva música de Horacio Salgán. Lo compusieron en 1950. La tierna y ondulante música del vals le retrotrae al protagonista la imagen del amour oublié. La música tiene ese efecto inspirador que obra sobre las argucias de la memoria de un modo sinestésico o por la capacidad de transmisión emotiva.  Cicatrices palpitantes envueltas en un corazón desvalido que vibra con las notas del vals.

Reflejando un paisaje perdido,

en un turbio jirón del pasado,

como un espejo gastado,

de nuevo esta noche te vuelvo a encontrar.

En los grises confines del tiempo

donde sé que tu niebla no olvido,

a decirme que aún sueño contigo

retornás en las notas de un vals.

   A quién no le recuerda un hecho, un momento, una noche, alguna aventura, aquel romance, cierto tema que aparece de pronto en la pantalla, la radio, el reproductor. Incluso una pintura de época. A los bailarines de ambos sexos con mayor frecuencia, obviamente.  Porque la música obra sobre la mente y sobre el corazón de una manera especial. Ni hablar de los inmigrantes por supuesto. Pero esas historias escondidas en un tema musical...

Desteñido motivo de vals

que de pronto me llama al pasar,

melodía de otros días

que en tu cielo me envuelve a besar.

Cuando al son de tu voz emotiva

te nombra tan mía, tan mía y lejana,

con las viejas palabras queridas

que ya en nuestra vida no se han de borrar.

 

   Lo grabó Horacio salgán con la voz de Ángel Díaz, el 8 de noviembre de 1950. También hay versiones de Fresedo-Osvaldo Cordó,  Roberto Goyeneche con la orquesta de Atlio Stampone, de Alfredo Marcucci y de Ariel Ardit, entre otras. 

Escuchamos a Salgán con el Paya Díaz.

                              

                           

 

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