sábado, 18 de julio de 2020

El Chantecler, emblema del pasado en Buenos Aires

En diciembre de 1924 se inauguró el Chantecler, situado en la calle Paraná 440, entre Corrientes y Lavalle, lindando con el Teatro Comedia.

En los últimos años de la década de 1930-1940 la denominación fue cambiada a Vieux Paris, retomando posteriormente la de Chantecler.
Se entiende que dicha denominación deriva de las palabras francesas chanter clair, cantar claro),
El fundador del cabaret fue Amadeo Garesio, originario de Córcega (aunque el 1 de octubre de 1923, al desembarcar en Buenos Aires, procedente de Marsella a bordo del Mendoza (de la Société Génerale de Transports Maritimes- SGTM), declaró tener 43 años, ser empresario, de nacionalidad francesa, nacido en Marsella). Datos concordantes con otros ingresos registrados del mismo, por el puerto de Buenos Aires: 5 de diciembre de 1923, procedente de Montevideo, a bordo del Lutetia, (Compagnie de Navigation Sud Atlantique), 43 años de edad. El 30 de septiembre de 1924, también a bordo del Lutetia, procedente de Montevideo, con 44 años y el 17 de mayo de 1925, a bordo del Massilia, (Compagnie de Navigation Sud Atlantique) procedente de Burdeos, con 45 años.

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Garesio era pareja de Giovanna Ritana o Lucía Teresa Comba, ex cantante lírica llegada a la Argentina con la compañía que encabezaba el tenor Enrico Caruso. Como su origen italiano no le era útil para manejarse en el “ambiente” de Buenos Aires de aquellos años, transformó su nombre, convirtiéndose en “Madame Jeanne” o “Madame Jeannete”, modificando su acento, afrancesándolo en la pronunciación del castellano. El 24 de marzo de 1921, al desembarcar en el puerto de Buenos Aires tras uno de sus viajes a Europa, procedente de Marsella a bordo del Córdoba (de la Société Génerale de Transports Maritimes- SGTM), declaró tener 31 años, ser artista, de nacionalidad italiana.

La Ritana  tuvo participación en importantes hechos de la vida de Carlos Gardel y se cree que fue uno de sus amores más conflictivos.
En 1913, la Ritana explotaba un peringundín disfrazado de pensión en la calle Viamonte, entre Esmeralda y Maipú. La noche del 28 de diciembre de 1913, el oriental José Razzano, que había sido invitado por Pancho Taurel y algunos amigos trasnochadores para cantar en lo de madame Jeanne (Ritana), pidió que le autorizaran a llevar a un amigo y así fue como invitó a Carlitos, para que se ganara unos pesos. Después de una excelente comida y brindis, en compañía de madame Jeanne y sus pupilas, Gardel y Razzano cantaron acompañados en el piano por el chileno Omar Pérez Freyre, autor del famoso “Ay, ay, ay”.

Fue un éxito y, ya entrada la madrugada, decidieron continuar la farra en el Armenonville.
Al despedirse, la Ritana se acercó a Gardel y le insinuó que no estaba bien que fuera a un lugar de tanto lujo con su guitarra bajo el brazo. Que lo mejor sería que dejara el instrumento y pasara a buscarlo cuando quisiera. Era toda una invitación que, por supuesto, Gardel interpretó inmediatamente, dejando su guitarra.
El Armenonville estaba en la avenida Alvear (hoy Libertador, en la zona donde se encuentra ahora el Automóvil Club Argentino, Avda. del Libertador y Tagle). En uno de los palcos cantaron a dúo Razzano y Gardel. En otro, estaban Jorge Newbery y amigos de la alta burguesía porteña, quienes reclamaron que cantaran para todos, provocando tal entusiasmo que fueron llevados en andas. Los dueños del Armenonville los contrataron por una suma que les pareció fabulosa: setenta pesos por noche, comida y bebidas a discreción, más lo que les dieran en los reservados. Gardel tenía 23 años. Esa noche quedó constituido el dúo Gardel-Razzano y comenzó la relación del “Morocho del Abasto” y la Ritana.     


Días después, con el pretexto de la guitarra, el cantor y la Ritana volvieron a encontrarse. Un encuentro con cierta carga de peligro, ya que la Ritana era la mujer de Amadeo Garesio. La clásica historia de un triángulo amoroso que terminaría mal.
Es altamente probable que esa relación amorosa fuera la que estuvo a punto de costarle la vida a Gardel, en diciembre de 1915.
Garesio tenía fama de ser hombre de acción y cuando se enteró de la relación entre su mujer y el cantor, por supuesto, decidió dar un escarmiento a Gardel.
La idea original fue muy sencilla, ya que consistía en esperar a Gardel a la salida del teatro San Martín, donde realizaba un fin de fiesta con Razzano y concretar su venganza.
Fue en la noche del  11 de diciembre de 1915; era el amanecer y Gardel cumplía 25 años, habiendo programado ir, a la salida del teatro, a celebrar con algunos amigos: Elías Alippi, Carlos Morganti, Pepito Petray, Pancho Martino y Abelenda, secretario de la compañía teatral.
Estuvieron en el Palais de Glace; siguieron luego en el Armenonville y, al salir de allí, se encontraron con Garesio y sus “laderos”. Garesio encaró agresivamente a Gardel. Alippi y otros amigos intervinieron, logrando calmarlo.
Gardel y sus amigos subieron a un coche, dejando el lugar suponiendo que el incidente había terminado. Garesio, obsesionado por vengarse, los siguió y a la altura de Libertador y Agüero los interceptó. De los insultos y gritos pasaron a la pelea. De repente, se escuchó un  disparo de revólver y Gardel cayó herido. Garesio y los suyos escaparon. Algunas versiones señalan a un sujeto llamado Roberto Guevara como autor del disparo.
Gardel fue llevado a una sala de primeros auxilios, comprobándose que la herida estaba a la altura del pulmón izquierdo, siendo trasladado al Hospital Ramos Mejía, donde los médicos opinaron que era muy peligroso realizar una operación y que convenía dejar la bala en su lugar. También se concluyó, por las características del disparo, que se había tirado a matar.
Varios días de reposo y Gardel superó el mal trance quedó superado. La bala quedó alojada en el pulmón durante toda la vida del gran artista.

Alberto Barceló, caudillo conservador, intendente de Avellaneda y legislador nacional, admirador de Gardel, se interesó no solo por su estado, sino también por el tema, tomando parte en el asunto. Barceló sabía que la relación de Gardel con la Ritana no era un gran amor, pero también sabía que no se iba a intimidar por un balazo. Por otra parte Garesio, disconforme con el resultado de la riña, quería seguirla.
Gardel fue convencido que seguir con esa relación podría ocasionar problemas mayores. Por otra parte Garesio también fue "convencido" de que olvidara el tema. El encargado de hacérselo olvidar fue el famoso Juan Nicolás Ruggiero, alias "Ruggerito", mano derecha de Barceló, jefe de su fuerza de choque y encargado del control de los “negocios” de aquél, vinculados a la prostitución y el juego clandestino (ejes del financiamiento de la política conservadora de aquel tiempo). La orden fue muy clara: "Si se tocaba a Gardel, Rugierito aplicaría su remedio" y así quedó terminado el pleito.

                                  
Ya con el Chantecler en marcha, la Ritana era la estrella del lugar y, de hecho, la administradora. Era quien tomaba las decisiones, porque Garesio estaba la mayor parte del tiempo en Córcega o en París.
Entre las mujeres de su época, era una de las más poderosas, con guardia personal y casa puesta a todo lujo.La orquesta de Julio De Caro, que en ese tiempo lideraba el gusto popular, fue convocada para el acontecimiento que fue la inauguración, en diciembre de 1924.

La orquesta estaba compuesta por De Caro como primer violín, su hermano Emilio como segundo violín, Francisco De Caro, el otro hermano, al piano, Ruperto Thompson en el contrabajo y dos bandoneones Luis Petrucelli y Pedro Maffia. Posteriormente, Luis Petrucelli sería remplazado por Pedro Laurenz. Un sexteto de lujo.
El Chantecler  fue un lujoso cabaret con tres pistas de baile y una piscina iluminada por reflectores. La vida nocturna de la época se vivía hasta las cuatro o seis de la mañana.
Tuvo su apogeo en las décadas de 1930 y 1940. Lo frecuentaban políticos y empresarios poderosos, militares, policías y gente de la alta sociedad que, en palcos con cortinados que se cerraban ante la mirada de los curiosos, sellaban negocios no demasiado legales o consumaban encuentros sexuales.

 Por su escenario pasaron las orquestas de Carlos Marcucci, Carlos Di Sarli, Héctor Varela, entre otras, pero quien lideró este cabaret, en términos de arrastre tanguero, fue Juan D´Arienzo.
Juan Polito estuvo presente, con la orquesta que dirigía, en 1932.
La orquesta típica del maestro Joaquín Do Reyes, lo hizo en 1935. Durante un tiempo Do Reyes interpretó un tango del cual era autor y que no tenía nombre. El poeta Celedonio Flores, también habitué del lugar, a instancias del propio Do Reyes lo versificó siendo bautizado como "Yo no sé llorar", sugerencia que se le adjudica a Pepita Avellaneda (Josefa Calati), figura de larga actuación en los albores de la guardia vieja en cafés y lugares de tango, donde actuaba como cupletista. Permaneció en el Chantecler como encargada del guardarropas, hasta su demolición.
Un personaje emblemático del Chantecler, era el animador del lugar, Ángel Sánchez Carreño*, más conocido como El Príncipe Cubano, nombre puesto por madame Ritana.

                             

Una noche de 1935 el maestro D’Arienzo se quedó sin su pianista, Lidio Fasoli, incorporando a prueba a su orquesta a Rodolfo Biagi (“Manos brujas”), músico y pianista entonces de 29 años, quien desde su piano cambiaría toda la marcación rítmica, dándole a la orquesta un nuevo sello propio; febril, avasallante y bailable. Fue así que D’Arienzo dejó el compás de 4 x 8 para volver al primitivo 2 x 4, marcado por el piano de Biagi, creador de esta modalidad. El cambio significó un éxito total entre los amantes del baile que añoraban el 2 x 4. Alguien dijo: "D'Arienzo le puso alas a los pies de los bailarines". Esto le valió que Ángel Sánchez Carreño, el "Príncipe Cubano", le adjudicara el mote de "El Rey del Compás".
Fue así que en el Chantecler nació el estilo D´Arienzo, dando origen a una nueva modalidad de ritmo marcado y acelerado, con armonizaciones especiales para los bailarines.
Enrique Santos Discépolo dijo entonces: “Juan D’Arienzo, trasladó el tango de la cabeza a los pies…”. El compás había renacido una noche del Chantecler.

 El 12 de noviembre de 1937 en el Vieux Paris (denominación que entonces tenía el Chantecler) se realizó un “diner dansant” de gala a total beneficio de la Colonia de Vacaciones de los Actores, que se llevaría a la práctica en Córdoba.  La fiesta congregó a muchos artistas de radio, teatros y cine, destacándose la dedicación y atención brindada por la dirección del Vieux París, cuya gerencia estaba entonces a cargo de Juan Serrat (Propietario-fundador luego del Tibidabo y el Marabú); remarcando el más exquisito buen gusto en el aspecto de la sala, la ornamentación del jardín y el servicio, en general.
En diciembre del mismo año se realizó un homenaje a Alberto Ballerini, productor, director y autor teatral, traductor, notable actor cómico y empresario argentino que fue esposo de la primera actriz Blanca Podestá. Asistieron artistas de radio y teatro, periodistas, escritores, comerciantes y amigos. El motivo inicial del homenaje fue el éxito del concurso de obras teatrales, organizado por la Cervecería Palermo, que contó como director al homenajeado, aunque esa demostración se hizo extensiva a su larga labor de autor, actor y empresario. Alberto Vacarezza y Héctor Quiroga hicieron uso de la palabra. El primero, con una interesante improvisación y el segundo recordó con gracia algunas anécdotas de Ballerini.

La orquesta de Juan D'Arienzo con Alberto Echagüe en el Chantecler

A mediados de diciembre de 1937, el Vieux París publicitaba los servicios para las fiestas, destacando la cómoda terraza-jardín del Restaurant-dancing, su buena cocina y esmerado servicio, en pleno centro de la ciudad; con grandes orquestas y calificados artistas. Anunciaba entonces que a las orquestas Pensilvania y Ángel D’Agostino, sumaría un plantel de artistas radiotelefónicos.

Ya en febrero de 1938, fueron homenajeados en el Vieux París los directores de Radio Cultura, Guillermo del Ponte y Alfredo L. Gregorio. Entre las artistas que asistieron a la fiesta, estaban Marta Swanson y Tita Merello.
El mismo mes de febrero de 1938, Caras y caretas y Radio Municipal organizaron la Gran Carrera de Mozos de Café, a la que asistieron más de 30.000 espectadores, para ver a los mozos desplazándose rápidamente, con sus bandejas cargadas, sorteando los “obstáculos” puestos en la pista (mesas y sillas, con sus correspondientes "consumidores"). En la carrera de competencia, el primer Gran Premio Cigarrillos 43 lo ganó Herminio Fuente, mozo en el local de Sarmiento 222. José Ledo, mozo del Vieux París obtuvo el segundo puesto. Con motivo de la exitosa participación en la organización de la competencia, en la noche del 9 de abril se ofreció un “diner dansant” en el Vieux París, en homenaje a Vicente de la Vega.
El 1 de julio de 1938 se realizó un  festejo con motivo de cumplirse el primer aniversario de la actuación en el Vieux Paris del maestro D’Agostino y su orquesta.

En 1938 Antonio Bonavena presentó su orquesta, debutando un joven cantor de solo 16 años que se llamaba Roberto Rufino quien, tiempo más tarde volvería de la mano del maestro Carlos Di Sarli.
En 1941 actuó la orquesta de Miguel Zabala (Zabalita), con el bandoneón de Domingo Rullo, uno de los grandes del ese instrumento.
El legendario Agustín Irusta también fue figura de este escenario memorable.
En 1950, el maestro Héctor Varela presentó a Rodolfo Lesica como cantor estable, junto a Armando Laborde, remplazado en 1952 por Argentino Ledesma.
Otra de las voces del Chantecler fue la de Oscar Ferrari, cantor de las orquestas de Armando Pontier y José Basso.
En los años ’50 Norberto Palese (conocido como Jorge Cacho Fontana) se inició animando las noches del Chantecler.

                             

Oscar Alemán que actuaba en la compañía de Pablo Palitos fue uno de los números de jerarquía del Chantecler. Alemán fue uno de los showman más grandes de Argentina. Se multiplicaba en el escenario, alternado en su actuación con distintos instrumentos: el cavaquinho, el ukelele, la guitarra y cantando en distintos idiomas: francés, portugués o castellano.
Muchas figuras más dieron brillo, con su aporte artístico a las noches del Chantecler.
En 1960, coincidiendo con la etapa de decadencia del tango, el avance de la televisión y el envejecimiento de los antiguos milongueros, se diezmó la concurrencia a este templo musical. Fue entonces cuando los propietarios decidieron vender el local en 1957, que finalmente acabó siendo demolido en 1959.


 (EFWM-Iberinfo_Buenos Aires)

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