Ernesto Franco nació en el porteño barrio de Caballito, pero también fuimos convecinos en Parque Patricios, aunque él es mayor y debutaría jovencito en la escuadra de Elvino Vardaro, con sus jóvenes 18 años, que ya anunciaban a un instrumentista de fuste. Dos años más tarde sería convocado por otro ilustre, Osmar Maderna para su orquesta que pisaba fuerte en el corazón de los porteños, y ya daba la medida de la capacidad de este músico joven y con grandes aptitudes.
Ernesto Franco |
Enrolado en la formación de Roberto Caló, compartiría espacio en la fila de fueyes, a la muerte de Maderna, con Eduardo Rovira, Celso Amato, Edelmiro Toto D'Amario y Eliseo Marchese, dando otro paso adelante en su carrera musical. Había estudiado con los maestros A. Rossi y F. Lombardini, instado por su padre y los estudios le servirían para destacar como instrumentista y arreglador. Con la orquesta de Roberto Caló llega al disco en dos temas instrumentales: Lorenzo y La cachila. Y debuta como compositor con Después que te perdí, que lleva letra de Horacio Sanguinetti, cantado por Alberto Santillán, y también el instrumental que firma con Osvaldo Tarantino: Sacale chispas.
Al disolverse la formación del hermano de Miguel Caló,y luego de un encuentro con charlas entusiasmantes, forman un cuarteto de fueyes entre Franco, Julián Plaza, Alfredo Marcucci y Atilio Corral, "a cappella". Y si en la orquesta de Maderna le había tocado reemplazar a Leopoldo Federico, en 1953, Alfredo De Angelis lo convoca para suceder a Toto Rodríguez, que dejaba al pianista de Banfield. Y cuatro más tarde pasaría a la orquesta de Osvaldo Fresedo reemplazando a Roberto Pérez Precchi.
Franco, en el centro de la fila de fueyes de la orquesta de Juan D'Arienzo |
Nacido en 1929, tenía 29 años, y un más que interesante camino recorrido en la música popular, suficientemente baqueteado, cuando recibe el llamado de Juan D'Arienzo para incorporarse a su triunfante orquesta. Allí alcanza su culmen porque puede dar rienda suelta a su inspiración y temperamento. Sucedía a Enrique Alessio, nada menos. Y estaría en la escuadra del Rey del compás 17 años, nada menos, codo a codo con compañeros como Carlos Lazzari, Aldo Junnissi, Luis Maggiolo, Felipe Ricciardi y Juan Carlos Niesi.
Participó en alrededor de cuatrocientas grabaciones con la orquesta, desde 1958 a 1976. Y viajó a Japón con la misma, invitados por el príncipe Akihito. D'Arienzo no subía ni en broma a un avión y delegó el mando en el pianista Juan Polito. En el lejano Oriente se presentarían con un éxito impresionante, en los años 1968 y 1970.
Desde el alejamiento de D'Arienzo, Ernesto Franco no ha parado de trabajar. Curtido en el estilo del maestro de Balvanera, con el que ha conquistado a sus seguidores, sigue hurgando en el yeite milonguero de los porteños y extranjeros que llegan al país llamados por el tango, y su orquesta sigue evocando aquellas resonancias sonoras que movían a los bailarines de los cuarenta y cincuenta.
Podemos apreciarlo en esta versión de La cumparsita. Franco dirige a la orquesta, realiza el arreglo y sigue dándole cuerda a su bandoneón.
O, en este caso, interpretando el tango de Mario Canaro y José María Contursi: Quiero verte una vez más, que canta Claudio Garcés.