sábado, 28 de mayo de 2016

Milongueando que es gerundio

Casualmente, esta noche no tenemos la milonga de los sábados en la casa de Aragón de Madrid por razones de organización, pero volvemos el martes con tutti: música para revolear los camambuses y las polleritas cortonas, aupadas a unos tacos de aguja alucinantes. Los que marcan el compás en la hermosa pisa de madera lustradita que se nos ofrece para darle gusto al cuerpo. Un descansito sabatino nos viene bien para reponer fuerzas y hurgar en la discoteca buscando esa música maravillosa que nos moviliza.

Una milonga es BIEN MILONGA cuando la música está a tono con los participantes y los impulsa permanentemente a la pista. Hay países donde no se le da la importancia que este apartado realmente tiene, y los resultados se notan en la respuesta anodina de los bailarines. Hay que darles manivela y una selección que les haga galopar el corazón con prisa y sin pausas. Así lo entendimos desde que entramos precozmente en la milonga y así seguimos, conquilleando los oídos de la parejas.

                                      
Mariana Montes y Sebastián Arce

          
Y hablando de parejas artísticas, hoy estoy emberretinado con la que forman desde hace 18 años, nada menos, el santiagueño Sebastián Arce y la porteña Mariana Montes. Anda ambos por los 37 años,- Mariana es un año mayor-  y han recorrido infinidad de países llevando sus espectáculos, sus clases y sus exhibiciones tan festejadas. Sebastián es pupilo de Juan Carlos Copes y Mariana aprendió con un par de profesores, guiada por el sentimiento que le producía el tango.  Me encanta verlos y coincido con la apreciación que tienen de esta danza y la manera de enseñarla. Por eso pueden tener escuelas en Italia o en Rusia. Los resultados que obtienen con sus alumnos son inmejorables.

Vamos a verlos en exhibiciones recientes para completar esta reseña. Podemos arrancar con este tango: Tigre viejo, por la orquesta de Osvaldo Fresedo y la pareja en acción.


                                                          

Ahora una milonga para subir los decibeles. La ejecuta la orquesta de Ángel D'Agostino y la canta Ángel Vargas: Compadreando. Lo bailan dentro de un Festival, en Karlsruhe -Alemania-

                    
     

Y un valsecito que siempre alegra los corazones. En este caso se trata de Viejo portón por el Sexteto Milonguero.

                                                                        

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