jueves, 15 de octubre de 2015

Ensayando

Este tango es del bandoneonista Alejandro Prevignano, el único que yo le conozco, y fue grabado por la orquesta de Osvaldo Pugliese cuando él militaba en las filas del maestro de Villa Crespo. Es sabido que a Pugliese le gustaba que sus músicos compusieran y arreglaran, que por algo era una cooperativa, y los ejemplos de lo logrado por esa comunidad, están a la vista. Creaciones maravillosas, arreglos de gran calado, incluso renovando páginas del acervo histórico tanguero.

Los ensayos de esa orquesta siempre dieron motivos al elogio o a la curiosidad. Recuerdo cuando unas personas de Avellaneda , especialistas en apuestas, compraron la boite Michelángelo para poder tener a los conjuntos de Troilo, Pugliese, D'Arienzo, Di Sarli y otros en el escenario del mismo. Era como darse el gusto de contratarlos para solazarse ellos personalmente. Uno de los componentes de aquella sociedad, me contaba asombrado, entonces.

                                              
Ensayando con los fueyes: Binelli, Álvarez, Prevignano y Penón

  -Lo increíble es lo de Pugliese, se pasan horas y horas ensayando y discutiendo. Yo creía que hacían todo de memoria, simplemente leyendo las partituras, pero ellos son distintos. Se lo toman a pecho y a veces incluso llegan a cabrearse....

Beba Pugliese, la querida amiga, hija de Don Osvaldo lo cuenta así en su libro:

  -Yo era niña todavía. La orquesta de papá ensayaba en casa... Los músicos captaban el sentir del director y era como una sola vena, artística y vocacional.... La casa se llenaba de ecos musicales , de arpegios donde destacaban los rezongos de los bandoneones, sus variaciones -yeites, códigos que tiene nuestro tango-, el despliegue melódico y armónico, los arrastres, los silencios, y esa marcación metronómica del contrabajo juntamente con el piano... ¡Qué delicias! Y qué placer para mí era presenciar todo aquello, ¡qué privilegio! Escuchar en los ensayos repetir fraseos, cantos contracantos, preguntas y respuestas de los instrumentos hasta lograr el ajuste perfecto que querían, ese conjunto de sonidos que declama continuamente nuevas sensaciones elevando el espíritu, llegando a una exaltación pocas veces experimentada.

Otro que tuvo la suerte de presenciar esos ensayos años más tarde y contarlo en un piccolo librito, fue Arturo Marcos Lozza. Esta vez ocurrió en el Profesorado de Música de la calle Sarmiento, y alguno de esos pasajes, Lozza lo relata de esta manera.

La orquesta de Pugliese en el ensayo. Prevignano, Álvarez y Lapinta en fueyes

  -En uno de los rincones aguardaba Copacabana, tango ilustre de Julio De Caro. Apenas retornó Pugliese, tomó esa partitura. "Copacabana", confirmó. Otra vez el murmullo de papeles, voces, cuerdas, sillas arrastradas hacia el lugar exacto, ronquidos de bandoneones, palabras aclaratorias con dedos que recorren los pentagramas.

   -¿Ya están las cosas en orden? Gira la cabeza el maestro. "Un, dos, tres..." Copacabana. Pero no: "no hay nada, nada de lo que ensayamos el otro día, no hay ni un matiz en lo que están tocando", frena el maestro, se levanta, mete las manos en el bolsillo, parece cabrero: "el acento ¿se olvidaron?. Hace indicaciones sobre la partitura. Repiten: "un, dos, tres...". Manda a parar.
   -(...) Vamos, "Copacabana" de nuevo, y arrancan por cuarta vez, nos invaden los ritmos, los músicos se arrebatan, hay una especie de embriagación colectiva, los botines lustrados de Lapinta y las botas de gamuza de Rivas talonean el piso al compás, los misterios del tango canyengue surgen de las baldosas, flotan corcheas que se chocan en los "rubattos" y "strapattos", precipicios de pequeños silencios estallan en la cúspide como volcanes sincopados que entran en erupción rítmica...

   -(...) A Osvaldo Pugliese sólo se le ve la espalda y dos manos que van y vienen como patas de ñandú que escapan por las teclas. Roberto Álvarez (bandoneón) mira concentrándose en el piso e hincha los labios hacia adelante, Fabio Lapinta aprieta y abre el fueye, Alejandro Prevignano hace que cada nota de su bandoneón sea un rendimiento de homenaje a su antecesor Arturo Penón...

Alejandro Prevignano tocando en la orquesta de Osvaldo Pugliese

Y después de esta riqueza de expresiones que permiten comprender el porqué del sonido Pugliese, vuelvo al tema del título compuesto precisamente por Alejandro Prevignano, compuesto en 1986. Este hombre, nacido en el porteño barrio de Parque Patricios, arrancó a los 9 años el estudio de música y bandoneón con Salvador Busceni y completaría su formación con Francisco Requena.  A los 12 años de edad, tocaba en la orquesta del Club Independiente y de jovencito saltaría al conjunto de Fulvio Salamanca.

Posteriormente se integrará en reconocidas orquestas como las de Juan Sánchez Gorio y luego Roberto Caló. De allí salta a la de Osvaldo Piro, con quien está entre 1966 y 1969. Nunca dejaría de estudiar y será convocado por Osvaldo Pugliese para su orquesta en 1976, permaneciendo junto al maestro hasta 1995, año del fallecimiento de Don Osvaldo.

                                   
La orquesta de Osvaldo Pugliese en México. Prevignano es el de la derecha, abajo-


A partir de allí seguiría trabajando y enseñando. Estuvo en la Compañía Tangox2 de Miguel Ángel Zotto, con el Trío de Fernando Romano, en la Color Tango Tolosa y en otras formaciones ocasionales.

Su tango Ensayando, es un poco la síntesis de aquellos duros trabajos que realizaba la orquesta para llegar a tan felices resultados que eran una delicia para los fanas de Pugliese, y los que gustan de la buena música. Lo grabó la orquesta de Don Osvaldo, el 10 de noviembre de 1986, y hoy podemos disfrutarlo en este video, en que lo ejecuta la orquesta. Prevignano es el bandoneonista que está junto a Pugliese y quin compuso este hermoso tema.


                                       




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