miércoles, 21 de octubre de 2015

Arturo De Bassi

Anoche en la milonga que llevo en Madrid estaba bailando con Juan D'Arienzo (¡Cómo pudieron criticarlo tanto!) y de repente sonó El romántico, un tango hermoso que me pone a cien sobre todo en la eléctrica versión del Rey del compás, que yo había seleccionado previamente. Me hace vibrar de una manera especial. Y justo en esa misma tanda también estaba otro golazo fantástico de D'Arienzo: Don Pacífico.  Es que no dan ganas de que terminen nunca porque volás con las pies y el cuore.

Y pensaba en Arturo De Bassi ese formidable músico que es autor de esas dos versiones puramente instrumentales. Recordaba entonces aquellas palabras del g ran Horacio Salgán cuando mi querido amigo, el alemán Göttling, le preguntaba por músicos que respetaba. Y Salgán mencionaría a Aníbal Troilo, a Carlos Di Sarli,  Francisco De Caro, Enrique  Delfino y Roberto Firpo, sobre todo este último por su faceta de compositor. Pero además afirmaba:

-Hay un músico que generalmente es salteado, para no decir olvidado, que tiene enorme mérito: Arturo de Bassi, autor de La catrera.

                                               
Arturo De Bassi


Y no ha sido el único al que he visto haciendo tales afirmaciones. Francisco Canaro fue un gran admirador suyo. Juan D'Arienzo lo conoció de pibe, porque De Bassi, vivió con sus padres en Balvanera, el barrio del Rey del compás, que en sus comienzos estuvo entreverado en los teatros, formando parte de las orquestas de los mismos, como lo había hecho también el autor de La catrera.

Tuvo una buena amistad con el músico que luego pasaría a la dirección artística del Teatro Maipo, por mediación del sainetero y autor de tangos, Roberto Cayol -a quien le dedicó El caburé- dejando de lado la música por un tiempo, y le grabó no sólo estos dos  tangos mencionados sino también Canchero (con letra de Celedonio Flores), El caburé,  El incendio, Yo me llamo Eloy Peralta (letra de Jacinto Font) y La catrera. De Bassi fue un compositor de fuste que desarrolló una parte fundamental en los cimientos del llamado "tango milonga" y su nombre debería figurar entre aquellos que destacaron precisamente en los lineamientos del tango instrumental.

Su padre fue el maestro de música y director de bandas Cayetano De Bassi, y les enseñó a sus hijos Antonio y Arturo los fundamentos de la misma. Posteriormente, el creador de El romántico, continuó estudiando con los profesores Sanmartino y Stileghi. Fue clarinetista y pianista en orquestas de teatros, dirigió y grabó con una rondalla, y también tendría al final su propia orquesta que tocaba en Radio El Mundo. Pasó por una etapa de enfermedad que lo alejó del ambiente y también un buen día decidió dejar todo y marcharse a Europa.

 
Desembarcó en Portugal, de allí siguió en tren a Madrid y su corazón se impregnó de emociones grandes, como cuando se cruzó con un señor que estaba silbando A media luz, algo que le relataba a uno de los Bates, autores de un libro de reportajes que hizo historia. No podía imaginar en ese momento que muchos años más tarde, varios de sus tangos se bailarían en las pistas, no sólo de la Madre Patria, sino en casi todo el mundo.

Arturo De Bassi compuso además algunos tangos fundamentales como Manón, con letra de Antonio Podestá; Mentiras criollas; Mano blanca y Ayer con Homero Manzi; Mosquito, Auxilio, Presentimiento, Maruca y otros temas que en su momento marcaron el rumbo porteño, criollo del tango de sus tiempos. Hay que tener en cuenta que algunas de estas composiciones son de la primera hornada. Como El incendio (1905), El caburé (1911) o Ma qui fu, su primer tango que data de 1903.


Y yo lo traigo hoy a De Bassi (1890/1950) con dos de sus tangos: Manón (1933), por la orquesta de Osvaldo Fresedo con el cantor Oscar Serpa, grabado el 17 de julio de 1942 y El romántico, porque mi piacce tantissimo, por Juan D´'arienzo que lo llevó al disco el 21 de septiembre de 1944. Lo volvería a grabar en 1952, pero me quedo con la primera versión. Y olé.



11- Manón - Osvaldo Fresedo-Oscar Serpa

    123- El romántico - Juan D'Arienzo



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