miércoles, 30 de abril de 2014

Rodolfo Scianmarella

Me lo presentó mi compañero Coco D'Agostino en el Café Tortoni. Como sabía que yo era muy tanguero, me llamó y me invitó a tomar un café con él. Acababa de llegar de España, adonde había recalado durante 12 años,  huyendo de la dictadura que derribó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, al que Scianmarella había adherido fervientemente. Incluso fue el autor de Evita capitana, una marcha partidaria que pasaban en las canchas durante los intervalos de los partidos de fútbol.

Elegante, simpático, buena figura, me costaba en principio mezclar al autor de tantos tangos y valses de mucho éxito, con su creación de Por cuatro días locos, la marcha-canción que Alberto Castillo convirtió en un éxito sensacional en 1953. Incluso lo canta en la película del mismo nombre que protagoniza el "cabezón" y que dirigiera Julio Saraceni con guión de Scianmarella y Ariel Cortazzo.

El autor, guionista y compositor en 1936
 Se reía cuando le comenté el caso. Y me respondía que venía muy bien en aquellos días, para alegrar a la gente y disfrutarlo en los carnavales, porque hasta lo tocaban las orquestas de jazz y otras de distintos géneros populares, y recuerdo el revuelo que se armaba con ese tema en la pista..

Pero Scianmarella, un porteño del barrio de Barracas que no perdió el acento después de sus exilios en México y España, dejó una hermosa estela en su paso por la vida.  En Madrid concurría normalmemente a la Quinta Puerta de Hierro y Perón lo recibía afectuosamente sabedor de que le haría pasar buenos ratos por su chispa permanente, buen humor y salidas jocosas. Además festejaban juntos el cumpleaños porque ambos habían nacido un 8 de octubre. Curiosamente, cuando yo me radiqué en Madrid y concurría habitualmente a hacer deportes en la Ciudad deportiva del Real Madrid, luego de los mismos, almorzábamos y despuntábamos algunas partidas de naipes o de dominó. Y uno de los integrantes de la rueda apellidado Batlló (de la familia de la célebre casa de Barcelona, realizada por Antoni Gaudí) me contó unas deliciosas anécdotas de Scianmarella.

                                       


Resulta que este hombre tenía una de las agencias de publicidad más grandes de la época, en la Ciudad condal. Y allí, por intermedio de otro argentino, conoció a Scianmarella y le encargó un "jingle" publicitario. El éxito del mismo fue tan grande que a partir de ahí le dieron nuevos trabajos y todos corrieron la misma suerte. España en esos momentos, es cierto, resultaba un país chato en la parte cultural, y el hombre de Barracas era muy ducho en el tema como ya había demostrado en su tierra. Y Batlló siempre me lo recordaba porque decía que aparte de su talento, cuando entraba en la Agencia, era una pequeña fiesta para todos por sus dichos.

                                         
Esa faceta de su vida, donde siempre había destacado, le creó una suerte de desprestigio entre algunos colegas de Argentina, como si fuera algo malo. Yo conocí a Carlos Bahr vendiendo cuadros de mariposas disecadas y a Julio Camilloni haciendo lo propio con artículos para talabartería. Y no por ello son menos valiosos sus temas. Además ya hacía sus pinitos colaborando con sus jingles en las campañas políticas de Hipólito Yrigoyen o en las de los socialistas Palacios y Sánchez Viamonte.

                               
Scianmarella en la foto con su hijo

La cuestión fue que Coco se tenía que ir y yo seguí charlando con Scianmarella en el Tortoni y disfrutando con sus anécdotas vividas con Gardel y Perón. El gran cantor le grabó nada menos que cinco temas: Ché Bartolo, Dos en uno, No te engañes corazón, Vieja recova (los cuatro con letra de Cadícamo) y ¿Porqué me das dique?, con versos de Luis Alonso. La obra de este autor-compositor es realmente impresionante. Gracias a su padre, de quien me contó maravillas (un modesto inmigrante que tuvo 11 hijos), toda la familia estudió música y a él se le dió por el piano. Pero su inventiva fue tan fecunda que durante su carrera artística puso música a unas setenta películas, e insertó en ellas temas que superaron a su época y siguen rodando.


  Desde que Ignacio Corsini, en 1926 estrenara su tango "No te engañes corazón, en la obra teatral La vida comienza mañana, el éxito lo acompañó para siempre. Estaba tocado por la varita mágica y lo mismo acertaba con la música que con la letra. Y me aseguró que como cantor no desafinaba y supo hacerlo por varias radios de su época. Su música iluminó diversas obras teatrales.

 Para no hacerlo muy largo, recuerdo simplemente algunas de sus obras, solos o en colaboración: Otra noche, Andate, Necesito Olvidar, Los cien barrios porteños, Virgencita de arrabal, Parece mentira, Llevátelo todo, Cuando estaba enamorado, Salud, dinero y amor (Mariano Mores dijo que en principio era una zamba dedicada a Julián Centeya y él se la transformó en tiempo de vals), ¡Qué fácil es decir, ¡Quien hubiera dicho!, Mi piba, Hacelo por la vieja, No quiero verte llorar, No te perdono más, Se pasó tu cuarto de hora, Adiós Buenos Aires, De igual a igual, Total para qué, Arrepentido, No quiero verte más, Demasiado tarde, Tres recuerdos y una ristra impresionante que pintan la paleta talentosa de un músico-poeta de aquella Buenos Aires azarosa y bohemia.

Scianmarella laureado por su obra en SADAIC
Varias generaciones de argentinos cantaron, silbaron y bailaron/bailan sus tangos que siguen airosos en el repertorio de orquestas y cantantes de ayer y de hoy. Me tienta traer al Blog diez o doce temas suyos, pero debo elegir al voleo un par para ilustrar la semblanza de un tanguero que merece ser recordado con todos sus méritos.Que son muchos y muy destacables.















Y un poco a la sans façon, hurgo en la Discoteca y extraigo Parece mentira, de Antonio Rodio y Scianmarella, grabado el 22 de noviembre de 1935 por Francisco Canaro con la voz de Charlo. Mi piba de Scianmarella y Manuel Romero, del 16 de marzo de 1943, en el registro de Ricardo Tanturi con Alberto Castillo y No quiero verte llorar con música de Agustín Magaldi y versos suyos, por Osvaldo Fresedo cantando el estribillo Roberto Ray, grabado el 12 de mayo de 1937.

Parece mentira - Charlo-Fco. Canaro

11- Mi piba - Tanturi-Castillo

No quiero verte llorar- Ray-Fresedo

2 comentarios:

  1. carajo aunque hoy ya estaria finuyo como me hubiera gustado vivir en aquella buenos aires que bien definis bohemia y azaroza y disfrutar de estos iconos del gotan y sus interpretes que autor de lujo sciamarella hasta escribia jingles televisivos saludos juan

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