martes, 1 de abril de 2014

Dalva de Oliveira

Fue una gran cantante brasileña, en una tierra fecunda en el surgimiento de mujeres dedicadas al canto. Para muchos críticos musicales de ese país, fue la más grande de todas, y hoy la traigo con mucho gusto al Blog porque también supo expresar e iluminar el tango con su voz. A rainha da voz (La reina de la voz), como la apodaron en su tierra.

Nació en una familia muy humilde, en una pequeña ciudad paulista llamada Río claro. Era mulata, tirando a blanca y sus ojos verdes le daban un atractivo especial. Su padre, carpintero, tañía algunos instrumentos, organizaba pequeños conjuntos para tocar en fiestas, y ella solía acompañarlo y cantar con esa garganta privilegiada que supo poner a todo Brasil a sus pies, con una voz fileteada en oro, astillada de cristales, predestinada a cantar sobre la eterna luz de un cristal lila, según Herminio Bello de Carvalho.

                                     
Se llamaba Vicentina Paula de Oliveira y sería su madre, una portuguesa nacionalizada brasileña, quien llegada la hora de su debut como cantante, le sugeriría el nombre de Dalva. Pero antes debió superar la muerte de su padre cuando apenas contaba 8 años, por lo cual la madre decidió marchar a San Pablo para trabajar y debió internar a sus tres hijas en un orfanato de Hermanas de la caridad, donde la futura estrella recibió lecciones de órgano, piano y canto.

De allí saltarían a Rio de Janeiro, donde volverían a vivir todas juntas con la madre. Pero ya en San Pablo  Dalva había mostrada todas sus condiciones cantoras y era anunciada como "A menina prodigio da voz de ouro". También a solían anunciarla como "Doçura de voz da menina prodigio" (Dulzura de voz de la niña prodigio).
                                               
El Trío de oro, con Nilo Chagas y Herivelto Martins

 Integró un trío que dio que hablar Con Herivelto Martins (el autor del bolero "Caminemos") y Nilo Chagas, un blanco y un negro por lo cual eran anunciados como el Dúo Preto e Branco. Dalva se enamoró de Martins, uno de los más grandes compositores que dio Brasil. se casaron, tuvieron dos hijos y a los pocos años se divorciaron luego de una batallas de ofensas múltiples por parte de ambos, muy aireadas por la prensa. Él se quedó con los hijos aduciendo problemas psicológicos de ella.

Entonces comenzó su triunfal etapa de solista y el sello Odeón no daba abasto para abastecer de discos suyos el mercado ávido por esas creaciones maravillosas. Fue consagrada como la Reina de la Radio, pero su vida continuaba siendo como esos folletines que Brasil produce en forma de series televisivas y exporta a todo el mundo.

                                 
Con Tito Climent

En 1952 conoce en Brasil a Tito Climent, que logra convertirse en su manager. Alberto Tito Climent era un actor argentino, que trabajó mucho en revistas y supo formar dupla de cómicos con Gogó Andreu. En el ambiente artístico no era muy querido porque fue amante de Tania la esposa de Enrique Santos Discépolo, cuando ésta era la mujer del autor de Cambalache. En 1953 se casaría con Dalva de Oliveira y adoptaron una niña, a quien llamaron Lucy Dalva de Oliveira Climent.

La pareja recorrió varios países de América y Europa, e incluso Dalva cantaría en la coronación de la Reina Isabel de Inglaterra, asombrando con sus agudos y acompañada por la orquesta de Roberto Inglez. Sería en Montmartre, Francia, donde se casarían y el matrimonio duró diez años, hasta 1963, en que ella decidió regresar a Brasil, pese a la opisición de su esposo. Tuvieron un litigio y la justicia le dio la razón a Climent que se quedó con la custodia de la hija.

Dalva, Tito y la hija del matrimonio
En Brasil volvería a casarse con un muchacho de 19 años. Dalva tenía 47, y el folletín tendría continuidad con un accidente de auto que causó varios fallecidos, la tuvo al borde de  la muerte y el país pendiente de sus tragedias. Le quedó una cicatriz en el rostro, perdió toda su fortuna, la bebida entró a formar parte de su cotididianeidad, viajaba en autobús y fallecería a los 55 años por una hemorragia gástrica. Una multitud llorosa se echó a las calles para acompañar su féretro.

                     
El pueblo la acompañó en su despedida final


En febrero de 1962 nos fuimos con un amigo a ver el Carnaval de Brasil y terminamos quedándonos como un año. En Rio escuché muchas veces discos de ella y un amigo que tuvimos allá era gran admirador suyo y muy entendido. Nos contó infinidad de cosas de Dalva y nos hacía escuchar sus temas. Tenía una voz maravillosa que pasaba de contralto a soprano con absoluta facilidad y además una vena dramática que le daba más valor a las canciones que interpretaba.

                   


Héctor Villalobos manifestó que "era la mayor cantora brasileña". Elis Regina afirmó: "Un día las personas descubrirán que Dalva fue la Billie Holiday brasileña". María Bethania fue más lejos: "No veo ninguna cantora que se asemeje a ella. Sus seguidoras son todas las cantoras del Brasil. Tuvimos la bendición de, a través de ella, entender cómo cantar el amor, pero nadie llegó ni cerca de ella. Es la mayor cantora del Brasil". Cauby Peixoto la definió: "Ella fue nuestra Edith Piaf, la voz más emocionante del Brasil y la más brasileña de todas. Como persona era la reina de la humildad. Dalva era extraordinaria". Y la cantante Gail Costa no se quedó atrás: "Dalva tenía una cosa que era más leve, que era pura, ella cantaba las cosas más duras del amor, de pasión, y siempre tenía un tono leve, un tono que parecía por encima del bien y del mal. Yo me identifico mucho con Dalva en ese punto. La pureza, la levedad son cosas de Dalva que yo guardo en mi canto",

                                           

Durante su estancia en Buenos Aires, Climent, que escribió varias canciones para ella, habló con Canaro para que la acompañara en grabaciones. En principio Pirincho se negó, Pero la escuchó en Radio El Mundo y quedó maravillado. Entonces accedió a acompañarla con una orquesta reducida. Fue algo increíble. Dalva parecía haber nacido para el tango por su notable interpretación. Además los cantó en su idioma, con unas letras traducidas por autores brasileños o el mismo Climent. También grabaría luego varios tangos con la orquesta del director brasileño Lyrio Panicalli.

Para volver a admirarla les traigo el primero de esos temas con Canaro: El pañuelito (Lencinho querido) que grabó el 30 de mayo de 1956, con letra en portugués de Tito Climent y la música de Juan de Dios Filiberto. Y La copa del olvido (A taça del esquecimento) con letra de A. Maugeri Neto  y música de Enrique Delfino. Fue grabado el 24 de mayo de 1957.

633A- Lencinho querido- Dalva de Oliveira

644C- La copa del olvido- Dalva de Oliveira






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