viernes, 16 de agosto de 2013

Pugliese con el Sexteto Mayor

Estas improvisaciones han sido más frecuentes de lo esperado y conocido, en el mundo del tango, donde se forjaron grandes amistades y complicidades. Se movían en un mismo territorio emocional y la fecundidad espoleadora los llevaba a juntarse en salas de ensayos, en boliches, en algún restaurante o en los lugares donde defendían sus derechos.

Había entonces un entusiasmo febril, candor en el ambiente, y entrecruzaban sus vidas recomendándose músicos o cantores cuando les hacía falta a uno u otro. Algunos fueron compañeros desde el arranque, como Troilo, Pugliese y Gobbi que juntaban sus ansias y se fogueaban trabajando en distintos lugares, y poniendo al frente el nombre  de aquel que conseguía el contrato.
                                       
Achával, el Chino Hidalgo, Pugliese, Piro, Abel Córdoba, Raúl Galán y Julián Centeya
Troilo y Di Sarli se estimaban muchísimo y Pichuco iba a disfrutar con el maestro de Bahía Blanca al Marabú, compartiendo  muchas charlas sobre música. Pugliese y Gobbi nunca dejaron de ser amigos aunque estuvieran un tiempo sin verse. D'Arienzo y D'Agostino arrancaron juntos de pantalones cortos porque eran amigos del barrio. Canaro era muy amigo de D'Arienzo, Mores de Troilo, Demare de Canaro y viceversa.

Troilo y Zita con Di Sarli en el Marabú
Piazzolla respetó muchísimo a Troilo, que le dió un lugar en su orquesta triunfadora, lo quiso y le dedicó temas. Igual que a Gobbi o Pugliese con quien compartió escenario en Holanda. ¿Y quién no fue amigo de Cadícamo, de Julián Centeya, de Cátulo Castillo, de Manzi, de Expósito? Igual que Rivero, Marino, Echagüe, Dante, Berón, voces que compartieron sitio en varias orquestas y que se hicieron respetar por su don de gentes.

D'Arienzo y Canaro en Montevideo
Hoy quiero traer al sitio, esta improvisación de Osvaldo Pugliese con el Sexteto Mayor. Ocurrió en 1988 y me divierte ver la carita de pícaron de Don Osvaldo tocando en cancha ajena. O al tano Libertella desesperado por entrar a magullar el bandoneón y aguantando, esperando el momento de dar rienda suelta a su temperamento.

Tocan La mariposa, en el estilo Pugliese, con el hermoso arreglo del bandoneonista y pianista pampeano Julián Plaza. Vale la pena recrearse con  ellos.

                        

1 comentario:

  1. Esa gente vivía y moría por el tango... que bueno hubiera sido poder compartir un café con semejantes monstruos. Genial lo de usted, su labor en este blogg es increíble! Abrazos tangueros desde Mendoza, Argentina.

    ResponderEliminar