jueves, 15 de agosto de 2013

Carlos Buono

Es increíble el mundo que lleva recorrido este bandoneonista de Junín que tiene un ángel en cada mano y que se ha presentado en las mejores plazas europeas y norteamericanas, aunque él siga añorando su pueblo bonaerense y la laguna donde iban a pescar con los amigos del barrio.

Hijo del conocido periodista deportivo Pepe Buono, desde pequeño se sintió atraído por el fueye y aprendió en la academia de un profesor de Junín apellidado Balduzzi. Pero el pueblo le queda pequeño y se va a la Capital a estudiar con Calixto Sallago, Tití Rossi y con Marcos Madrigal. Y no sólo se recibiría con nota sino que toca en la orquesta de Alfredo Gobbi Y se va a Japón con Horacio Salgán.

                                               

Desde entonces no ha parado y ha recibido toda clase de trofeos. Lo vi hace unos unos 6 años en la sala moderna montada bajo un restaurante nuevo, invitado por el dueño que además se había hecho cargo de un club de fútbol cordobés.  Carlitos Buono estaba con su quinteto y acompañaban además a Alberto Podestá. Justamente me tocó en la mesa pegada a la mía, Pepe Libertella, que estaba con su señora y yo le decía que me encantaba por su forma de tocar y la desenvoltura que transmitía.

Libertella no sólo asintió: "Es un fenómeno. No ha tenido el reconocimiento que se merece. Claro que, como tiene siempre la valija armada para volar, eso también le impide asentarse. Pero es un gran músico y un tipo excelente".

Luego Pepe lo recomendaría como solista en la Orquesta de la Radio y TV de Frankfurt. Y en Europa ha tocado en todo tipo de grandes orquestas y es muy reconocido. Pasó por las formaciones de Mariano Mores (en Estados Unidos), Julián Plaza, Osvaldo Berlinghieri, Atilio Stampone. Lo vi en Madrid con el ballet de Ginebra que dirigía Oscar Aráiz, interpretando obras de Piszzolla.

                                 

Hizo la música de tres películas importantes y trabajó en una de ellas (Plata quemada, Evita, Funes, un gran amor), dirigió salas importantes en Buenos Aires y la Casa de Ástor Piazzolla. También estuvo en el Musical de Miguel Ángel Zotto: TangoX2, y acompañó a una gran cantidad de cantantes como Libertad Lamarque, María Graña, Raúl Lavié o el Polaco Goyeneche entre muchos otros.

Y, curiosamente, es más famoso y popular en Europa que en Buenos Aires, aunque suele escaparse cada tanto a su pueblo: Junín que lo espera con ansias y emoción para aplaudirlo y emocionarse con él y su fueye. Ha grabado en diferentes países europeos con mucho éxito de ventas.

                                            
Acá podemos verlo tocando a cielo abierto, como solista en la  Johann Strauss Orkest, la gran Orquesta del violinista holandés André Rieu, el hombre que se propuso llevar la música clásica a los sectores más populares. Y actúan ante una multitud, precisamente en Maastrich, la ciudad natal del Director, que toca con un violín Stradivarius. Maastrich es una ciudad de 120.000 habitantes, enclavada cerca de las fronteras con Alemania y Bélgica, y a unos 200 kilómetros al sur de Amsterdam. Es la menos nórdica y neerlandesa de las ciudades holandesas y recibe a gran cantidad de turistas, atraídos por su alta moda y un estilo de vida bastante cosmopolita.

                                   

 En este ambiente emociona ver a André Rieu tocando con su gran orquesta: Adiós Nonino, el enorme homenaje de Ástor Piazzolla a su padre  en el momento de su muerte. Y a Carlitos Buono con su sonrisa y su fueye haciendo de solista mientras la gente asiste, con una emoción im-pre-sio-nan-te, al concierto. Me gustaría ver la cara de Piazzola si viviera y pudiera verlo. Maravilla.

                                          

                  


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