martes, 23 de julio de 2013

Miguel Poveda

Este artista es un rara avis dentro del panorama del cante flamenco. Contra toda la historia, ha triunfado en el cante jondo, sin ser gitano ni andaluz. Y para más inri es catalán, rubio y muy respetado entre todo tipo de artistas. Es un auténtico referente del mundo flamenco de la actualidad, todo un derroche de sentimientos, fuerza y pasión.

                         

El Festival de Cante de las Minas de la Unión, celebrado en 1993, concedió a Miguel Poveda 4 premios, uno de ellos: La lámpara minera, el más preciado. Desde entonces participa en películas, canta los temas de los poetas del 27, actúa en festivales nacionales e internacionales y acaba de llenar este año la Plaza de toros de Las ventas de Madrid, algo insólito.  Juan Manuel Serrat y María Dolores Pradera lo acompañaron en esta ocasión.

El crítico Carlos Gracia Escarp, dice de él: Miguel Poveda  lleva en la garganta soleás y bulerías, canta al dolor y a la alegría, al sentimiento y a la emoción, su cante está lleno de vida, a ella le canta, nació en Barcelona, se crió en Badalona y vive por y para la música, su lenguaje es el flamenco, el arte con el que mejor se expresa y por el que le conoce el mundo fundamentalmente. Hoy es Hijo Adoptivo de la Provincia de Sevilla en la que vive su mundo más personal y flamenco.

                                     

El reconocimiento como artista en el riquísimo universo flamenco no es tarea fácil debido a su complejidad interpretativa y a los diferentes factores que confluyen en este arte popular, sus raíces culturales deben “sentirse” expresadas con “jondura” para ser auténticas, y sólo unos pocos elegidos llegan a ser considerados maestros del cante. En la actualidad Miguel Poveda es una de las más grandes figuras flamencas; su mérito es mayúsculo teniendo en cuenta su cuna catalana y sus orígenes no andaluces; diría que resulta casi un milagro que hoy sea admirado y respetado por todos los flamencos.

Gracias a su curiosidad inmensa, a sus inquietudes musicales variadísimas y a su atrevimiento, no exento en ocasiones de cierto riesgo artístico, Poveda ha ido experimentando a lo largo de su trayectoria en diferentes géneros con los que sigue ampliando su personal abanico de colores musicales como intérprete, comprometiéndose con las músicas en las que cree y con las que se siente cómodo; en libertad y por placer. Siempre se ha sabido rodear de manera intuitiva de artistas de los que tenía cosas que aprender en las músicas por las que se ha interesado y con los que ha disfrutado en el aprendizaje. También de una manera intuitiva ha ido abriendo sus diversos caminos artísticos, aún ya siendo un maestro del cante, Miguel Poveda ha seguido y sigue aprendiendo; es un enamorado de la música y quiere comunicar y enamorar con ella sin atender a convenciones.

Serrat y Poveda. Catalanes, amigos y grandes artistas
Ha crecido como artista al lado de músicos como Juan Gómez "Chicuelo", de Joan Albert Amargós, deAgustín Fernández, de Enric Palomar, de Juan Ramón Caro, de Martirio, de Juan Habichuela, Luis el zambo,  de Moraíto Chico, de Carmen Linares, de Diego Carrasco, de tantos y tangos flamencos. O con Gustavo Battaglia, Marcelo Mercadante y Rodolfo Mederos en el ámbito del tango argentino.

En esencia la huella artística de Miguel Poveda se podría enmarcar en un ámbito similar al de la obra de la gran Mercedes Sosa en relación con la difusión de la tradición popular musical argentina. Miguel sabe que su cante se engrandece con las palabras de los poetas, que el día a día con sus palabras es más libre y más bello, y así en diversa medida hace suyos los versos de Rafael Alberti, de Federico García Lorca, de Pablo Neruda o Mario Benedetti entre muchos otros que siguen y seguirán llenando su boca de versos hasta el fin.
                                   


Miguel también es tango rioplatense, disfruta con Carlos Gardel y con los grandes maestros clásicos del tango y su voz se convierte en tango cantado desde su esencia flamenca, nada menos que una noche lleva sus tangos hasta el Teatro Colón de Buenos Aires y gusta su estilo, y los canta aquí o allá acompañado por Rodolfo Mederos o por Marcelo Mercadante.  Y hablando de canción de autor, uno de sus temas mágicos es la Canción de las simples cosas, de César Isella y Armando Tejada que Miguel cantará cualquier día. 

Hasta aquí, las palabras del crítico catalán. Yo lo traigo a  Miguel Poveda envuelto en tangos de la mano de Rodolfo Mederos, quien aclara, para evitar malentendidos: "Un cantaor flamenco debe cantar tangos como lo que es. Y un cantor de tangos lo mismo. No se puede pretender una imitación de estilo que resultaría lamentable".
                                                               
Yo aclaro, por si las moscas, que no me gusta Diego el Cigala cantando tangos, por más promocionado que sea. Lo peor del resultado de sus discos es que ni siquiera respeta las letras de los temas que canta, y arruina poemas de  los grandes autores del tango. Sólo con el estilo no alcanza. Y tampoco Plácido Domingo que nunca logró entrar en el alma del tango cuando los cantó.

Poveda al menos respeta en todo la música y el contenido literario y le pone el alma. Puede gustar o no, porque estas cosas no son fáciles de lograr, y el tanguero mira todo desde su óptica natural. Pero es un artista enorme y Mederos lo ratifica acompañándolo y aconsejándolo.

Y acá lo vemos, acompañado por el fueye de Mederos y otros músicos, cantando el inmortal tango de Homero Expósito y Armando Pontier: Trenzas.

               














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