miércoles, 1 de mayo de 2013

En el Día del Trabajo

Los tangueros fueron siempre muy unidos, aunque hubiese algo de rivalidad, pero como había trabajo para todos, mucho talento, esto reforzó aquella unidad que les permitió fundar la Sociedad autoral de autores y compositores (SADAIC), como así también la de Directores de Orquesta y la de intérpretes.

Por eso en este día vale la pena acotar que también entre milongueros existe una agradable reciprocidad y respeto. En nuestro baño iniciático, los mayores nos tendieron una mano a los que empezábamos, enseñándonos los secretos del baile, los códigos, la parte de mujer y todos los exornos que encierra la danza de pareja más hermosa del mundo. Además del ventarrón de felicidad que arrastraban consigo. Esa cadena trófica que alimentó la pasión milonguera, no se rompió nunca entre las distintas generaciones, aunque los baches impuestos por los bajones del tango y de las  milongas, obligara a la manada a dispersarse en algunos momentos.

Como símbolo de lo que digo, acá vemos en esta foto, reunidos alrededor de una buena comida, a las grandes figuras de la música ciudadana, dando fe de su unión inalterable en ese crucero de la nochera calle Corrientes.
   
                                   

De izq. a derecha vemos a Homero Expósito, Francisco García Jiménez, Ciriaco Ortiz, Adolfo R. Avilés, Roberto Fugazot, Juan Carlos Cobián, Miguel Bucino, Lito Bayardo, Pedro Laurenz, Juan Aníbal Vitale, Pedro Maffia, José María Contursi, Cátulo Castillo, Ángel D'Agostino; Enrique Santos Discépolo, Francisco Lomuto, Aníbal Troilo, Homero Manzi, José Razzano, Lucio Demare, Domingo Federico y Anselmo Aieta , de espaldas.

Este es el testimonio inesperado de una velada tanguera vivida intensamente, dentro de un paisaje habitual en las noches del cuarenta y cincuenta, cuando se intercambiaban ramos de flores, mensajes de buenos augurios y se acudía a la presentación de una orquesta en determinado lugar nocturno. para llevar los parabienes y de paso empaparse el corazón de tango..


Y los muchachos, después de la cena y las correspondientes copas, posan para la posteridad. ¡Cómo puede reunirse tanto talento junto! Adorna la panorámica, el legendario boxeador Luis Ángel Firpo en segunda fila, detrás de García Jiménez y delante de Roberto Fugazot.

A estos monstruos los homenajeamos hoy con un tango de Raúl Kaplún y José María Suñe, interpretado por el polaco Goyeneche, acompañado por la Orquesta Típica Porteña: Canción de rango

Y así nos situamos en aquella época inolvidable, en que el tango representaba la gran pasión del pueblo. Y se escuchaba en radios, en discos, en las milongas, en los cantos y el silbo de los porteños.

09 - Canción de rango - Roberto Goyeneche


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