sábado, 12 de enero de 2013

Las milongas de Canaro

Son las ideales para lucirse en la pista. Es indudable que hay numerosas milongas que uno elegiría para bailarlas en un momento que nos brota la inspiración por todos los poros de la piel, pero Canaro grabó muchas instrumentales que resumen y rezuman, lo que el milonguero necesita.

En algunos casos se han escrito versos que permitían el lucimiento del cantor pero en la perorata lunga se pierden los flecos emocionales de la milonga bailable.

Cuando el texto es más corto, no molesta  los movimientos de los bailarines (Mozo guapo, Mi morocha por Tanturi-Castillo, Ella es así por Donato-Lagos o La cicatriz por D'Arienzo-Echagüe, por poner ejemplos), pero en otros casos son algo frustrantes y en líneas generales me quedo con las instrumentales.
                                                     
Haciendo un poquito de historia, el tango entró en una etapa oscura a fines de los años cincuenta y comienzos de los sesenta. El rock y el pop invadieron los gustos juveniles y definieron el sentido comercial de las grabadoras que se lanzaron al nuevo mercado.

Un directivo de la RCA Víctor, el ecuatoriano Ricardo Mejía, asumió la gerencia comercial del sello en Argentina y diseñó un programa de televisión -El club del clan-, desde el cual lanzó a las nuevas figuras jóvenes que el público aclamaba. Y de paso se lanzaron a vender discos con gran éxito.

Lo malo fue que este hombre pensó que el tango era de una época superada para siempre y permitió y facilitó la destrucción y venta de un vital patrimonio artístico que ávidamente se llevaron coleccionistas extranjeros que, de este modo preservaron el tesoro.

El japonés Akihito Baba compró una cantidad enorme de incunables convirtiéndose si no en el mayor, sí en uno de los más grandes coleccionistas de tango del mundo. A la vez fue generoso y compartió su enorme discoteca con quienes les solicitaran determinados temas.

En oportunidad de un viaje mío a Buenos Aires, estuve con el flaco Oscar Himschoot, en su oficina-comercial, donde vendía material general de tango y revistas suyas. Siempre iba a saludarlo y a charlar porque era un tipo encantador, como buen tanguero. Y cuando le pregunté si tenía alguna joyita nueva, me dijo: Mirá lo que acabo de recibir.

Y eran veinte milongas de Francisco Canaro, grabadas en Japón con discos originales de la colección de Akihito Baba. ¡Una maravilla!

Cuando traje al CD a España y pasaba estos temas en la milonga, todavía no habían llegado a Europa.
Y no me cansaba de escucharlas, de pincharlas y de bailarlas. Especialmente algunas.


Vamos a escuchar de ese CD y por Canaro Reliquias Porteñas, de Graciano De Leone buenísima para milonguear. La grabó el 14 de julio de 1938. Y vemos bailándola a una genial pareja: Javier Rodríguez-Geraldine Rojas, cuando eran una maravillosa yunta milonguera.







                                 

3 comentarios:

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  2. José María Otero: Ud. ha omitido el hecho histórico que Ricardo Mejía, al asumir el manto de RCA en Bs. Aires en 1962, ordenó la destrucción de todos los masters. UN CRIMEN DEL SIGLO.

    http://www.gardelweb.net/RCA-destruccion-de-los-masters-de-tango.htm

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    1. No Jack. No lo he puesto en esta nota pero sí en otras donde he destacado las barbaridades que hizo este ecuatoriano con las grabaciones de tango.

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