viernes, 9 de noviembre de 2012

Sanguinetti y su enorme misterio (II)

El artículo sobre este pulcro y prolífico poeta del tango, cuya misteriosa desaparición en pleno éxito, podría dar lugar a una exigente investigación, rastreando su vida en Uruguay, me permitió recibir noticias de varias personas sobre el mismo. Conté que hacia allí debió cruzar el río ayudado por varios grandes personajes del tango para huir de la justicia por haber matado a su cuñado, que para colmo era militar.                 
                                                         
Lo curioso es que Horacio Basterra (su verdadero nombre), además del gran prestigio adquirido por sus obras, ejecutadas prácticamente por todas las orquestas, era también muy querido en el medio.

En el momento del crimen, Horacio arguyó ante sus amigos que el cuñado había torturado en vida a su hermana -casada con él- y cuando lo vió, parado junto al féretro de ella  -falleció de tisis-, aparentando sufrimiento, no pudo contenerse, discutieron, el cuñado amagó sacar un arma y él hizo lo propio pero disparó y lo mató delante de los asistentes al sepelio.

Yo tenía una vaga idea de que era uruguayo, aunque criado en Argentina,  por algo que le escuché decir una noche a Julio Sosa en la Confitería Richmond, cuando provocaba enormes aplausos cantando su hermoso tango,  Nada, que está plagado de aciertos poéticos:

¡Cuanta nieve hay en mi alma! / ¡Que silencio hay en tu puerta! / Al llegar hasta el umbral, / un candado de dolor me detuvo el corazón.



Y ahora, charlando con Beba Pugliese, ella me lo confirma. Y de paso cañazo, aproveché para tirarle de la lengua, porque una de las bellas páginas que escribiera -Barro- fue musicalizada por el maestro de Villa Crespo, Don Osvaldo Pugliese.

Y Beba me contó cosas muy interesantes que las trascribo rigurosamente.

-Lo que yo sé de Horacio Sanguinetti es lo que ví en mi casa. En una oportunidad él llegó a la casa de la calle Lugones 3541, que fue la primera propiedad que compraron mis viejos. Estaba en el barrrio de Saaavedra y vino con una señora que se llamaba Rosita. Alta, rubia, peinada hacia atrás, moderna "para ese entonces" (digo lo que recuerdo porque yo era una nena) y me llamó la atención que fumara. Pero pidió permiso para hacerlo (estaban mis abuelos maternos, que vivían ahí). Mi vieja no se opuso para nada, mis abuelos más o menos...

Él estaba enamorado de esa mujer, creo que era una señora de la noche por lo que yo distraídamente escuchaba. Ella lo dejó después de un tiempo y se fué a Brasil, creo que con otro hombre. Sanguinetti sufrió mucho, mi viejo lo quería, eran amigos.

La segunda secuencia fue en Álvarez Thomas 1477, Villa Ortúzar, donde vivíamos. Recuerdo que Horacio llegó en forma desesperada, con las manos vendadas, tenía un traje azul, dramáticamente desesperado. Estábamos en el vestíbulo y le decía a mi papá que había matado a su cuñado , por la mala vida que le daba a su hermana... Hablaban de que él se tenía que ir del país.... Mi viejo lo apoyó en todo, diciéndole: "Horacio, quedate tranquilo, que vas a poder irte..., no te desesperes", palmeándole el hombro. Él se aferraba a mi papá y también a mi mamá, repitiéndole: "Cholita, ¡lo maté!", reiteradamente. "Prácticamente mató a mi hermana... era un militar salvaje...".

Sé que a través de Cátulo Castillo, mi viejo y no sé quienes más, hicieron que se trasladara hasta el Tigre y ahí tomaba una lancha para el Uruguay. Lo acompañaron hasta el final, lamentando en casa y recordando siempre que era una excelente persona, amigo y poeta. A mi papá le pegó fuerte el hecho.
Es todo lo que recuerdo y no te puedo agregar nada más".


Y no es poco, todo lo contrario, viene a ratificar lo que en su día escribieron Del Priore e Irene Amuchástegui. Por eso vuelvo con Horacio Sanguinetti, cuya obra merece recordarse permanentemente. La señora rubia que cita Beba, ¿sería el motivo de su tango Princesa del fango que hiciera con Enrique Francini?:
Mi copa es tu copa, bebamos, amiga, / el bello topacio del mágico alcohol./ La sed que yo tengo me quema la vida, / bebiendo descansa mi enorme dolor. / Tu rubio cabello, tu piel de azucena, /tu largo vestido de seda y de tul, / me alegran los ojos, me borran las penas,/me envuelven el alma en un sueño azul..."

Julio Sosa interpretó como pocos su tango Nada. Se lo escuché en vivo varias veces, porque se lo reclamban los asistenes a la radio y a la Richmond, donde cantaba acompañado por la orquesta de Leopoldo Federico, y donde me hice amigote del trovador oriental. 

Nadie mejor que él para evocar al poeta, en esta hermosa página.


                                    



15 comentarios:

  1. En mi vida de tanguera, no había escuchado esta historia.En el tango "Volvamos a empezar" una parte dice: "Que a veces la vida te obliga a matar", seguro aplica para la reacción del poeta al dolerle mucho la vida miserable que le dio a su hermana. Siempre mi pegó duro al corazón su tango "Los despojos".
    Gloria Vásquez. Medellín.

    ResponderEliminar
  2. En mi vida de tanguera, no había escuchado esta historia.En el tango "Volvamos a empezar" una parte dice: "Que a veces la vida te obliga a matar", seguro aplica para la reacción del poeta al dolerle mucho la vida miserable que le dio a su hermana. Siempre mi pegó duro al corazón su tango "Los despojos".
    Gloria Vásquez. Medellín.

    ResponderEliminar
  3. Perdón Gloria: El tango "Volvamos a empezar" es de Eduardo Maradei (letra) Y Daniel Álvarez (música). Lo que ahonda el misterio en relación a este gran poeta del tango, es que no hay una sola fotografía suya en ninguna parte. Y eso que la ha reclamado a muchos amigos. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Oterito querido, entré en esta página sin saber que era tuya, buscando datos de este gran poeta, autor de algunos giros literarios magníficos. El Veco, gran amigo con el que hablábamos mucho, hizo para Canal TV la vida de Troilo. Por ese motivo lo frecuentó mucho al Gordo y un día, mientras estaba en la casa de Pichuco, sonaba en la radio "Nada" le dijo al Veco: "¡Mamita, qué tangazo...!" Dames, autor de la música,tiene una plazoleta con su nombre en Pompeya.
    Jorge Barraza, Argentina

    ResponderEliminar
  5. ¡Hola caro gomía! Un placer tener noticias tuyas.Si buscás hay una o dos páginas sobre Dames en el blog. Estuve en esa plaza y en un homenaje que le hicieron. Siempre estuve ligado al tango, de jovencito y anduve con muchos de esos cracks. La seguimos con muchísimo gusto. Un abrazo Jorge y Feliz año!!!!

    ResponderEliminar
  6. Hola! Amo este tango y estuve haciendo una traducción al inglés... me gustaría saber quién tiene los derechos de autor actualmente...

    ResponderEliminar
  7. Si te refieres a Nada, supongo que serán los descendientes de José Dames. En todo caso debes consultarlo a SADAIC, que es quien paga esos derechos a sus socios y descendientes.

    ResponderEliminar
  8. Hola, alguien me podría decir quien escribió la segunda y tercer estrofa de Nada, porque en la versión original solo canta la primera,gracias!

    ResponderEliminar
  9. No entiendo tu pregunta, pero los versos le pertenecen a Sanguinetti. Y Sosa lo canta entero.

    ResponderEliminar
  10. Que buena historia tampoco sabía de ella pero un gran poeta los felicito por enseñarnos tantas y tan buenas lineas un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  11. Genial la poesia de Nada.
    Es un tango unico!!

    ResponderEliminar
  12. Cómo puede ser que no se haya hecho una película con esta historia?
    Gracias por el relato

    ResponderEliminar
  13. Magnífica conjunción de Letra y música hacen del tango " Nada", una pieza de colección. Gracias por ilustrar sobre la vida del poeta... triste, por cierto.

    ResponderEliminar