lunes, 22 de octubre de 2012

Cacho Herrero

Fue el primer violín de la orquesta de Osvaldo Pugliese durante diez triunfales años, nada menos. Y quien lo convocó para integrarse en las filas del pianista de Villa Crespo, fue Enrique Camerano, otro grande, que entonces ejercía de número uno en la fila de cuerdas y lo tuvo a su lado como segundo desde 1943 hasta 1958. Completaban aquel cuarteto  Jaime Tursky (reemplazado por Emilio Balcarce) y Julio Carrasco. Al retirarse Camerano, Herrero pasó a ocupar el primer atril y Balcarce  sería el segundo.

Aparte de sus grandes condiciones como músico y sus 25 años en la orquesta, Oscar Herrero tenía su linda pinta y rivalizaba con Alberto Morán en las preferencias de la impresionante cantidad de milongueras que seguían al maestro Pugliese en todas sus actuaciones.
Herrero es el primero por izquierda. Mela el último
Durante años no me perdí una sola de sus constantes presentaciones en Huracán que cobijaba a una legión de bailarines como pocos clubes, por sus dimensiones. Incluidos los carnavales -7 grandes noches 7- de 1955. Y veía como las chicas le demostraban su fervor cuando se acercaba al micrófono para ejecutar un solo de violín, y también al bajarse del escenario para descansar y dar paso a la Jazz.

Lo vi y milongueé con Pugliese todos esos años. Cuando Mario Soto (autor de Pasional, Muchachita de barrio, Por pecadora) era el presentador. Y luego cuando lo hacía el Negro Mela y arrancaba la noche con su recitado:

Yo...yo soy el tango.
Lo baten cuatro violines
en armonioso lenguaje
y en un póker de ases

lo repite el bandoneón...
yo soy el tango que ayer
cantó Carlitos Gardel
con acento sensiblero
y hoy cantan Jorge Maciel
junto con Miguel Montero.
Soy el tango, compañero
que a la música enaltece
cuando lo brinda la orquesta
del maestro: ¡Osvaldo Pugliese!.


Y se venía abajo de aplausos y los gritos de su fervorosa hinchada: "¡Ese, ese, ese...la barra de Pugliese...!
Fanelli, Balcarce, Herrero, Rossi, Pugliese y Camerano en Rusia.
Cacho Herrero, al margen de sus grandes condiciones, de haber mamado la música en casa, donde su padre y sus hermanos mayores -violinista y bandoneonista- la ejecutaban, y le dió el más grande las primeras lecciones del instrumento (que completaría luego con Enrique Cantore), dejó algunos temas buenísimos. Fue antes de marcharse en 1968 con otros cinco integrantes de la orquesta para formar el Sexteto Tango, por la falta de trabajo. 
       
Para lucimiento del Flaco Morán, compuso con el poeta Elizardo Martínez Vilas (el de Así se baila el tango), tres temas que la orquesta tocó y llevó al disco: Descorazonado, El mate amargo y Porqué no te tengo más.
Pero también escribió dos tangos instrumentales que, llevados por Pugliese al disco, siguen constituyendo un plato exquisto para los gourmets tangueros. Con un melodismo de primer orden y la tesitura musical de los grandes, inscribió  Nochero soy (1956) y Quejumbroso (1959) entre las mejores creaciones de la febril década del cincuenta. Ambos llevan arreglo del propio Cacho Herrero y son imperdibles, como pueden comprobarlo a continuación.

Acá van. Parando la orejita. O moviendo los remos si tenemos a la pareja al lado.

Nochero soy

Quejumbroso

2 comentarios:

  1. ¡Qué maravilla leer, casi oír, el recitado de Mela! Muchas gracias. ¿Sabe otros? (Hubo uno al fin de la noche tambien, no?) ¿O tenemos algunos de sus glosas, ademas de la glosa de Negracha?

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  2. Recitó una propia sobre la ejecución de La cumparsita.Si no la tenés, te la mando a alguna dirección de correo. En la radio y en las milongas siempre recitaba. Yo vi a Mario Soto con Pugliese, y luego con Morán, cuando se independizó. Y vi, por supuesto, a continuación, al Negro Mela, que fue el único integrante de la orquesta que le hizo juicio a Pugliese cuando se fué.

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