miércoles, 1 de agosto de 2012

Sobre las figuras

Los milongueros nos deleitamos viendo bailar en la pista a bailarines de ambos sexos que hacen gala de naturalidad y sentimiento en lo que están haciendo.

A ello le sumamos elegancia y eso es lo que hace vistosa a la pareja. Y atractiva. Provoca admiración y adhesiones su forma de interpretar la música, creando constantemente, pero sin salirse de los cánones.

Esto es, respetando el entorno inmediato y procurando que sus desplazamientos, por más rápidos que sean, incluso con giros pronunciados, lo hagan dentro de su órbita y no invadiendo parcelas ocupadas.
Hay que saber adaptarse a la densidad de cada milonga

O sea, sabiendo circular, como si fueran conduciendo el coche en medio de un tráfico pesado, enmarañado.

Y también nos fijamos, a la fuerza, en aquellos que rompen los moldes del baile social con movimientos peligrosos para el resto, o que se reiteran en figuras que no encajan con la turbidez del entramado, en diversos momentos del baile.

Esos que olvidan que la mujer tiene que lucir y que el hombre debe, fundamentalmente, hacer lucir a su compañera y no que sea una mera acompañante y espectadora de sus dislates en la pista.

Como bien decía Gavito: "Aquél que muestra mucho por afuera, por dentro está muy vacío".

Yo soy bastante indulgente con la gente que baila por divertirse, con aquellos que cometen errores y con los que tienen un repertorio muy reducido y reiterativo de movimientos danzantes. Pero me chocan aquellos que fuerzan a la compañera y pretenden ser los que luzcan en todo momento su pretendido arsenal de recursos espectaculares, que vienen a ser lo contrario de lo que pretende.

Hace poco veía a un bailarín en la pista, con muy mala estética, agachado, saltando prácticamente, tratando de hacer barridas sin cesar y llevando en vilo a las compañeras de turno. A algunas de ellas con tan poca fortuna, que les impactaba con su golpe en el talón de Aquiles, o en los tobillos. Un personaje.
Preparación de la barrida por el lado externo del pie de la mujer


La barrida -presiones que se realizan horizontalmente al piso-,  debe realizarse con cuidado extremo. Se contacta con el pie de la compañera, raseando el pie para no golpear, respetando el compás y trasladando ese pie, empujándolo, sin descargar el peso del cuerpo en el movimiento. Recién cuando se ha realizado el contacto, se hace la palanca respectiva. Y las barridas altas, dejarlas para el escenario y para aquellos profesionales que tienen muchas horas de práctica, experiencia y sapiencia.

La cantidad de golpes que perpetró esa noche el exhibicionista con sus barridas, era para llevar la cuenta.

Para olvidarme de ese espectáculo indigno de una buena milonga, vamos a ver bailar a todo un veterano, ya fallecido, el  querido amigo Pupi Castello con la Negra Graciela González,  en el tango Emancipación, todo un capolavoro de Don Osvaldo Pugliese. Este tango lo compuso el maestro Alfredo Bevilacqua a pedido del gobierno chileno para festejar el centenario de su independencia.

Vamos a la clase. A aprender cómo se manejan los tiempos.






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