miércoles, 26 de junio de 2024

Gardel en la NBC de Nueva York

   Fue en oportunidad de filmarse un pasacalle que pretendía ser un lugar de la Boca. En este pasacalle parecían haberse dado cita todos los vendedores ambulantes del mundo: aquí un italiano vendiendo fainá, allá una mujer gorda ofreciendo helados. Por ahí un vendedor de pescado frito, otro con castañas asadas, un turco con un fardo de toallas y otro -que era el que hacía más bochinche- vendiendo maníes.

   Como no se había conseguido una vulgar cornetita de manicero, le habían dado un pistón que el hombre se encargaba de hacer sonar estridentemente.  Yo les dije que en la Boca había vendedores callejeros, pero nunca imaginé que los iban a poner así,  todos juntos como un atado de espárragos.

   Cuando tengo que componer un vals o un tango para una de mis películas, lo primero que hago es compenetrarme bien de la situación. De ello deduzco el grado de sentimiento o de alegría que debe inspirar la canción. Y sin pensar en las palabras, empiezo a tararear hasta que doy con la melodía que juzgo apropiada para la ocasión.

                                


   Entonces llamo a mi simpático amigo Alfredo Le Pera, autor de todas mis películas, y con su ayuda y la del pianista, poco a poco comienzo a componer. A veces, ello nos toma una hora o pueden ser dos... Y en algunas ocasiones la falta de inspiración nos obliga a suspender el esfuerzo, para reanudarlo al día siguiente...

   No cabe duda de que yo tengo una ventaja sobre los otros compositores, pues yo compongo mis canciones para mí, mientras que otros lo hacen para Bing Crosby, José Mojica, Ramón Navarro, etc. Y es evidente que la tarea de ellos tiene que ser más difícil que la mía (Declaraciones  durante el rodaje de la película :"Tango bar".

   Cómo voy a cantar palabras que no entiendo, frases que no siento. hay algo en mí que vibra al sonido de las palabras que me son familiares, que están hondamente arraigadas en lo más íntimo de mi ser; palabras que aprendí en mi niñez, que tienen el significado de cosas muy nuestras, imposible de transmitir... Mi idioma, señores, es el español... o mejor aún, el porteño

   La pregunta: ¿me quieres?, no contiene para mí la emoción que se vuelca en la misma pregunta porteña: ¿Me querés?.  El pronombre vos, en lugar de tú. el verbo vení em lugar de ven...¡Qué pena amigos, que no pueda satisfacer sus deseos. yo sé cantar solamente en criollo...!

(En los estudios de la NBC cuando le proponían grabar en un lenguaje neutro para los países de habla hispana)

   

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