domingo, 2 de junio de 2024

El legado de Arolas

    No llegó a completar sus 32  años de vida en este planeta. Pero su herencia es el mayor regalo que pudieron haber recibido todos los tangueros, ya sea compositores, músicos,  milongueros y toda la discografía repartida en las distintas interpretaciones de orquestas típicas que honraron su figura.

   Ese Tigre del fueye, ídolo de los tangueros, que vestía como un fiolo, con pinta de compadrito high life, funyi gris, traje por lo general a cuadritos, trencillado de negro, pantalón con franja del mismo color y en la bocamanga tres botoncitos de nácar; chaleco de fantasía ribeteado y corbata plastrón  decorada con grueso alfiler, como nos lo pintó Canaro. 

                           

 Arolas y su orquesta en Madrid
                                  

   Entre los muchos aportes de Arolas al Tango, deberíamos recordar que fue quien introdujo al violoncello en la orquesta.Ya en 1916 solía agregar a su conjunto de entonces a un alemán llamado Fritz, músico de cámara, amante del tango, en algunas actuaciones y también para grabar.  Incluso introdujo las variantes de saxofón y banjo como experimentación. ¡Y estamos hablando de la empírica guardia vieja!

   Fue el primero en poner un cantor, como el caso del payador Pancho Cueva (Francisco Bianco), con quien grabó en 1917 La Payanca, el tango de Berto, y a veces hacían coro los mismos músicos. Y creó en apenas 15 años unos 120 tangos, muchos de ellos clásicos e imprescindibles, que recreados por músicos posteriores alcanzaron toda esa belleza que intuyó su creador.

   "Muchos de esos temas -comentaba Rafael Tuegols-, los ideaba en los prostíbulos adonde concurrían a tocar durante varios días, contratados por el millonario de turno", y en los que Arolas era el predilecto de las pupilas. Con una de ellas se embarcó por primera vez hacia Francia a comienzos de 1922 y allí nacieron las semillas de El Marne y Comme il faut.

    

   Buenos Aires se le hacía insoportable por el drama que lo consumía y se embarcaría nuevamente hacia París en 1924 en el Lutetia, en compañía de una pupila, Alice Vignaud. Canaro lo despidió con una comida en su casa de Alsina 1743 y la esposa francesa de Pirincho olfateó un final poco feliz, pues el barco iba a Marsella y un clan de maquereaux de dicha ciudad portuaria había sido quien introdujo a la bella rubia en Buenos Aires.

    Arolas le dedicó un hermoso tango a dicha muchacha -Alice- que no ha sido muy difundido, grabándolo Manuel Buzón. El Tigre dejaba en su ciudad un legado invalorable, quizás la mejor producción que haya hecho un compositor de tangos. Títulos como Maipo, Suipacha, La cabrera, Lágrimas, Papas calientes, el premonitorio Adiós Buenos Aires, Marrón glacé, el vals Tu sueño, dedicado a Jorge Newbery, La trilla, el andamiaje rítmico tan hermoso de Comme il faut. 

    O el inmortal La cachila que en las versiones de Pugliese y Di Sarli alcanza su máxima expresión. Rodolfo Mederos se asombra hoy de que en 1917 se haya podido construir tamaña arquitectura musical y su cambiante y armónica configuración. Incluso al automóvil que tenía en París, Arolas lo llamaba La cachila.

                                   La Cachila | Tango en el Espejo                               

   La mafia marsellesa se cobró su vendetta, Alice se esfumó y Arolas fue desde entonces una sombra de sí mismo. Salvador Pizarro, tío de un amigo mío del barrio, en un regreso a Buenos Aires me contaba que era una persona destruida, nada que ver con el Arolas de años atrás. Su hermano Manuel le consiguió un trabajo en la cabaret L'Abayé de París, pero Arolas vivía bajo los efectos del alcohol y desaparecía constantemente.

   Lo internaron en el hospital municipal Bichard en estado lamentable y allí falleció oficialmente de tisis el lunes 21 de diciembre de 1924, a sus 32 años. Apenas cuatro amigos acompañaron su entierro en el cementerio parisino. Antes de morir compuso su último tema Place Pigall. Una raída valijita y su mítico bandoneón fueron devueltos por mediación de los Pizarro y ese legendario fueye dormita su sueño en SADAIC.

   Precisamente esta entidad repatrió sus restos el 19 de abril de 1954, por gestión de Cátulo Castillo y antes de depositarlos en el panteón societario, los pasearon por su viejo barrio e hicieron un alto en la Placita Herrera frente a la casa natal, donde estuve aquella noche con un amigo y otras personas que lo admiramos profundamente. 

   Hoy una calle de Barracas recuerda su figura y los tangueros de alma seguimos admirando su enorme talento  a través de esas creaciones suyas maravillosas, fundamentales. Y nos envolvemos en su recuerdo escuchando estas hermosas grabaciones:

   -Aníbal Troilo con su orquesta grabó "El Marne, el 29 de noviembre de 1967. Es el disco que podemos escuchar acá.                  

                          

Carlos Di Sarli nos dejó un notable registro de Comme il faut.el 14 de enero de 1947-

                                         


   Y Osvaldo Pugliese con su interpretación de La Cachila, lo clavó, grabándolo el 24 de noviembre de 1952

                                         




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