martes, 18 de septiembre de 2018

BIEN MILONGA

       El asilo que brindan tus brazos
       voraz experiencia 
       fragor en mi pecho.
       Es empuje, un faro en mi noche,
       ahuyenta la niebla
       regala ilusión.
       Me angustian temores, desvelos,
       que abras tus brazos,
       liberes mi cuerpo.
                    Haidé Daiban
                           

Martes 18 de septiembre, y como todos los martes en Madrid, bailamos tango en BIEN MILONGA, desde las 21 a las 0 horas, con una música que nos inspira y nos cita en la pista. Milongueamos en el hermoso salón, con piso de madera, de la Casa de Aragón (Pza. República Argentina nº 6) y estamos a punto de cumplir 5 años en esta sala, el próximo mes de Octubre. Lo festejaremos como se debe.

                            

Ahora, te invito a pasear conmigo por diversos festivales donde el tango ha sentado sus reales y se ha hecho tan popular, casi, como en la Reina del Plata, o sea Mi Buenos Aires querido. Donde se inventó y fraguó esta música, la poesía y la danza que nos impacta en el cuore.

Arranco por Amberes (Bélgica), porque allí en el Festival de dicha ciudad podemos disfrutar del baile de la pareja que integran, en este caso, Javier Rodríguez y Fátima Vitale. Que se mandan con el tango Mato y voy, por la orquesta de Osvaldo Pugliese.

                                
De ahí, un viaje facilongo, me voy hasta la capital, Bruselas, donde se teje la política europea. Y también se milonguea -pa'que vean-. En este caso son Aníbal Lautaro y Roxana Suárez, que en el festival de dicha ciudad, se lucen al compás de este valsecito: Miedo, por la orquesta del Rey del compás, cantando Héctor Mauré.

                                                                          
Me queda cerca Torino. Y me piro al norte de Italia, porque allí dan cátedra Sebastián Arce y Mariana Montes. Bueno, son capos en todas partes. Los vemos bailando esta antigua  milonguita: La cara de la luna por el Quinteto Pirincho.

                                                    

Después de estas imágenes sólo nos queda empilcharnos y rajar a BIEN MILONGA. ¿O no?
     

 


 

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