miércoles, 18 de abril de 2018

Murales de tango

Ha costado mucho, muchísimo más de lo que se pueda pensar, que el Tango sea un bien cultural muy valioso, valiosímo que tiene Argentina -lo mismo Uruguay-. Que ha sido necesario esfuerzo, éxitos, apoyo popular, triunfos en Europa, América y Japón de orquestas y cantantes, con el desinterés permanente de tantos gobiernos que jamás lo apoyaron. Por eso las caídas en ventas de discos, actuaciones y salas de baile, que sufrió el género popular en distintas etapas.

Hoy día son famosas en el mundo entero las orquestas que supieron enfervorizar al público en los años 30, 40, 50 y 60. Sus discos engalanan las milongas de casi todo el mundo y son imprescindibles para poder sentir el tango en profundidad a la hora de bailarlo. Las milongas porteñas reciben constantemente bailarines de todas partes que llegan a la Argentina para tomar clases y desplegar su pasión en una pista milonguera.

                       

Ha existido un control exagerado sobre la seguridad en muchos de estos sitios y se han clausurado numerosos clubes y salas que, según las autoridades municipales no cumplían las reglas exigidas. No terminan de entender la función social que cumplen dichos lugares, reuniendo a personas de distintos ámbitos que se reúnen para disfrutar tres, cuatro horas abrazando, bailando, compartiendo la pasión del tango.

Muchos clubes que llevan años sirviendo a su barriada han debido cerrar momentáneamente sus puertas al tango. Muchos de nosotros albergamos nuestras alegrías de niños o adolescentes, aprendiendo en estos clubes de barrio, que eran un refugio, a jugar al billar, al ping pong, a bailar, a juntarnos en aquellos grupos de pertenencia y  a vivir grupalmente, sanamente, y alejados de esos problemas tan duros que hoy afectan a muchas ciudades.

Por eso quiero destacar este aspecto difusor que se le ha dado al Tango en los últimos festivales internacionales que se  organizan en Buenos Aires y a los que acuden numerosas parejas de distintos lugares del país y del mundo. De paso, como en este caso del año 2016, se exhiben estos hermosos murales en distintos barrios, para publicitar los mismos.

                     
Di Sarli y D'Arienzo en la pared de la calle Maure 3410 del barrio Colegiales





                               
El recuerdo de Julio Sosa en la céntrica 25 de mayo 806. Barrio San Nicolás



                       
                             
En Estados Unidos al 1500 el inolvidable recuerdo de D'Agostino-Vargas


                              
Pichuco no podía faltar. Está en la esquina de Alsina y Santiago del Estero


                              
Pugliese, Alberto Morán y Tita Merello en Mahatma Gandhi 749, Villa Crespo


Me parece un hermoso homenaje y una publicidad de mucha pegada. Esta es mi ciudad porteña y tanguera. ¡Sí señor!

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