viernes, 24 de marzo de 2017

Mistonguero

Desde 2000 el intenso trabajo de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce logró restablecer la transmisión oral entre las distintas generaciones del tango, recuperando miles de arreglos originales y formando a casi trescientos músicos. Dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad De Buenos Aires –a través de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural-,  la Orquesta Escuela tiene un enorme poder transformador: la nueva escena del tango, que hoy ostenta cientos de orquestas y conjuntos de excelente nivel, está nutrida en gran medida por egresados que completaron el programa, estudiando los estilos fundamentales del género y tocando con los grandes maestros que continúan en actividad. Hoy se ha logrado reconstruir el tejido del tango, una generación completa que aprendió de la mano de los verdaderos protagonistas.

Emulio Balcarce e Ignacio Varchausky

El trabajo, en ese sentido, de Emilio Balcarce e Ignacio Varchausky, ha sido arduo, generoso y correa de transmisión de aquellas orquestas que llenaron los escenarios de los años cuarenta-cincuenta, y que hoy constituyen, con sus grabaciones,  la base bailable del género en el mundo entero. También la Escuela de Tango que lleva el nombre del violinista-bandoneonista-arreglador-compositor de Villa Urrquiza. Así han logrado instalar a las nuevas hornadas de músicos en las anchas y generosas usinas del tango.
                                               
EL CD Mistonguero fue editado por esta Orquesta en el año 2014. Se trata de un potente testimonio. Aquí Victor Lavallén se luce como director de la camada Nº11. Un registro que nos recuerda que la tradición no es sólo mirar al pasado, sino también observar el presente y pensar en el futuro, pasándose la posta entre generaciones. Y creo que vale la pena recordar las palabras del historiador, investigador y periodista Sergio Pujol, sobre este registro:

                                
Victor Lavallén dirigiendo la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce

Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce

El piano introduce el motivo que dará forma al tema, y la expectativa ante un posible compás de tercer tiempo muy marcado, casi un golpe que se transfiere a los pies del varón bailarín, se cumplirá con gusto a cosa conocida, o al menos acreditada en una de las tradiciones más veneradas del tango “del cuarenta”: Pugliese. Así comienza “Mistonguero”, tema de Víctor Lavallén que presta título al nuevo disco de Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce. Con un atractivo sistema de rotación de directores, la orquesta juvenil ideada por Ignacio Varchausky es quizá el epítome de la gran empresa arqueológica con la que el mundo del tango viene explorando, desde hace varios años, su propio pasado. Es cierto que presenta algún parecido con la orquesta del Lincoln Center gestionada por Wynton Marsalis, aunque todos sabemos cuál es la diferencia: entre el swing y el siglo XXI, al jazz le pasaron muchas cosas. Al tango, no tantas. Y esto juega a favor del proyecto de Varchausky, en cierto modo lo salva de convertirse en un anacronismo indecoroso, salvo que creamos que todo el tango lo es por naturaleza.

                                   


La batuta de Lavallén, quien supo ser bandoneón de Pugliese cuando allí también estaban Ruggiero, Plaza y Penón, es brillante en todo sentido. La Orquesta suena ejemplarmente, con un lenguaje bien articulado, rico en matices dinámicos y con gran elocuencia en la interpretación. La paleta estilística es ancha, de Pugliese a Gobbi y de Troilo al Piazzolla de “Villeguita”, con perlas sueltas de Raúl Kaplún (el arreglo de “Tierra querida” de Julio de Caro) y de Eduardo Rovira (el arreglo de “Febril”, del propio Rovira, para la orquesta de Osvaldo Manzi). Estas elecciones no son casuales ni inocentes: revelan una retrospectiva exquisita, un ahondar en linajes no siempre bien tributados.

Pero si uno ya tiene suficiente edad como para recordar, de una TV en blanco y negro, la prestancia otoñal del último Troilo o la encorvadura grotesca de D’Arienzo, la audición de este disco, como las de los anteriores de la Orquesta Escuela, produce una cierta extrañeza. Porque Mistonguero no suena como “del cuarenta”. Ni como “del cincuenta”, aunque sus raíces estilísticas estén en aquellos suelos. En realidad, este tango, que no es nuevo pero tampoco definitivamente histórico, parece interactuar, tensamente, con aquellas expresiones agónicas de la música alguna vez llamada “ciudadana”. Es como si la nueva generación de músicos de tango se hubiera propuesto enmendar el recuerdo desanimado que todos –o casi todos– conservamos de Grandes valores del tango y del declive de un género musical que había sido enorme. 

                                              
Acá estamos hablando de tango con Lavallén en Los 36 billares.

No es sencillo saber si lo logra o no; si logra convencernos de que vale la pena revisar ya no la época “dorada” del tango, sino incluso los años en que la orquesta típica inició su eclipse televisado, atrapada entre la pulsión suicida y el gesto parricida perpetrado por otras músicas, entre ellas la de Piazzolla. En todo caso, hay un dato interesante, que tal vez se nos pasó por alto cuando nos rebelamos contra el blanco y negro: Lavallén, como otros de su generación y su talento, estuvo ahí, tocando entre los escombros de una música que no se entregaba tan fácilmente. Y siguió haciéndolo, un poco al margen de muertes y resurrecciones. Eso nos dice Mistonguero, con toda la persuasión de la que es capaz la Orquesta Escuela.

                                                 Sergio Pujol 


Los temas grabados con la horma de aquellas orquestas maravillosas fueron los siguientes:
01 Mistonguero (V. Lavallén - arreglo del autor)
02 Febril (E. Rovira - arreglo del autor para la orquesta de O. Manzi)
03 Tierra querida (J. De Caro/ L. Díaz - arreglo de la orquesta de R. Kaplún)
04 La puñalada (P. Castellanos/ C. Flores - arreglo de la orquesta de J. D'Arienzo)
05 A la Orquesta Escuela de Tango (E. Balcarce - arreglo del autor)
06 Bandoneón arrabalero (J. Deambrogio/ P. Contursi - arreglo de V. Lavallén para la orquesta de O. Pugliese)
07 Camandulaje (A. Gobbi - arreglo del autor para su orquesta)
08 Villeguita (A. Piazzolla - arreglo del autor para su orquesta)
09 Chiqué (R. Brignolo - arreglo de A. Piazzolla para la orquesta de A. Troilo)
10 A la gran muñeca (J. Ventura/ M. Oses - arreglo de la orquesta de C. Di Sarli)
11 Meridional (V. Lavallén - arreglo del autor)
12 La llamo silbando (H. Salgán - arreglo del autor para su orquesta).

Y para ilustrar estos comentarios, los invito a escuchar Febril, de Eduardo Rovira  y Chiqué de Ricardo Luis Brignolo, por la Orquesta Escuela, con los espejos de Osvaldo Manzi y Aníbal Troilo.




 

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