miércoles, 27 de julio de 2016

Salgán

Cumplió los 100 años el pasado mes de junio, le dediqué una página en dicho momento y Don Horacio sigue firme en el pedestal de los elegidos, su leyenda se acrecienta y siempre es grato volver con sus historias, sus recuerdos, su música.... Ésa que le ganó la gran admiración de todo el mundo tanguero y musical, dado que sus logros y creaciones merecieron incluso cálidos elogios de grandes figuras de la música universal.

Hoy me encuentro con una cálida charleta que tuvo hace años con Horacio Ferrer y la traigo al blog porque es realmente linda.


                                             

SALGÁN

  Los pocos que han asistido a sus ensayos -y los propios ejecutantes- se confabulan, admirativamente, en el asombro. Alguien explica: "Se dice por ahí que tiene un aire a Fresedo. Otros -¡qué sé yo!- le encuentran alguna semejanza con Troilo. Para mí, no se parece a nadie. Lo que se dice, a nadie".
  La cuestión es que al cabo de unas pacientes sesiones de ensayo (este joven director prueba hasta dos y tres posibilidades diferentes de arreglo orquestal para un mismo  pasaje del tema, nunca visto) debuta en la Confitería Diamante, de Rivadavia y Castelli, una de las orquestas más llamativas, más originales y sin vuelta , más importantes que haya tenido el tango  y la música argentina toda. ¿Quién la dirige?

   -Yo tenía, la verdad, cierta fama de loco.
   -¿Por qué?
   - Bueno, porque estudiaba armonía y contrapunto, también -además de perfeccionarme en el piano- estudiaba órgano, saxofón y contrabajo. Para peor, probablemente me lo daba los anteojos, tenía, digo yo, alguna fisonomía  semiintelectual.
   -Y qué pasaba con todo eso?
   -Lo previsible: cada vez que aparecía por los cafés donde se tocaba Tango, me miraban de reojo y con un poco de recelo.  Como si yo -todavía lo recuerdo y me causa gracia- fuera una especie de taxidermista de la música. ¿Qué me dice?

   Corre 1944, cuando este loco, Horacio Salgán, porteño nacido en la calle Gallo, 28 años, delgadito, de tez morena, conversador de charla rápida y conceptos tajantes, lector de Alexis Carrel y de Ortega y Gasset, forma por primera vez una orquesta típica.

   -En realidad, desde la adolescencia había estado en el Tango. A los 18 o 19 años -época en que compuse mi primer tema: Del 1 al 5- fui pianista de Roberto Firpo. Le confieso: el de esa orquesta de Firpo ha sido uno de los pocos estilos que verdaderamente sentí afín a mi sensibilidad. Mucho me gustaba esa orquesta. Honda tristeza, ¡qué tango!, ¿no es cierto?

   -Eso como ejecutante. ¿Y cómo arreglador?
   -Digo yo que habrá sido allá por 1933... Sí, en 1933 le escribí a Miguel Caló un arreglo -el primero mío de Tango- sobre Los indios de Francisco Canaro: fue también uno de los primeros arreglos formales, por así decir, que se hicieron. Entonces no se arreglaba; se estilaba que los segundos violines y los segundos bandoneones pusieran unas notas paralelas a los primeros.

                                   
Horacio Salgán con su orquesta y el cantor Ángel Paya Díaz


   -¿Por qué tardó casi diez años, entonces, en hacer su propio conjunto?
   -Porque a mí siempre me gustó toda la música. Y entonces derivé mis inquietudes a otros géneros: estudié el contrabajo porque quería tocar en orquestas sinfónicas para poder vivir la emoción de interpretar a los grandes. Estuve en el Folklore, ¿recuerda al dúo Martínez-Ledesma?, toqué con ellos como pianista un tiempo. En fin, y hasta formé, escribí y ensayé una jazz propia, que no llegó a debutar.

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Como la charleta se interrumpe. yo quiero que apreciemos su oreja y su gusto, escuchando este tango por la orquesta Roberto Firpo que menciona: Honda tristeza, que compuso el propio Firpo con Vicente Planells del Campo. Lo grabó el 16 de julio de 1931 y lo canta  Príncipe Azul. Y, por supuesto, vamos con su tango Del 1 al 5 (Día de pago), grabado por Horacio Salgán con su orquesta el 16 de septiembre de 1952.


Honda tristeza - Roberto Firpo-Príncipe azul

Del 1 al 5 - Horacio Salgán

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