viernes, 3 de junio de 2016

Libertad Lamarque

La historia de esta grandísima artista, rosarina y universal-  es muy conocida. Laureada como actriz y cantante en Argentina, donde además había protagonizado varias películas de gran éxito y obras de teatro, actuaciones en radio y grabaciones de disco; en 1946 se radica en México donde se consagra internacionalmente filmando película super taquilleras y grabando discos en profusión, generalmente con temas de su país. Se tansforma así en La dama de América y todo lo que haga lo convertirá en gran suceso.

                                             
                                           


Se había iniciado en el cine argentino en 1930, con el filme Adiós Argentina, de Mario Parpagnoli. Tres años más tarde tiene un papel estelar en Tango, la primera película sonora realizada en el país, bajo la dirección de Moglia Barth. Ahí se convirtió en estrella de cine, radio, discos, teatro... La obra que representaba con otros artistas: El conventillo de la paloma, llegó a las mil representaciones y debió dejar las tablas porque impedían su presencia en infinidad de sitios que la requerían.

En México la recibieron con todos los honores y debutó en el cine azteca junto a Jorge Negrete en el filme Gran Casino. Fue el primero  que rodaba el aragonés Luis Buñuel en dicho país y su definición sobre Libertad no pudo ser más categórica:
   -Es increíble lo que hace esta mujer con las cámaras. Parece que se enamoraran de ella. Es un animal cinematográfico.

                                                


En México rodaría 41 películas y tendría participación especial en 4 más. En España filmó una con Joselito, el pequeño astro cantor. Su registro de cantante le permitiría abarcar los géneros más dispares y en todos lograría versiones insuperables y exitosas. Si en Buenos Aires la habían consagrado por votación popular  como La Reina del Tango, pasaría a ser La Novia de América y arrastraba multitudes en Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Colombia y otros países hispanoamericanos.

Volvería a Argentina en 1967 para hacer la Dolly Levi de Hello, Dolly, la comedia musical que arrasaría, y cuyas funciones terminaban con el público de pie ovacionándola. La larga ausencia y los cambios generacionales no habían conseguido mellar el prestigio y arrastre que tenía en su país de origen, al que nunca olvidaría.

                                             
Libertad Lamarque y Jorge Negrete en el filme Gran Casino.

Tuve la suerte de tratarla cinco años más tarde, cuando volvió ocasionalmente de México y actuaba en Canal 9, donde yo era Jefe de Deportes y tenía otros programas. La encontré algunas veces en la sala de maquillaje y era muy simpática con todo el mundo. Tenía más de sesenta años pero su espíritu era joven, vital. Además en la pantalla de la televisión representaba muchos años menos, gracias al maquillaje y a su magia de artista que contagiaba a todos.

     
Acá la estoy presentando en el Gran Festival en su homenaje

Después ya conté que logré convencerla para que viniera de Miami a Madrid, donde yo estaba radicado y había creado el premio Sos Gardel, para homenajear a artistas y deportistas prestigiosos que actuaban en España en determinados momentos. Hicimos junto a Osvaldo Parrondo, el Sos Gardel de Oro, y la presentamos en el Salón de las Columnas del Bellas Artes madrileño. Debimos cerrar las puertas ante la gran afluencia de público que llenó las instalaciones, y su antiguo vecino del barrio del bajo Flores: Alfredo Di Stéfano, le entregó la distinción. Actuaron además artistas muy prestigiosos y la traté toda la semana como anfitrión. Tenía 90 años y una vitalidad asombrosa.

Además su memoria no perdía detalles importantes de su vida. Con Di Stéfano recordaba cuando dejaba a su hija Mirta en la casa-chalet de los padres de Alfredo en la calle Carabobo, para que jugara con las hermanas del futbolista mientras ella trabajaba. Me hablaba de su madre gallega, que siendo viuda, con siete hijos, volvería a casarse con Gaudencio Lamarque con quien tuvo tres hijos más, y el último sería precisamente Libertad, cuyo nombre obedece al carácter anarquista de su padre. Vertía palabras de admiración por Mercedes Simone, Rosita Quiroga y otras cantantes de tango de su época.

                                     

Para recordarla artísticamente, hoy, me remito a dos temas de José María Contursi que grabó en películas mexicanas. El primero es un tango de Mario Canaro que  había titulado Viejo gaucho, en París. En 1939 el Catunga lo escucha, le da una tremenda sensación de tristeza por su recuerdo de Grisel y en ese estado le pone unos versos, retitulándolo: Quiero verte una vez más. Se lo da a Francisco Canaro para que intente entregárselo a su hermano y éste acepta encantado el cambio. Libertad Lamarque lo consagra internacionalmente en México, donde lo interpreta en la película Otra primavera, estrenada en abril de 1950. En el mismo filme cantará otro tema de José María Contursi, esta vez con música de Mariano Mores, creado en 1941: En esta tarde gris.


Los dos temas los podemos escuchar y apreciar con algunas fallas que no menguan la gran interpretación de Libertad, y que llevó a tantos boleristas a grabar estos dos tangos en tiempo de bolero.

                                          

                                                   

                                        


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