lunes, 8 de febrero de 2016

Negracha

Fue el primero de los tangos de ese tríptico que armó Osvaldo Pugliese, con su genio creador y de alguna manera, incluso rompedor, porque se salían de la horma general tanguera desarrollada hasta ese momento. La yumba y Malandraca serían los otros dos integrantes de esa línea media que consagrarían su estilo, ése que ya había esbozado en Recuerdo (1924), Adiós Bardi o Las marionetas. Temas de calado profundo y germinador,  magistralmente interpretados por su orquesta.

Beba, la hija de Don Osvaldo, recordaba cuando ensayaba la orquesta en su casa, y vivió aquella creación de Negracha, en sus distintas fases de composición. Ese inicio prometedor de cinco compases que prometía mucho, luego el picado de los bandoneones, las acentuaciones y la polirritmia de la orquesta que levantaba fuego en la casa. Contaba que había confusión entre los músicos al principio. No entendían bien cómo interpretarlo, discutían y algunos decían que no iba a funcionar, que no era bailable, pero Pugliese estaba muy seguro de su obra y los instaba a seguir

                                            
La orquesta de Pugliese en 1948, año de Negracha,  en el filme "Mis cinco hijos"

 Cuando lograron entender el espíritu de Negracha, se entusiasmaron, lo entraron a disfrutar, se encendían en el ensayo y lo estaban disfrutando a pleno, por lo cual el crescendo era luminoso, catárquico. Y así terminaría resultado todo un exitazo entre la masa tanguera, los críticos  y los seguidores de la orquesta. Mario Soto, que era entonces el presentador de la orquesta, le había escrito una glosa de presentación que rezaba así:

En un arranque sincero                                  
hice pa'vos este tango
que te ha de entrar hasta el mango
con sus compases cabreros.
Lo hice porque yo quiero
que él te muestre la hilacha
de esta pasión que me escracha
en medio del corazón
y manyes el metejón
que tengo por vos, ¡Negracha!

Años después Pugliese explicaría: "Uno compone un motivo, lo deja, después, a la larga lo agarra otra vez y le da una vuelta, a la larga así lo va hilando, haciéndole la masa"... El tango iba a romper con las fórmulas habituales, tradicionales del tango instrumental, porque se basaba en un dibujo breve de dos compases y a continuación se desbordaba en intercalaciones melódicas y abundantes pasajes contrapunteados, sumergidos todos sus músicos en una felicísima  reiteración rítmica que era tan admirable para los bailarines como para los oyentes y el gran número de seguidores que tenía la orquesta de Osvaldo Pugliese.

El gran musicólogo Luis Adolfo Sierra escribía sobre la Orquesta de Pugliese y en una fase se expresaba así.

-De definida filiación decareana, aportó Osvaldo Pugliese una forma de ejecución que concilia la perfecta adaptabilidad para la danza, con una concepción armónica de compleja estructura  y avanzada realización técnica. Logró con audaces y novedosas proposiciones la definición de su orquesta, cuya fuerza de acentuación rítmica reposa sobre una  singular superposición de planos sonoros, tejiendo un sutil engranaje polirrítmico, dentro del cual las diferentes secciones instrumentales  marcan conforme a distintas divisiones de tiempo, en medio de una inagotable riqueza de recursos y efectos, a veces de casi imperceptible realización.

                                 
Portada de la poipular revista El Alma que canta -1945

-Y de esa conjunción aparentemente anárquica de ritmos encontrados,  surgen los diferentes temas traducidos con admirable expresividad  en la original manera de "decir" de los solistas del conjunto, entre los que corresponde destacar el predominio del propio director en la función conductora del piano, y del primer bandoneón Osvaldo Ruggiero con su forma distinta de frasear.

Y digo yo, que toda esta afirmación técnica del maestro Sierra, puede apreciarse y saborearse en la grabación de Negracha, realizada el 24 de junio de 1948 y que fue todo un aldabonazo entre la familia tanguera de la época.

Lo escuchamos con muuuuucha atención....

031- Negracha - Osvaldo Pugliese



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