sábado, 20 de febrero de 2016

BIEN MILONGA

Hoy es día de milonga y la Casa de Aragón de Madrid la encendemos con la música en la cual nos formateamos de pibes, allá en los clubes y salones porteños. Es fundamental hacer una buena selección de piezas sumamente bailables para tener el entusiasmo milonguero en alza permanente y así, al final nos vamos con una senación maravillosa en el cuerpo por el disfrute del tango bailado.

Decía el legendario bailarín Petróleo en su manifiesto, sobre lo que él buscaba en la milonga, entre otras cosas:

-Yo quiero un tango danza que hable de recuerdos, que diga de tiempos, que me emborrache de emociones, que dramatice el sentir y al volcarlo en vivencias puras, que transmita estados anímicos superiores, que dicte normas elevando el mensaje a la suprema forma de expresarlo.


                                                   

-Yo quiero un tango milonguero que arranque de un compás y me lleve a las figuras verdaderas donde se encuentre la raíz de la danza, cuando al verlas ejecutar, suene y las baile al mismo tiempo con el que las desarrolla. Yo busco la calidad, lo superior de lo bueno, de lo mejor, lo infinito, para poder decir como Ashton: "Detrás del movimiento, aún del más perfecto, hay un vacío, cuando no hay sentimiento"

Qué difícil nos resulta a veces transmitir a los que se inician en el tango, la sensación de "ese sentimiento" para poder bailarlo con toda intensidad, despreciando tanto firulete inútil, sin sentido y poner el corazón interpretando lo que la música nos está transmitiendo e inundándonos con su polenta mágica.

Y esto del tango de escenario y de exhibiciones produce a veces una lógica confusión de los espectadores que intentan atrapar esas figuras, que son precisamente parte de un espectáculo visual y no lo que bailamos en la pista. Por eso traigo hoy a la pareja Sebastián Arce-Mariana Montes, que tienen una formación milonguera y son grandes figuras en Rusia y varios países europeos.

                                       

Y acá juntan sus emociones a lo que está sonando en los altavoces: Una emoción, por Roberto Goyeneche con Atilio Stampone. Tango salón en Rusia.

                            
                                       
Y ahora la Milonga criolla por Francisco Canaro con Ernesto Famá.


                                        
Y para finalizar la demostración, se mandan en San Pablo, con este valsecito: Ilusión azul. Por Alfredo De Angelis con sus cantores Carlos Dante y Julio Martel.

Si ésto no es bien milonguero, que baje Petróleo y lo vea.


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