Este tango tiene un título llamativo. Es como un chimento que se expande por el barrrio y va saltando a la oficina, a la tienda, al café de la esquina... Y le viene muy bien al autor, Alberto Ballestero para sentar plaza en la cofradía tanguera, ya que nació en un pueblo de la localidad uruguaya de Artigas y se instaló tempranamente en Buenos Aires como periodista y comediógrafo teatral.
Precisamente debutaría en el tango, gracias a la inclusión de temas suyos en las obras que compartía con Manuel Romero, Schaefer Gallo, Tito Insausti y otros. Y el del título lleva música del gran Enrique Delfino, que le dio un impulso notable al tango compuesto entre ambos. Sería interpretado por Carlos Gardel que lo llevó al disco, con sus guitarristas, el 20 de mayo de 1930.
Ese mismo año, Roberto Firpo con su conjunto lo interpretó y grabó en forma instrumental, quizás por la extensión de los versos que superaban lo normal, ya que está compuesto por cuatro estrofas. Ello pasó seguramente, debido a la escasa experiencia en el género por parte del poeta. Pero Gardel le dió el pase a la fila de los elegidos y así sigue figurando, ya que el tema está vivito y coleando. Y lo chamuya así:
que tengo el puño, ya ves, anclao.
Yo sólo quiero contarte un cuento
de unos amores que he balconeao.
Dicen que dicen, que era una mina
todo ternura, como eras vos,
que jué el orgullo de un mozo taura
de fondo bueno... como era yo.
que en un cotorro
que era una gloria vivían los dos.
Y dice el barrio que él la quería
con la fe misma
que puse en vos.
Pero una noche
que pa' un laburo
el taura manso
se había ausentao,
prendida de otros
amores perros
la mina aquella
se le había alzao.
Se lo escuché cantar a Julio Sosa en vivo. Lo cierto es que hizo una brillante interpretación del tema. Lo grabó cuando militaba con la orquesta de Francini-Pontier y también acompañado por la de Leopoldo Federico. Está última la llevó al disco en 1961 y es la que escuchamos.
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