Fue de los primeros en asumir poéticamente el voceo, cuando sus colegas renegaban de ello y seguían afirmados en el tu castellano. Es antológica su pintura de Pa'lo que te va a durar, donde bate: "Estás cachuzo a besos, te han descolado a abrazos / se te arrugao la jeta de tanto sonreír. / si habrás gastao puños en mesas de esolaso. / Si habrás rayao alformbras muchacho bailarín".
En Muchacho le reprocha a un porteño presumido y mishé: "Que decís que un tango rante no te hace perder la calma / y que no te llora el alma / cuando gime un bandoneón..." . En Viejo smoking sinonimiza la decadencia y metaforiza: "Poco a poco todo ha ido de cabeza p'al empeño / se dio juego de pileta y hubo que echarse a nadar..."
En Atenti pebeta, que compuso con otro jocundo, el cordobés Ciriaco Ortiz, le da consejos a una muchacha: "Cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo / vos hacete la chitrula y no te le deschavés´ / que no manye que estás lista al primer tiro del lazo, / y que por un par de leones bien planchados te perdés".
Y el final es magistralmente gracioso: "Después, comprate un bufoso y cachando al primer turro / por amores contrariados le hacés perder la salud...". Suelta una irónica carga de moralina en Audacia, que Rivero recrea magistralmente: "Me han contado y perdoname que te increpe de este modo / que la vas de partenaire en no sé qué bataclán".
Cuando Corrientes angosta daba paso a la nueva avenida y Scalabrini Ortiz hablaba del hombre de Corrientes y Esmeralda, Celedonio Flores exhumó unas cuartetas suyas de 1922 sobre aquella esquina, y con música de Francisco Pracánico inmortalizó su propio Corrientes y Esmeralda, que comienza con ese homenaje a Jorge Newbery: "Amainaron guapos juntos a tus ochavas /cuando un elegante los calzó de cross ". Acá recordaba su época de boxeador (las calzó de cross). Y retrataba una Buenos Aires que se estaba yendo...
Tal vez su veta poética estaba definiendo ciertas aristas del alma porteña. Perfiló con un estilo único, los dramas y miserias de su tempo. Sobrio de toda sobriedad, amigo hasta la exageración, orejas abiertas de par en par para la confesión, frecuentador de mesas intelectuales donde cabían un Arlt, los González Tuñón o Dante Linyera; y de peringundines en los que daba rienda suelta a su cartera siempre flaca.
Cele fue hasta su despedida definitiva un espécimen nuestro como el dulce de batata, necesario, imprescindible, una tarjeta postal de la ciudad que amamos. su academia fueron los libros y las calles que transitó a fondo, con sus personajes, sus chatas, sus garitos, sus milongueras y sus estaños. Cuando el cáncer lo devoró tenía apenas 50 años y el tango que amaba vivía su momento mejor.
Una luna de barrio, la fragua de su Remington, el humo de los fasos del reaje, la pareja pobreza acompañan la ofrenda de despedida en su casa de Palermo. Se nos fue, seco el bolso, abigarrado el corazón de afectos y dejándole a su viuda el legado de innumerables tangos y poemas que producirían muchos beneficios.
Como en el imprescindible Tengo miedo, con su alma de timbero proclamaría en un saludo ritual a sus amigos colaboradores, artistas y colegas que lo admiraron: "En la timba de vida me planté con siete y medio.."
(Extracto de su biografia que escribí en mi libro: "ABC del Tango". Y podemos verlo junto a Carlos Gardel que cantará su inmortal tango: "Mano a mano", en este corto de Morera. Gardel y Razzano le pusieron música)