martes, 28 de noviembre de 2023

Francisco Canaro opina

sobre Aníbal Troilo y su orquesta

   Diríase que, al nacer, los acordes melodiosos de un bandoneón fueron su canción de cuna, y fueron los que habrían de modelar más tarde su perfilada personalidad de ejecutante de nuestro instrumento más típicamente genuino en la melodía  del tango. 

                              



   Por su ingenio y vocación Pichuco es de los que han hecho una carrera meteórica dentro de la profesión. Triunfó rotundamente como ejecutante y triunfó con su orquesta, llegando a ocupar un lugar de privilegio, de alto sitial, en nuestro popular cancionero.

   También impuso la modalidad de su ritmo personal en la concepción del verdadero tango, y llegó a ser imitado por muchas orquestas que todavía en la actualidad siguen su huella señera. Yo lo he considerado siempre un ponderable y valioso exponente de la música popular, a la que ha servido con verdadera unción artística.

   Se inició como autor de mayor envergadura, con la obra titulada: "El Patio de la Morocha", sobre libreto de Cátulo Castillo, que fue ewtrenada con estruendoso éxito popular en el Teatro Enrique Santos Discépolo (hoy otra vez Presidente Alvear), el 24 de abril de 1953. Y se mantuvo con brillante suceso toda la temporada, continuando todo el año 1954, en el cartel del mismo teatro, sin que decayera el entusiasmo del público.

   Aníbal Troilo no podía haber tenido más brillante bautismo y consagración por el teatro, rubricados por un resonante éxito de 500 representaciones consecutivas. 

   La orquesta de Pichuco está considerada entre las mejores por su sonoridad y musicalidad, las que son óptimas en ese sentido. 

   Como compositor de fecunda inspiración, ha dado buenos éxitos a nuestro cancionero siendo autor de hermosos tangos. Siento por Troilo una sincera admiración en todo sentido, pues aparte de muy buen músico, le adornan las más bellas prendas de buen amigo. 

   (Como agregado a la nota de Canaro, podemos escuchar a la orquesta de Pichuco interpretando el tango de Juan Carlos Cobián: Piropos. Lo grabó con su orquesta del 11 de abril de 1944) 

                        



                        

  

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