domingo, 29 de mayo de 2022

Las voces que lucieron con Pichuco

    No cabe duda alguna de que la orquesta de Aníbal Troilo fue "La orquesta de los cantores". La lista de voces que lucieron en su orquesta elimina cualquier sospecha de error. Después de Gardel -el inventor del tango cantado- los mejores cantores que tuvo el tango, se alinearon con Pichuco en algún momento de su trayectoria.

   Floreal Ruiz, Edmundo Rivero y Roberto Goyeneche fueron, a mi juicio -y al de la mayoría- los tres intérpretes más destacados del género. Y Raúl Berón no desmerece en esa lista de lujo. Debemos tener en cuenta que el tango tuvo muy buenos intérpretes vocales, tanto en el género masculino como en el femenino. Y el hecho de que Pichuco contara con todas estas figuras lo dimensionan aún más y demuestran que él fue todo un maestro en la elección y formación de cantores.

                                 

Orlando Goñi y Troilo inspirando a Fiorentino

   Si analizamos los logros del primero que formó en la orquesta: Francisco Fiorentino, tendremos que confirmar una vez más que Troilo tuvo algo de  maestro en el tema. Porque, el que se transformaría en Fiorentino a secas, o Fiore para las barras milongueras y tangueras, pasó por varias orquestas sin el menor brillo. Había arrancado como bandoneonista y Canaro prefirió que cantara.porque no le gustaba como músico.

   En su misión de bandoneonista-estribillista, estaría sin pena ni gloria en conjuntos varios: Juan Carlos Cobián, Roberto Firpo, Pedro Maffia, Juan D'Arienzo, Roberto Zerrillo, en la orquesta de quien había sido su maestro de bandoneón: Minotto Di Cicco, Daniel Álvarez, Ricardo Malerba. En 1931 con la orquesta Fogelman-Gorrese, realizó una extensa gira por Europa sin resultados positivos.

   Es sabido que, cuando Troilo forma su primera orquesta, en 1937, había escogido a Rodríguez Lesende como cantor, pero éste tenía un buen trabajo y no aceptó. O sea,  Fiorentino llegó de casualidad y porque el tiempo se les venía encima. El trabajo que tuvo Pichuco para encausarlo vocalmente con la música, fue tremendo. Y el resultado sorprendente. Si uno escucha culaquier versión anterior de Fiore cantando no puede creer que sea el mismo que estuvo casi 7 años con Troilo dejando 60 hermosas grabaciones. Ni siquiera después, volvió a ser aquel Fiorentino. 

                                  

Troilo con su dulaa de cantores: Edmundo Rivero y Floreal Ruiz.

   Y después vendrían dos cantorazos como Alberto Marino y Floreal Ruiz. El tano Marino tenía un timbre de voz de mucho calibre. Había pasado por las orquestas de Fortunato Martino, Emilio Balcarce, Luis Moresco y Emilio Orlando, cuando Pichuco le ofrece un lugar en su orquesta para compartir con  Fiorentino. Justo iba a ingresar en  la orquesta de Biagi, pero creyó que con Troilo encajaría mejor y aceptó la proposición. 

   Tenía veintitrés años entonces y pronto se ganaría los aplausos de crítica y público. A tal punto que Alfredo Gobbi lo bautizaría como "La voz de oro del tango". Tenía una potencia vocal notable que Pichuco supo atemperar en busca de la interpretación ideal y semejaba a un tenor reducido a barítono.  

   Y llegaría el compañero ideal para Marino. Un Floreal Ruiz que estaba en la orquesta de Alfredo De Angelis y haría historia con Troilo, al reemplazar a Fiorentino. Rápidamente la nueva dupla se ganó los galones a pulso y pasarían a tener un sinfín de admiradores.

   Aníbal Troilo fue siempre muy comprensivo con sus cantores y les abría la puerta cuando alcanzaban un status superior que les permitiría ganar más dinero, liberándolos. Así fue como Marino se lanzó como solista y su puesto sería cubierto por ese cantor de pinta rara, alejada de la pinta gardeliana y con una voz que no terminaba de convencer, aunque Horacio Salgán ya le había dado el plácet en su orquesta.

   Edmundo Rivero, efectivamente,  en  se ganó la gloria con Pichuco y con Floreal lograron una cota aún superior. Alcanzaría a dejar 22 registros discográficos en los dos años que Rivero militó en la orquesta de Troilo, pero sus interpretaciones de temas como Sur, Tu pálido final, La viajera perdida, consagraron a un cantor distinto, genial.

 La lista completa publicada en la revista La Maga
                                          

   Fueron pasando Aldo Calderón Jorge Casal (que tuvo problemas en su garganta y no alcanzó el pico esperado), Raúl Berón (cantorazo), Carlos Olmedo, Pablo Lozano y llegaría otro grande que haría pata ancha en la orquesta abriendo las puertas hacia su cartel definitivo: Roberto Goyeneche.

   El Polaco supo aprovechar la ocasión, ya había mostrado sus garras con Salgán y Troilo le dio todo su apoyo y las armas para que luego saliera por la puerta grande rumbo a la consagración definitiva que le estaba esperando. No era una buena época para el tango, habían ido desapareciendo las milongas donde se bailaba y en las que las orquestas amenizaban dichas reuniones masivas. Pero Pichuco con el Polaco lograron ir sobreviviendo, maravillosamente, antes de que éste se marchara rumbo a la gloria definitiva.

   Pasarían Ángel Cárdenas, Rufino, Nelly Vázquez, Tito Reyes cumpliendo con su rol, aunque en otra etapa menos tanguera. Los discos grabados por todos estos intérpretes están instalados en la historia del tango. Y son imborrables.

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