jueves, 17 de marzo de 2022

Alberto Soifer

   A veces nos da por pensar en nuestras historias personales. Cuántos argentinos y sudamericanos somos descendientes de europeos que huyeron de sus cruentas guerras entre 1914/1918 y 1939/45, además de las dictaduras que se establecieron en países como Alemania, Italia, España y otros lugares de Europa. Y una vez más vemos hoy como esas contiendas militares provocan muertes a granel, destrucción de ciudades y la diáspora de sus habitantes. 

   Precisamente, una familia ucraniana comandada por José Soifer, con dos hijos, huyó de Oyanka (pueblo cerca de Odessa) y viajó a la Argentina para instalarse en el pueblo bonaerense de Coronel Suárez, a unos 600 kilómetros de la capital, por ruta. El 80 por ciento de sus habitantes se dedicaban a la agricultura y la ganadería.

Alberto Soifer
                                      

   Numerosos inmigrantes alemanes se instalaron en dicha población y también una colonia judía con su correspondiente sinagoga. Don José se sintió a gusto en la pampa criolla y continuó ejerciendo su trabajo habitual de vendedor de frutas, herramientas para trabajar el campo y también compró algunos animales y aves de corral, fortaleciendo el respaldo económico, a la vez que llegaron nuevos hijos. Entrevió nuevas oportunidades, vendió sus productos y se mudó con la familia a la Capital

   Uno  de sus siete hijos fue Abraham Moisés, nacido en 1907, que con los años  adoptaría el nombre artístico de Alberto Soifer. Siguiendo los consejos paternos y el ejemplo de dos hermanos suyos que se dedicaban a la música, estudió en el Instituto Santa Cecilia, recibiéndose de profesor y con una medalla de oro como premio a sus capacidades. . 

   Y cuando empezó a tocar algunos tangos como pasatiempo, le agarró el gusto por el género, haciéndose notar tempranamente, al debutar en la orquesta de Juan Maglio Pacho, el legendario bandoneonista que arrastraba a sus hinchas en el Café Nacional de la calle Corrientes. Alberto Soifer tenía apenas 15 años y ya formaba en un conjunto de campanillas,  viviendo la fiesta en sí misma y marcando rumbos en su promisoria carrera.

La orquesta de Soifer, con Ahumada, José Basso, Quiroga y otros
                            

   Pasó por diferentes orquestas, reemplazando a Riccardi, por enfermedad,  en la de Francisco Canaro, estuvo con Fortunato Matino, con Fresedo  y en 1929, ya con una experiencia temprana, forma en el sexteto de Carlos Marcucci, que era muy celebrado y lo integraban; el propio Marcucci y Salvador Grupillo en bandoneón, Violines: Mauricio Saiovich y Luis Gutiérrez del Barrio, Contrabajo: Adolfo Krauss y Soifer al piano. 

   Tenía apenas 22 años, pero ya mostraba incluso sus capacidades de organizador y administrador, algo que no estaba al alcance de Marcucci, por lo cual, era quien controlaba ingresos y gastos. En sus primeras composiciones, estuvo un foxtrot: Suavemente, que logró gran popularidad, y a él no le causaba gracia porque lo hizo a pedido de un amigo -Hugo Zamora, autor de la letra- y él pensaba que era un tema frívolo. (Lo grabó incluso Enrique Rodríguez).

    Otro mojón muy importante de su carrera lo gestó sin saberlo Fernando Ochoa cuando les presentó a Luis Bayón Herrera y Manuel Romero. Con estos dos directores cinematográficos se introduciría en la industria del cine musicalizando todas las películas de ambos,  durante más de veinte años. También lo haría en los Teatros de revistas y sería director-organizador de Radio Belgrano. Entre los temas que creó para el cine figura "La muchachada de a bordo", que compuso para el filme del mismo nombre dirigido por Manuel Romero. Este tema se convertiría en la Marcha Oficial de la Armada Nacional.

                                    

Componiendo con Horacio Ferrer

   Formaría su orquesta propia en 1941 y llevaría de cantor a Roberto Quiroga, a quien descubrió en una tienda canturreando bajito mientras atendía a los clientes. Cuando se crea la famosa audición de radio El Mundo: "Ronda de ases", que se transmitía desde el Teatro Casino, con la actuación de las grandes orquestas, la de Soifer fue contratada para amenizar los entreactos. Incluso grabó para la RCA Victor algunos temas, pero lamentablemente fueron muy pocos. 

   Viajaría a España con su mujer y dos hijas atraído por unos contactos y aunque pensaba regresar a los pocos meses, permanecería allí nada menos que veintitrés años, trabajando en la cinematografía española y destacando por sus innumerables capacidades. Al regreso compondría con Cátulo Castillo los diez temas de la obra "Los inquilinos de la noche" y con Horacio Ferrer los de  "La ciudad de los reos". Fue directivo de SADAIC, recibió varios premios y dirigió una gran orquesta sinfónica con arreglos de Bernardo Stalman.

   En esa celebrada fertilidad del artista sin sosiego, tuvo tiempo para crear temas exitosos como: Milonga criolla, Negrito, Estrellita mía, Milongón porteño, Noches de Buenos Aires, Alondras, La Ribera, Queja de amor, La Ciudad  de los reos, Serenata a un peregrino, El zorzal, El caballo del pueblo, Mi paraguayita y otros. 

   Falleció en 1997 y hoy podemos escuchar a Soifer y su orquesta, cantando Roberto Quiroga en este tema suyo: Alondras, con versos de José María Contursi, que grabó en ritmo de tango y de vals, en 1942. En este caso, en tiempo de valsecito.

                             


   

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