viernes, 25 de febrero de 2022

"El tango es una danza distinta, interminable"

     Así describía el bailarín Orlando Paiva, en un reportaje concedido a Rosario/12 en 2002, su pasión que lo llevó a lo más alto del género. Falleció en Rosario la noche del martes.

   Este viernes 1º de diciembre, Orlando Paiva hubiera cumplido 71 años. Sin embargo, el destino, y una prolongada afectación pulmonar, impidieron el festejo: El martes por la noche la ciudad despedía al que seguramente fue el bailarín de tango más importante de su historia. Y si bien siempre fue vinculado con figuras como las de Robert Duvall, Madonna o Sean Penn, Paiva dedicó gran parte de su vida a la transmisión de conocimientos, a la enseñanza de esas técnicas que lo transformaron en un emblema de las milongas.

   De hecho, la recuperación de espacios en los cuales despuntar el vicio del tango le permitió a Paiva volver a deambular por las pistas de la ciudad, donde desplegó ese estilo personal que lo hacía único. "Lo he visto bailar en las milongas, en el baile de salón, con los pies pegados al piso, sin arabescos, sin cosas raras o acrobacias, como realmente se baila el tango. Tenía una gran elegancia, fue un auténtico milonguero además con un estilo muy rosarino, muy de acá", admite Gerardo Quilici, voz referencial del tango en la ciudad.

                                             


   Por su parte, la bailarina y docente Ilka Luetich --una de las personas responsables de haber trabajado en pos de la recuperación de los bailes de salón-- conoció personalmente a Paiva en 1997, y dos años después bailó bajo su padrinazgo en la Milonga en el Puerto, inaugurada por el propio Paiva en la pérgola ubicada frente al Centro de la Juventud. El vínculo se reforzó cuando Luetich organizó el "Seminario Histórico" que tuvo a Paiva como docente e imán para que más de un centenar de personas se acercaran al maestro más importante del baile de tango en la ciudad. Ese mismo año, el 2003, "El Flaco" fue reconocido como Artista Distinguido por el Concejo Municipal, y la esquina de Güemes y Callao fue bautizada con su nombre.

"Para todos fue un tipo sumamente querible, que tenía un estilo propio, muy distinto a lo que se baila en el mundo, un modo de agarre distinto de la pareja. Tenía desarrollada toda una técnica especial para la mujer, de la colocación de los pies y demás. Fue el creador de ciento y pico de figuras, bailó con las más grandes orquestas. El amaba a Pugliese y bailó para él, fue el primero que enseñó tango en Japón, y después está el tema de sus clases en un restaurant paquete de la costa oeste de los Estados Unidos, donde conoció a Madonna, Raul Juliá, Jane Fonda, Sean Penn y Robert Duvall", recuerda Luetich.

   Aunque más allá de codearse con aquellas figuras internacionales, Paiva nunca abandonó ciertos rituales barriales, como el de permitirse sus paseos en sulky a bordo de los carros que él mismo construía, tirados por los caballos que criaba en el mismo galpón en el que había instalado su estudio de danza. "El nucleaba a la gente, y cuando aparecía en un lugar se armaba toda una atmósfera distinta. Siempre estaba muy bien vestido, era muy elegante al bailar, aunque en el último tiempo ya no podía bailar, por el tema del cigarrillo. Es una gran pérdida", resume Luetich.

                                   


   Sin embargo, las semillas sembradas por Paiva ya florecen en las milongas que crecen en distintos puntos de la ciudad. Aunque no será sencillo superar al maestro, según la visión de Quilici: "No sé si hay sucesores de Paiva. Por ahí pueden salir. He visto bailar a chicos y he comentado: "Mirá qué bien que baila este pibe". "Sí, es de la escuela de Paiva", me han respondido. O sea que dejó una marca".

   De una humildad inquebrantable, Orlando Paiva jamás hizo alarde de esa marca forjada a lo largo de los años, según lo evidenciaba en la entrevista que, allá por julio del 2002, le concedía a Rosario/12. "El tango es una danza tan distinta a las demás, porque aquí no hay coreografías prefijadas, sino que los bailarines las van creando a medida que aprenden, inventando figuras nuevas. El tango es una danza interminable, por eso es tan, tan apasionante". Toda una definición de principios".

(Edgardo Pérez Castillo- Publicado en Rosario/12 -Página/12- el 1 de diciembre de 2006)

   Podemos verlo bailando con Laura Tate, en Los Ángeles , el tango "A Evaristo Carriego" por la orquesta de Osvaldo Pugliese. Año 2008.

                                    


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