domingo, 5 de diciembre de 2021

Los jazzmen tangueros

    En aquellos años de fervor juvenilista, de milongas multitudinarias en los clubes de todos los barrios porteños, las veladas bailables eran amenizadas por orquestas de tango y de jazz, que alternaban en los escenarios. Esa costumbre también se extendería a las confiterías céntricas: Montecarlo, Nobel, L'Aiglon, Mi Club, Dominó y otras. Incluso en las principales emisoras radiales. El Mundo, Belgrano, Splendid, era costumbre presentar a unas y a otras.

   Esa música norteamericana, nacida en Louisiana, llegó a Buenos Aires y músicos de tangos se pasaron al género que  había invadido casi todo el mundo. Incluso hubo familias que dividieron sus integrantes entre uno y otro ritmo. Como los Lomuto, los Caló, los Schiffrin, o los Lipesker. O los hermanos Horacio Deval (Adolfo Tudisco ) y Alberto Deval. Este último comenzó cantando con la típica de Roberto Dimas y luego se pasaría a la Jazz Santa Anita (Ritmo en el alma).

                                      


   Entre los tantos tangueros que cambiaron de bando podría citar al pianista Héctor Lagna Fietta, que había pasado por las orquestas de  Juan Maglio Pacho, Alfredo De Franco, Ernesto Ponzio, José Servidio, Manuel Pizarro, Elvino Vardaro, Alberto Cima, Ciriaco Ortiz, Pedro Maffia y en 1928 compartió un quinteto con el catorce añero Aníbal Troilo en el cine Medrano Palace.

   O Raúl Fortunato, que de ser el primer violín en la orquesta de Ciriaco Ortiz, donde estuvo junto a Cobián, Vardaro , Cayetano Puglisi y Aníbal Troilo, pasaría a ser co-fundador, junto a Osvaldo Novarro, de los Hawaiian Serenaders. Fortunato tocaría el trombón y destacaría como arreglador. Por esta orquesta desfilaron músicos importantes como los hermanos Roy y José Granata -trompetistas-, el contrabajista Aldo Nicolini,  o el destacado pianista Carlos García, entre otros. 

  Osvaldo Novarro se llamaba en realidad Héctor Villanueva y era el que cantaba rumbas, porros, boleros, sambas. Anteriormente había militado en la orquesta de Roberto Firpo como bandoneonista y también cantó algunos estribillos en público. Es autor de temas como La rumbita candombé (Con Batistella y Fortunato) que grabaron Fresedo, D'Arienzo, Canaro, Enrique Rodríguez, entre otros y Candombera.
                                   
Raúl Fortunato y Osvaldo Novarro


   La Orquesta Panamericana de Eugenio Nóbile brilló en el laberinto de la noche porteña, circulando por radios, boites, escenarios y bailes. Tocaba música romántica, melódica y canciones caribeñas que invitaban a mover el cuerpo. Estudió con maestros de calibre y de niño intervino como violinista adelantado en conjuntos que hacían zarzuelas y operetas. Con Juan D'Arienzo, vecino del barrio -como D'Agostino-  fueron violinistas jovencitos en la famosa Cauvilla Prim, orquesta que tocaba zarzuelas y temas españoles.. 

   Pero el tango lo atrapó tempranamente por influencias familiares y así se alineó en orquestas destacadas como las de Augusto P. Berto,  o la de Juan Maglio Pacho.  Con Juan Polito formó una orquesta que grabó en Brunswick y luego se largó sólo en los cines Gaumont, Paramount y el cabaret Imperio. Por sus conjuntos pasaron músicos como José Pascual, Héctor Varela, Eduardo Del Piano y hasta el Mono Villegas que luego saltaría al jazz. Compuso los tangos Quimeras, que luciría en el Sexteto triunfador de Julio De Caro, Se fini, grabado por la orquesta Bruswick, El Lido, Cocoliche y Cuando hace falta un amigo, ambas con letra de Dante A. Linyera.

                              
Nóbile, Gobbi, Panchito Cao (otro que hizo jazz y tango) y Pugliese


   Eduardo Armani fue todo un personaje. Cajetilla de pinta y enorme talento. Su padre fue cantante lírico del Colón y él anduvo entre pinceles y atriles. Pudo ser un gran pintor pues frecuentó la amistad de Petorutti, Xul Solar o Spilimbergo. Nació y se crio en Corrientes y Paraná donde tuvo de compañeros de correrías infantiles a Juan José Castro y los hermanos Ennio y Remo Bolognini que serían músicos de alto nivel. Incluso anduvo con Ángel D'Agostino y Juan D'Arienzo, en aquellas aventuras tempranas, dado que eran también vecinos.

   Se decidió finalmente por la música y jovencito integró las orquestas del Colón y la primera Sinfónica del país. Como violín solista acompañó a Isadora  Duncan en el Ópera y a la compañía de Madame Rasimi, donde actuaba la venerada Mistinguette. Estuvo en el Moulin Rouge y en el Casino de París en los años '20. También acompañó a la Pavlova en el Coliseo y la rusa se lo llevó en gira por el continente. Merodearía el jazz pero destacó en la orquesta de Adolfo Carabelli que grababa en la Victor, y reforzaba orquestas (Lomuto, Cobián) en el disco.

                                       
Armani en la película Así es el tango - 1937


   Fue muy amigo de Gardel que lo felicitó  por su tango Normiña (Norminha), dedicado a una muchacha que conquistó en Brasil.  Como no tenía letra, Gardel se lo llevó a Antonio Capone, portero del Ta Ba Ris, que se la escribió y Gardel lo grabó el día de Nochebuena de 1926. A pedido de Canaro. que siempre reclamaba material, compuso unos 20 tangos. Fundó la orquesta Armani-Cóspito (otro que grabó tangos como Don Goyo). Luego tuvo su propio conjunto de jazz, con la cantante Helen Jackson, que animó  animó bailes aristocráticos o cajetillas en el Club Italiano, Gimnasia y Esgrima  junto a la típica de Fresedo, su socio en la boite Rendez vous.  Creó aquel porro "Santa Marta...Santa Marta tiene tren...", que triunfó en Colombia. Hizo cine y su orquesta mantuvo siempre un sello de distinción.

   Oscar Alemán fue un genio de la música. Nació en el Chaco, tocaban y bailaban de chicos con su padre y sus 4 hermanos. Viajaron todos a Brasil para actuar, la madre murió, se separaron con sus hermanos a dos de los cuales jamás volvió a ver, durmió en calles y plazas, abriendo coches, pidiendo limosna, hasta que pudo comprarse un cavaquinho, comiendo un pan y una banana diaria. Trabajando de portero en una boite, un día faltó un número y le dejaron armar dúo con el guitarrista Gastón Bueno Lobo, con el que luego  recorrería Brasil. Un bailarín negro los llevó a Europa. Estando en Madrid Josephine Baker se entera de sus cualidades y lo manda llamar. Con ella trabajó en el Casino de París, triunfó y al estilo de Django Reinhardt, armaría el Quinteto del Hot Club, de Francia.

   Tocó jazz al lado de grandes como Duke Ellington, Louis Amstrong o Billy Coleman en encuentros privados. Cuando regresó al país trabajó en la renovación del tango y formó el "Trío Victor" (o Les Loups), con Elvino Vardaro y Gastón Lobo. Grabó tangos: Recóndita, Página gris, El presumido y también su Guitarra que llora con guitarras hawaianas, en 1928. D'Agostino-Vargas dejaron una bella versión del tango en 1943. Luego Alemán se dedicó al jazz, la música brasileña y fue todo un suceso.

   Las denominadas "Orquestas características", fueron grandes animadoras de veladas milongueras y radios. Se distinguían por un repertorio ideal para inmigrantes españoles e italianos. Tocaban una música sencilla y alegre. Feliciano Brunelli (Felicien), nacido en Marsella, hijo de un italiano afinador y luthier de acordeones, fue el que tuvo más aceptación. A tal punto que grabó 763 temas, casi todos en la RCA Victor, en cuya sede central está su foto enmarcada como uno de los músicos que más dinero le hizo ganar a la empresa.

                             


   En Rafaela (Santa Fe), donde vivía con su familia, lo descubrió Elvino Vardaro que lo llevó a Buenos Aires, alojándolo en su casa.  Allí creó su famoso vals Ilusión de mi vida, dedicado a la sobrina de Elvino. Dominaba el piano y el acordeón y en 1933 creó el Cuarteto criollo, con Vardaro en violín, Spina en guitarra y Vicente Fertonani como segundo acordeón, actuando en el Café Lombardo y en El Nacional. Para debutar en radio Splendid forma el  Cuarteto del 900, con él al piano, Vardaro en violín, Troilo en fueye y Enrique Bour con la flauta, haciendo tangos de la guardia vieja. A continuación forma su Gran Orquesta Característica con 15 músicos que tendrán un éxito impresionante y duradero. Creó algunos tangos, entre ellos Vamos, con Scianmarella, que grabó Di Sarli con la voz de Podestá.

   El puntano Juan Carlos Barbará, (Se llamaba José Antonio Barbará) muy buen pianista, formó a sus 16 años, la orquesta típica Barbará-Canale, que actuó en clubes y emisoras radiales. Pasaría por la orquestas de José García, Mario Azerboni y Roberto Firpo hasta que en 1938 crea una Típica y Jazz que alterna con éxito en las confiterías de moda.  Y en 1940 por sugerencia de Jaime Yankelevich y padrinazgo de Francisco Canaro conforma su orquesta característica, convocando a excelentes músicos que además brillabaA Osvaldito en su vestimenta, dejando el piano por el acordeón.  

   Trabajó en dos películas y luego de una larga gira se radicó en Estados Unidos durante 14 años, viajando y actuando por todo el país. Lo convocan de Canadá en 1974 y se radica en Montreal, actuando con su acordeón y cantando. Volvió fugazmente a Argentina para presentar su Misa-Tango, con el auspicio de la Municipalidad de Lanús, que fue donde comenzó su carrera cuando llegó de San Luis. Falleció en Montreal y entre sus numerosas creaciones personales podríamos citar la Milonga del sentimiento que grabó Di Sarli con Rufino. 

    Entre otros destacados cabría agregar a Wáshington Bertolín (Osvaldo Bertone), hijo de unos inmigrantes piamonteses que arrendaban una isla del Delta conde cultivaban fruta que luego vendían. A Osvaldito le gustaba mucho el instrumento que tocaba un peón y su padre le compró un acordeón. Aprendió rápidamente estudiando con profesores y fue algo mágico. Lo contrataban para actuar en cines, fiestas y la familia comenzó a depender de su éxito. El dueño del Broadway lo bautizó Bertolín. A sus 16 años debutó en la orquesta de Edgardo Donato y fue una bomba. Estuvo 5 años con Donato, grabó numerosos temas con la orquesta y luego fundaría el sexteto de jazz con Washington García. Al fallecer éste se quedó con el nombre Wáshington Bertolín.
   
   Para matizar la nota podemos  escuchar Candombera, por la Hawaiian Serenaders, cantando Osvaldo Novarro. Grabado en 1948.
                                           
 
     Y también Recóndita , tango de Fausto Frontera, por el Trío Victor (Elvino Vardaro, Oscar Alemán y Gastón Lobo). Grabado en 1929.              
                                          

      O a Bertolín con su conjunto interpretando La cumparsita.
 
                                       

                       
   

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