miércoles, 14 de abril de 2021

Ebe Bedrune pregunta....


                                                   ...y Roberto Firpo contesta.
 

Roberto Firpo. Bastaría Alma de bohemio para definirlo.                            

Bien sabemos de la musicalidad exquisita de sus composiciones y es una lástima que no componga más, quien nos ha regalado El amanecer, El rápido; no tiene derecho a dejarnos sin que su inspiración se trasunte en música llena de colorido y emoción.

-¿Cómo es eso, maestro?

-Es que he trabajado mucho y desde hace mucho: hoy siento un poco de nostalgias de la tranquilidad del hogar. Y es por ello que he abandonado en parte mis actividades artísticas.


-Es verdad, ha dicho usted, en parte, porque según creo, sigue usted con el cuarteto que tantas satisfacciones le ha deparado.
-Efectivamente, Ebe; tengo compromisos que cumplir  para grabar con el cuarteto.

-Siempre graba en Odeón, ¿verdad?
- Sí, hace ya más de treinta años que pertenezco a esa casa, donde ya me siento como en la mía. Recuerdo cuando intenté la grabación, allá por el año catorce. No les convencía el piano en la orquesta típica, pero a pesar de ello hicimos una prueba. No hubo mayor entusiasmo, pero por casualidad, un cliente que lo oye se interesa por el disco y la casa ve lo que entonces sería una gran negocio. 

-¿Y luego?
-Entonces me ofreció un contrato de exclusividad que me hizo abrir de la música para dedicarme a ser hacendado.

-.¿Y cuándo vuelve al tango?
-Recién en en el año treinta, donde recomienzo con nuevos bríos y entusiasmo mi actuación radial.

-Don Roberto: ¿Cómo hizo Alma de bohemio?
-Fue en el año catorce. Florencio Parravicini, el magnífico Parravicini, estrenaba una obra teatral donde él debía aparecer interpretando un tango en el violín. Me pidió algo que fuera muy melodioso: Y cuando le hice escuchar lo que había compuesto, me abrazó diciéndome que era lo que él imaginaba. ¡Que compañeros! ¡Y qué momentos aquellos! Ebe, voy  a contarle esto que viene ahora a mi memoria: Yo actuaba en el Café de Hansen, en un trío que integrábamos con Juan Carlos Bazán y Francisco Postiglione. ¿Se iaagina Ebe lo que nos pagaban? ¡Tres pesos por noche! ¡Uno para cada uno! ¡Ah!, y la mayoría de las piezas había que interpretarlas. Eso era  más o menos por el año 1907...
 
Calla Firpo y hay en sus ojos una luz. Es el reflejo del recuerdo, porque Firpo es un hombre riquísimo en anécdotas y de una personalidad bien definida.
 
-Pero, Don Roberto, cómo es que no compone ni actúa más?
-Posiblemente vuelva el año próximo con la orquesta; actualmente preparo algunas cosas y paseo un poco.

Efectivamente, Roberto Firpo vive en la tranquilidad de su hogar e instruyendo a sus hijos en los misterios de su misma emoción. Se está construyendo un chalet en Don Torcuato, para vivir más cerca del sol y de los recuerdos.
                                                                                                                          
 


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