jueves, 4 de junio de 2020

Mi noche triste

No hay dos sin tres. Este tango comenzó llamándose Lita y lo estrenó su autor, el pianista Samuel Castriota, con un trío en el Café El Protegido, de San Juan y Pasco, cuando corría el año 1916. Pascual Contursi, que estaba cantando en la boite Moulin Rouge de Montevideo, propiedad de Emilio Mattos (padre del autor de La cumparsita), se dedicó a ponerle letra a varios tangos conocidos que eran instrumentales. Por supuesto, sin conocimiento de los autores.

Así fue sucediendo con La biblioteca, de Berto; La guitarrita, de Arolas; Champagne tango, de Aróztegui, o El desalojo, de Gentile, que transformaría en Flor de fango, por ejemplo. Todos estos temas trascenderían, y un día escuchó este tango Lita, que le pareció apropiado por sus formas musicales, para endosarle unos versos (Mi noche triste) que llegarían a ser escuchados por Gardel, quien, lo graba, transformándose en el primer tango con letra.

                             
Y ¡qué le hace una mancha más al tigre...! Con esto de la cuarentena que nos tiene almidonados en casa, a mí también me agarraron ganas de ponerle otros versos y así surgió "Mi noche triste b". Total, Castriota y Contursi ya guerrearon bastante a cuenta de aquella intromisión del primero y el mundo sigue andando. Como expresé al comienzo. No hay dos sin tres... Y estos versos me vienen inspirados por esta pandemia que nos ha secuestrado...


Pandemia que me amuraste
Con esta que se prolonga,      
Dejándome sin milonga,
meta morfi y botellón,
Yo que nunca me aburría
Para mí no hay más que tele,
el sofá, silla, el colchón…
Y le pego duro al faso
Pa’ olvidarme del cagaso
Que me deja el moscardón.

Cuando abro la ventana
y los veo disfrazados
a sus perros apareados,
y al vecino relojear,
campaneando la distancia,
ese empeño y la constancia
no dan ganas de bajar.

Ya no luzco en el bulín
Aquel andar compadrito
Empilchado y tostadito
Con solcito y bronceador.
El espejo está cabreado
Si parezco un encanado
en Devoto por ladrón.

De noche cuando ya es tarde
Al wisky le doy buen pesto
Pues de esta forma me apresto
Con la ilusión de atorrar.
Y soñar con angelitos
Que se llevan al bichito
¡Y del pandemónium, chau!

Mis pilchas en el ropero
Todavía están colgadas,
No me entra nada, nada,
Y ni hablar de un pantalón…
Y aquel lengue, maravilla,
que con orgullo lucí
lo convertí en mascarillas…
pa’gambetear al Covid.


jmo

Y mi amigo, el cantor y guitarrero Martín Rasskin, lo canta acompañándose con la viola. En la primera frase lo deja asomar a Carlitos y después es él con su porteña gallardía. El video es obra suya y nos dedica unas imágenes a BIEN MILONGA:
¡Atenti!

                                                

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