lunes, 8 de octubre de 2018

Eduardo Escaris Méndez

Poeta de buena pluma, de corte lunfardesco, dejó pocas páginas, pero de largo alcance, mereciendo con toda justicia el recuerdo por su obra tan personal. Tenía cultura, evidentemente, era un hombre leído y aunque se destacó por sus pinceladas porteñas y el desenfado porteño en el tango, también incursionó en el periodismo, en viñetas de tipo humorístico y en letras de canciones criollas y estilos, muy bien diseñados estilísticamente.

Se decía discípulo de Andrés Cepeda, aquel poeta culto que estuvo encarcelado y murió en una pelea a cuchilladas, debido a sus malas compañías. Y estaba emparentado estilísticamente con Felipe Fernández Yacaré y Bartolomé Aprile, en el atrevimiento, el temple y ese arte de cincelar ciertas imágenes de la ciudad portuaria..  Escaris también llevó una vida irregular, José Gobello dijo que explotó mucho tiempo locales de juego y que al final de su vida vendía libros en las famosas boquineries del Cabildo, luego trasladadas a la Plaza Lavalle.

Eduardo Escaris Méndez
                                   

Sus tangos más logrados, y por ende, los más famosos, fueron En la vía, que estrenaría Rosita Quiroga en 1926 y Barajando, ambos con música del pianista Nicolás Vaccaro, que entre otras, tocó en las orquestas de Osvaldo Fresedo y Juan D'Arienzo. Incluso entre ambos también firmaron los tangos El tacuarazo, Taquerita chispeadora y Funyi claro. Vaccaro contaba que en un cine del barrio de Boedo, fue donde Gardel estrenó este último tango y lo hizo llorar de la emoción. Al terminar la actuación fue al camarín a saludarlo y el propio Gardel le diría:
-Así no... si te ponés así no lo canto más. Sabés que es un tangazo. saldrá como un cañón cuando te lo grabe.." Cosa que no sucedió. En cambio lo registró D'Arienzo con Carlos Dante en 1928.

Carlos Gardel llevaría al disco cuatro temas de Escaris Méndez. El citado Barajando, Media noche (música de Alberto Tavarozzi), Así canto yo (con Graciano de Leone) y el hermoso valsecito La pena del payador con los hermanos José y Luis Servidio. Aparte, con Eduardo Bonessi compusieron: La rodada, Lamento gaucho, Mi azucena, La Boca está de fiesta, Allí nací, Soltando mis penas. Con Rosita Quiroga: Campaneando la vejez. Con Rafael Giovinazzi: Alta clase.  Y, entre otros, con Graciano de Leone: Cinta azul, Así canto yo y La cornetita, que es todo un poema lunfardo.

Su gran éxito: Barajando, lo estrenó en el cine Metropol, en 1928, la orquesta que dirigía Roque Biafore, en la cual actuó en forma circunstancial el propio Nicolás Vaccaro. Y fue un golazo en la versión de Juan D'Arienzo con la interpretación vocal de Alberto Echagüe. Allí alcanzó su máxima popularidad.

Con las cartas de la vida, por mitad bien marquilladas
como guillan los malandros, carpeteros de cartel
mi experiencia timbalera y las treinta bien fajadas
me largué por esos barrios a encarnar el espinel.

Ayudado por mi cara de galaico almacenero
trabajándome a las servas de una familia de bien,
y mi anillo de hojalata con espejo vichadero
me he fritado a muchos vivos, como ranas al sartén.

Pero en cambio una minola, que me tuvo rechiflado
y por quien hasta de espaldas, con el lomo caminé,
me enredó con su jueguito, tan al lustre preparado
que hasta el pelo de las manos de cabrero me arranqué.

Mientras yo tiraba siempre, con la mula bien cinchada,
ella en juego con un coso, mayorengo y gran bacán,
se tomaba el conterroso propiamente acomodada
y en la lona de los giles, me tendió en el cuarto round (...)

Se nota que Escaris era experto en las cosas del juego de naipes, por el anillo de hojalata con espejo vichadero que servía para espiar las cartas cuando se reparten. Las cartas marquilladas, o sea, marcadas. Guillan los malandros: Hacen fullerías.

                                   
Eduardo Escaris Méndez nació en 1888 y murió en su ciudad porteña en 1957.Como Pascual Contursi y Dante A. Linyera, Escaris terminaría sus días en -un manicomio- el Hospicio de las Mercedes, con sus facultades mentales alteradas. Creo que vale le pena rendirle este pequeño homenaje de recuerdo porque algunos de sus temas, como los dos más interpretados por orquestas y cantores, también dejaron huellas en mis años juveniles.

Y em encanta volver a escucharlos. En la vía, por José Basso cantando Jorge Durán, grabado el 27 de julio de 1951. Y Barajando por D'Arienzo-Echagüe llevado al disco el 15 de junio de 1948.

En la vía- José Basso-Jorge Durán

Barajando - Juan D'Arienzo- Alberto Echagüe

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