martes, 26 de diciembre de 2017

El tango y sus pajaritos

Hay numerosos tangos en los que nombran en sus títulos  a pájaros y aves argentinas, especialmente bonaerenses. De cuando la ciudad no estaba tan llena de hormigón como hoy, y había espacios abiertos, retazos de campiña, plazas y parques grandes con arboledas donde anidar. Muchos de estos ejemplares han emigrado o han ido menguando pero vale la pena reconocerlos y recordarlos, que es como volver un poco a la infancia. Y al tango.

                                                     


Por ejemplo, el simpático picaflor. Edgardo Donato le puso música a unos versos de Máximo Orsi y lo homenajeó en su tango: Picaflor. Lo grabó con el cantor Juan Alessio y más tarde con Jorge Ortiz cantando los versos. Y éste es el picaflor, con que luego se  simbolizaría a los machos conquistadores. Un pajarito minúsculo que picotea el néctar de las flores sin parar de revolotear. Emiten un zumbido con sus alas cuando lo hacen, y no se les divisa cuando vuelan. Son polinizadores, al picotear en tantas plantas.

                                               

"Al amanecer tiene tu cantar / Ave pequeñita, / y al primer fulgor / de la rama está / linda tacuarita". Con estos versos de Gabino Coria Peñaloza y música de Juan de Dios Filiberto, se hizo realidad la zamba: La tacuarita, que grabaría carlos Gardel con sus guitarristas, en 1923. También hay un tango de Carlos Posadas con dicho nombre. Este pajarito, de diversos colores, mide unos 11 centímetros y anda por los árboles mediante pequeños saltos o vuelos cortos e inquietos.

                                          


La torcacita es un hermoso tango del pianista José Martínez, que Carlos Di Sarli con su orquesta llevó a la máxima expresión. Ha sido grabado también por orquestas  como las de Enrique Rodríguez, Víctor D'Amario, Juan D'Arienzo y otras. Lleva letra de Francisco Lío que no ha tenido recorrido. Y refiere a una especie de paloma que estaba y continúa en todos los parques porteños con su andar tranquilo. Mide unos 18 cms. y suele anidar durante buena parte del año.

                                           

El bandoneonista Tití Rossi, compuso el tango Dos canarios, que popularizó la orquesta de Héctor Varela. En este caso se trata del ejemplar canoro que alegró y alegra tantos patios de casas y conventillos y que viene a ser el pájaro jaulero y cantarín que conocimos desde niños, en su reducto alambrado. No es un ejemplar silvestre sino doméstico y querido. Y hay ejemplares que son realmente maravillosos cantando constantemente,

                                                 

Uno de los grandes tangos de eduardo Arolas es sin duda La cachila, que estrenó en Montevideo, en 1921. El origen de su nombre nació en una milonga en la que estaban tocando con su conjunto. Había un bailarín que destacaba por su rara manera de moverse en la pista y el violinista Rafael Tuegols, que siempre hacía comentarios sobre los bailarines,  comentó sobre uno de ellos: "Miralo cómo se arrastra ése. Parece una cachila...". Arolas agarró al voleo el comentario y bautizó luego, así, a su tangazo, imaginando a esta especie de ave -Cachirla- que anida en el suelo, se mimetiza con el entorno y pasa desapercibida. Cuando arranca a volar emite dos notas.

                                           

Agustín Bardi y Atilio Supparo compusieron el tango Cabecita negra que grabó Gardel en 1929 con sus guitarristas Barbieri y Aguilar. Este pajarito ha sido domesticado e introducido en jaulas, habiéndose adpatado a su nuevo hábitat. El macho, de plumaje amarillo y verdoso,  tiene un manto negro sobre su cabeza pero la hembra no. Es muy vistoso y emite unos trinos agudos y una serie de notas muy rápidas. Llegan a cantar ininterrumpidamente durante dos minutos, cambiando las notas. Cuando vuelan en bandada no dejan de emitir silbidos.

                                                 

(Continuará)

                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario