miércoles, 17 de mayo de 2017

Leo Lipesker

Se llamaba León Lipezker, era hijo de un matimonio ruso de Odessa que llegó a Rosario, Argentina, escapando de las penurias europeas del momento y donde tendrían seis descendientes, de los cuales cuatro se dedicaron con éxito a la música: Félix, León (que le quitaría artísticamente la ene final a su apellido). Santos y Freddy. Los dos últimos se deicaron preferentemente al jazz, aunque el popular Santos Lipesker, tocara el bandoneón, escribiera algunos tangos, militara en orquestas y grabara también esta música.

Leo estudió el violín, bandoneón, saxofón y clarinete y siguió los pasos de su hermano Félix, bandoneonista,  que se enrolaría tempranamente en la orquesta de Julio De Caro. Con 13 años, Leo  ya estaba instalado en Buenos Aires y sería primer violín en la orquesta de Pedro Maffia, e incluso participaría de la gira que hizo la misma por Chile en 1935, y en la que también formaba su hermano Santos, tocando el bandoneón y el clarinete.

                                       


De allí saltaría a la formación de Miguel Caló, que ya palpitaba los futuros éxitos de su orquesta de las estrellas, y luego de las actuaciones con un trío en el exterior, se enrolaría en la orquesta de su hermano, Roberto Caló. En la misma lo ví varias veces cuando estaban en la confitería Nobel, donde yo acudía a bailar. Y se lucía Leo Lipesker en los solos de violín que le marcaba el pintón director.

Siempre supo aunar las aspiraciones artísticas con las comerciales. En 1959, formó el cuarteto Los notables del tango, con Leopoldo Federico, Omar Murtagh, y Manuel Flores (lo reemplazaría Osvaldo Berlingieri)  y daría un gran salto de calidad al conformar el Primer Cuarteto de Cámara del tango. Para ello alistó a Hugo Baralis como segundo violín, Mario Lalli en viola  y José Bragato en violoncello. Leo era el primer violín y los arreglos se los encargó a Pascual Mamone.

                                              

Tuvieron  notables audiciones, grabaron en los ellos Odeón y Microfón, temas como Recuerdo, Lo que vendrá, La cumparsita, Loca bohemia, Todo corazón, La bordona y Sueño azul, entre otros. Luego formaría su propia orquesta, acompañaría a Roberto Rufino, formó un Sexteto con Osvaldo Requena y comenzaría a despachar éxitos como compositor, aprovechando su unión con Alejandro Romay en "Grandes valores del tango", que salía por radio Libertad. Entre sus trabajos, registró un CD con temas de Mariano Mores, utilizando el respaldo de éste, y como directivo de un sello lanzó un larga duración con voces jóvenes del tango.

                                   


En la ristra de composiciones que fue cosechando se mezclaron piezas de distintos géneros populares. Entre los tangos que firmaba con el seudónimo de Riel, se destacaron El último guapo y Sueño malevo (con Abel Aznar), La porteñita, Puede ser que no te rías y Milonga de cien esquinas, con Reinaldo Yiso, Todo es amor, con Alejandro Romay, Eslava con Pascual Mamone, Una historia más , con Raúl Hormaza y José Basso,  o Tuyo es mi corazón, con Héctor Stamponi. Su alianza con Romay y su perfil profesional en la Editorial Julio Korn, le permitieron la difusión y popularidad de estos temas, que seguramente no merecieron tal éxito, en su mayoría. Pero, en su faceta de músico, no se le pueden negar las virtudes que atesoró y que demostró en los distintos trabajos que desarrolló.

Podemos apreciarlo en dos temas. Con el Cuarteto de cámara del tango en La cumparsita. Y con su orquesta, en los temas instrumentales de Mariano Mores, Cada vez que vez que me recuerdes y Cristal, en un mismo registro.

Cuarteto de cámara - La cumparsita

Leo Lipesker Orquesta_Cada vez que me recuerdes-Cristal

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