lunes, 21 de noviembre de 2016

Poemas, tangos, valses en la lluvia.

El único argentino que conocí, además de mis profesores de castellano, que pronunciara las elles, como nos enseñaron, fue el presi Arturo Frondizi. Él decía lluvia, calle, orgullo, belleza, así como suena. Nosotros lo cambiamos y batíamos yuvia, caye, orguyo, beyesa, tal cual suena. Y les nuevas generaciones le volvieron a dar su toque y ahora es shuvia, cashe, orgusho, beshesa... ¡Que vachaché! el idioma es como el chicle, o el bandoneón, se estira, se abre, cierra y sobre todo canta. Y nosotros cantamos...

 Porque además de meternos los tangos en el cuore, como si se tratase de un cofre, también, a veces, escribimos algunos poemas referidos al gotán, viste. "A veces, algunas veces, el cantor tiene razón", como cantaba la navarra María Ostiz.





                                       

Y porque en Madrid llueve-yueve-shueve desde el domingo a la matina y a va seguir descargando agua del cielo unos cuantos días. Por eso, mientras escucho algunos tangos y valsecitos, acompañando al mate temprano y las medialunas, como paraguas contra la mufa, estirando la nostalgia, este tango de Adolfo Avilés y Torres Ríos: Mirando la lluvia, me pone la marcha atrás automática. Lo grabó Pugliese con las voces de Chanel y Morán:

Tras los vidrios turbios, mirando la lluvia,
unas cuantas cartas, un perfume viejo
y una trenza rubia...

Y me pongo a bucear precisamente en unos cuantos versos que fui escribiendo en el tiempo. Y de pronto me reencuentro entre mis marchitos papeles, con este poema que tenía bastante olvidado, pero que quiero rescatar ahora, en esta página. Y lo comparto con ustedes, total...llueve....




De Milongas                                                                
                                                                                              “..¿Quién, al oír el arranque
                                                                                                  de un son tan brillante,
                                                                                                  no sale a bailar?...”
                                                                                                           Leopoldo Díaz Vélez

El farol epónimo alumbra.

Al escuadronar las móviles siluetas               
en el espacio mítico,
un laboratorio de alquimia existencial y emocional
poderoso, contubernal,
descubre el magma de la memoria,                                                      
y el nudo de los cuerpos devora la noche,
decenas de vida se entrecruzan
de forma bellamente plástica,
cuando la música, vibrando femenina,
es la arcilla sobre la que se modela el acto coréutico
 y tocados por una extraña sensación del abismo,
embriagados de vida
cosquilleando
con los énfasis necesarios del sentimiento personal
donde no existe el qué sin el cómo,
-celebrantes- bailan el eterno tango.

y el aedo amplifica cantábiles melodías
que abrevan en el agujero de la nostalgia
Y el afinado engranaje avienta su liturgia
en el viaje del bailarín a la libertad.


                                          j.m.o. 



Y cuando uno está en el baile, baila. Eso decíamos. así que me encontré con este otro que tenía perdido y que también tiene que ver con ese íntimo desasosiego, la noche brusca que llega y que me pone frente al pozo de la memoria, flaqueando en el via crucis a que nos someten los políticos de pacotilla y las cosas olvidadas que vuelven desteñidas, según el Catunga Contursi dixit




Nocheando


Nochear
Con la luz de las estrellas
Iluminando destinos,
Sueños de amor infinito,
Franqueando sombras de vida
Con una insomne ilusión.                                         
Nochear
Con la música de un tango
Llegando desde el recuerdo
Y hurgando, mágico, un tiempo                      
Hasta el fueye de Pichuco
Y el fiel compás de Don Juan                                       

En ese paisaje amigo
noctambuleando con vos
Royendo tus labios tiernos,
Envolviéndonos de olvidos
En la inanidad de nochear,
Es pactar con la aventura,
Con dulce avidez de amar,
Con vigilias, luz de luna
Y ese nudo de los cuerpos
Que enmarca la inmensidad.

Nochear
Junto a nuestra amada en celo,
Abrazados, fantasiosos,
Desparramando piruetas
Imantados por la orquesta
Girando en tiempo de vals.
Nochear
Con los sentidos expuestos,
El umbral del alma un temblor,
Las ansias de las caricias,
Bajo la piel afiebrada
Viboreando el corazón.


                    j.m.o.

Me piacce tantísimo la poesía, los grandes escritores que han derramado poemas para la posteridad. Y cada uno, modestamente se imbrica en el tema con el mayor o menor talento que la vida le ha dado.
No pretendo deslumbrar a nadie, simplemente mostrar esa otra faceta que siempre tuve y que nos sirvió a los muchachos de la barra para recordar pasadas hazañas o noches de jolgorio. Son todos papeles perdido en la barahúnda de la vida y no me preocupa. Lo que sobra es papel, pluma  e imaginación, para trazar unos versos simplones pero que me sirven para dibujar retazos de vida.

                                    


Que además acompaño con el citado tango de Pugliese-Chanel-Morán, grabado el 20 de diciembre de 1946. Y mi amigazo de Mataderos, Ángel Yonadi, que tuvo la idea de incrustar, recitando, mi verso dedicado a Angelito Vargas, el ruiseñor de Parque Patricios, en un tango de la genial yunta: D'Agostino-Vargas.Se trata de Adiós arrabal, de Juan Bauer y Carlos Lenzi, grabado el 9 de septiembre de 1941. Vamos...

Mirando la lluvia- Osvaldo Pugliese-Chanel-Morán


    




 

2 comentarios:

  1. Muy bueno Don Osvaldo-Chanel y Moran......"....espejo mojado...pobre solterooooonnnn,llueve en los cristales ..y en
    ......." Lastima que AQUI en nuestro pais, no se escuchan esos
    tangos, con sus maravillosas letras y musica....estamos invadidos por una musica que muchos, NO ENTENDEMOS...pero, los
    que hemos sido "previsores", abrimos el cofre y aparecen los
    de pasta, los Larga duracion y hasta algunos grabados de un
    solo lado....CREO que es vivir ACTUALIZADO... o NO...??

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    1. Cada uno se afferra a su época y a sus recuerdos, como nosotros... Los jóvenes viven el agitado presente.

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